Aprender a hacer cosas divertidas con la tecnología, que ayuden a vivir mejor, usando lo que hay y en función del lugar que se habita. Ese es uno de los principales motores que mueven el libro Escenas de otra vida cotidiana.Tecnologías de Información y Comunicación, transmisión, aprendizaje y cultura de uso, de Daniel Krichman. La obra es la primera publicada por la Editorial Orilla del Camino, también impulsada por el autor y que se presenta públicamente este viernes 26, a las 19. La del libro será el próximo 8 de abril, a las 18.50, siempre en forma virtual.
Otra de las preocupaciones deeste trabajo es invitar a leer la historia de las tecnologías. La meta es poder apropiarse y darles el uso que mejor sirvan a cada persona y a lo colectivo. Así pensado, el libro tiene una función sumamente didáctica, atañe a la comunicación, a la transmisión, la cultura y la tecnología. Es de divulgación, que admite diversos destinatarios.
Escenas de otra vida cotidiana está construido en base a artículos que Krichman publicó en los últimos 20 años. Obedecen a experiencias y reflexiones realizadas en Rosario, Traslasierra (Córdoba) y Buenos Aires, en torno a su tarea de docente, capacitador en el uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación (Tics), especialista en desarrollo digital, y además a punto de graduarse como psicólogo en la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Actualmente reside en Rosario donde tiene la consultora NetAbras con la que orienta a manejarse dentro de internet.
“Tengo la idea de que hay cosas que se están perdiendo, porque a la industria o a la sociedad no les conviene que haya una lectura histórica”, dice Krichman en diálogo con Redacción Rosario y de inmediato cita el ejemplo de Twitter. “Quien accede por primera vez a Twitter cree que está ahí desde toda la vida. Es esto de disfrazarlo de algo trascente para que uno se sienta alojado en ese lugar”, observa de esta red social y sobre la cual en su libro repasa su historia, cómo surgió y se transformó. Una práctica -la de profundizar en la historia de la tecnología y su uso- que propone todo el tiempo hacerla propia.
Los textos reunidos en el libro abren la puerta para pensar la educación y las tecnologías, sobre lo que Krichman llama a salirse del modelo donde hay un docente que enseña y un otro que escucha, para pensar en algo “más rizomático, en el sentido de que todos podemos enseñarle algo a alguien y todos podemos aprender algo de alguien”. En Escenas de otra vida cotidiana hay muchos ejemplos de experiencias donde se aplica esta forma de relacionar aprendizajes y Tics, con una perspectiva inclusiva y de derechos.
Para profundizar en sus reflexiones Krichman cita a Jacques Rancière y su libro El maestro ignorante, cuando habla “de la necesidad de que el aprendizaje verifique la inteligencia del que aprende”, “que la educación o la transmisión debe estar sustentada en lo que quiere quien está aprendiendo y además se verifique esa inteligencia, para encontrar la propia versión de eso”.
Un cambio sustancial que se suma en este debate -apunta Krichman- es la aparición de la Web 2.0: “Es nada más que un cambio en la escritura en los programas. Es una manera de escribir distinta que hace que se pueda procesar todo como base de datos, entonces se cambien los roles, vos podés escribir lo que querés publicar o podés opinar. Y esto me parece sumamente valioso en las tecnologías”.
Tecnologías, escuela y pandemia
«Tuvimos que enseñar con las Tics y aprender al mismo tiempo», «Mis hijos me ayudaban a conectarme», «Yo era cero tecnología y de pronto me tuve que poner al día». Algunas de las expresiones que se repitieron en 2020 de parte de las docentes. De todo eso quedaron muchas vivencias pedagógicas y preguntas. ¿Cómo aprovechar lo común de esas experiencias para mirar hacia adelante? «Cada uno aprovechará en función de lo que necesite”, responde en primer lugar Krichman. Y enseguida invita a no mirarlas como potenciales enemigos sino a sacarles provecho en función de las distintas realidades y necesidades.
“Siempre digo -señala el autor- que lo que hay que tratar de hacer es pensar cómo hacer cosas divertidas que te ayuden a vivir mejor, usando lo que hay y en función del lugar donde estás. Hace muchos años que trabajo ayudando a pequeñas organizaciones y personas a manejarse con la tecnología, y el concepto es: la tecnología es lo que vos sabés hacer y no lo que te venden. Porque lo que te venden es un aparato que está pensado en Estados Unidos o en Europa, y acá se te corta la luz, la conexión no anda o te faltan otras cosas. Entonces uno debe aprender a relacionar las cosas de otra manera”.
También advierte sobre el uso más corriente que se les da a las tecnologías, mejor dicho cómo se venden: “Las tecnologías hoy se venden más como un blasón, como un signo de condición social, de pensar que da más estatus tener cierta marca y no la otra”. Krichman asegura que todo esto hay que aprender a leerlo, no puede pasar inadvertido si lo que se busca es mejorar la calidad de la educación.
Sobre el alma del trabajo
El ibro está prologado por la investigadora del Conicet Susana Finquelievich , además de directora del Programa de Investigaciones sobre la Sociedad de la Información en el Instituto de Investigaciones Gino Germani (UBA). También -a modo de presentación- escribe en la contratapa la doctora en historia, y docente en la disciplina, Marianela Scocco. Una y otra especialistas destacan cómo autor, trayectoria y reflexiones volcadas en el libro son y se presentan como una unidad coherente de acción y pensamiento.
“Focalizándose en la educación, propone usar las tecnologías digitales para aprender mejor, conectarse con otro y construir canales eficaces de intercambio. Pone el énfasis en aprender a preguntar y a formularnos preguntas. Prevé los cambios fundamentales que se realizan (aun tímidamente) y se efectuarán en el rol del maestro y en los procesos de apropiación de contenidos, que ganan crecientemente un hacer intensamente interactivo y multidisciplinario”, dice Finquelievich del trabajo de Krichman. Antes había advertido sobre el autor y el libro: “Este ensayo revela así la íntima relación del autor con su trabajo, con sus trabajos, aparentemente disímiles, pero conectados entre sí. Entre el ensayo y la novela autobiográfica, síntesis de su creatividad, de sus compromisos laborales, es decir de su vida, el libro teje redes a través de tiempos y territorios. De estas experiencias, Daniel extrae una moraleja pragmática: si se quiere hacer las cosas bien, hay que hacerlas uno mismo. Esto significa: de abajo hacia arriba, de la comunidad hacia los gobiernos”.
Marianela Scocco remarca que Krichman fue un pionero en el uso de las Tics en las clases, lo que le permite ir y venir sobre esas experiencias educativas, para pensar nuevos aportes. También señala que el libro aparece en un tiempo inédito. “Se publica en medio de una pandemia mundial que nos obligó al ‘aislamiento social’ (que es más individual que social) y a la ‘conexión digital’ y el teletrabajo (no sólo en educación, claro está)”, dice y añade que es en medio de esta catástrofe, que se impone el “cambio digital”.
“Como dije una vez en un postítulo de Educación y TICs que dictaba el gobierno nacional allá por 2013, frente al reclamo insistente de ‘renovar’ nuestras prácticas educativas, pero sin el equipamiento y la capacitación necesarios; si quienes intentaban aplicar esos cambios fueran a las escuelas de nuestros barrios, ni siquiera se bajarían del auto. Esta pandemia vino a imponer la idea de que, quizá, ya no haga falta bajarse del auto para dar clases. Las y los docentes seguiremos insistiendo que las TICs son una herramienta importantísima pero no pueden reemplazar la presencialidad. Cómo incorporarlas sin perder de vista ese axioma es el eje central de este libro. Necesario, urgente, comprometido y didáctico”, escribe la educadora.
Lecturas y manifiestos
Entre otros aportes al debate sobre las tecnologías y el uso que se les otorga, Krichman suma un ejercicio donde distintas autoras y autores son invitados a contar cómo abordan un libro, para pensar si es posible contemplar de esas reflexiones particulares una pista metodológica en común. Una idea lúdica que bien aplica para otras prácticas donde se involucran la lectura y la escritura.
“Una de las primeras cosas que aprendí cuando se disparó el debate sobre la tecnología es que no podés tener una vida para las redes y otra personal, porque en algún momento aparece la conexión. También plantean otra manera de pensarse a sí mismo y otra manera de pensar cómo uno se muestra. Y la lectura siempre me pareció que la manera de cómo uno la aborda es un indicador de qué vas a sacar de ese lugar. Yo cuento en mi escrito que en la secundaria tenía un profesor que decía que si vos conocés un libro, lo tirás al piso y tiene que aparecer lo que estás buscando. Más allá de la humorada, lo que se muestra en esa serie es que cada uno ve el libro y el abordaje de la lectura de diferentes maneras. Y eso también pasa con los pibes. Deberíamos por empezar en darles libros para elegir, para saber quién es y qué intereses tiene; y que reme con eso y se involucre”.
Otro de los aportes que provocan a pensar el uso de internet y las redes sociales, Krichman lo sugiere en un anexo al final de su trabajo. Es una recreación de un folleto aparecido en 1999 y conocido como The Cluetrain Manifiesto (El Tren de las Claves. 95 Tesis para pensar el fin de la era de los negocios tradicionales), escrito por consultores de Estados Unidos, que “definió -al decir de Krichman- como nadie lo había hecho, la nueva cultura que se avecinaba”.
El autor de Escenas de otra vida cotidiana toma esas afirmaciones y las recrea pensando en las redes sociales. Así la primera de esas tesis decía: Los mercados son conversaciones. Aplicada a las redes sociales, Krichman reescribe: Las redes sociales son conversaciones que expresan mercados.
Al final de este apartado (y del libro) Krichman convoca a sumarse al intercambio: “¿Considerás que alguna de estas tesis debería ser reformulada o ajustada porque no expresa cabalmente el espíritu original, aggiornado a esta época? Déjanos un comentario! conversemos! aprendamos! Este mensaje también quiere moverse”.
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