El Canaya se despachó de Huachipato con un 5 a 0 en cancha de Banfield, donde fue local por el certamen continental. Otra victoria le asegura la clasificación, e incluso un empate lo favorece merced de una muy extensa diferencia de goles. Lucas Gamba, Emiliano Vecchio (p), Joaquín Gutiérrez (ec), Damián Martínez y Luca Martínez Dupuy, los responsables de la goleada
Rosario Central mudó su localía hacia el Sur del Gran Buenos Aires por inconvenientes en el aeropuerto rosarino, pero así y todo le hizo sentir el rigor al conjunto chileno, al que desplazó de la primera posición del Grupo A de la Sudamericana, y quedó muy bien parado de cara a la última fecha ante 12 de Octubre, también como local.
Salvo un desencuentro que hubo entre Jorge Broun y Gastón Ávila a segundos de iniciado el partido que casi le cuenta un gol en contra (error remendado luego por el zaguero), después todo lo bueno del partido se vio en campo de Huachipato. Entre los errores del fondo de la visita y las virtudes del ataque auriazul, los equipos se metieron al vestuario en el entretiempo con el encuentro liquidado.
El equipo de Cristian González –que siguió las alternativas desde un palco del Florencio Sola por una sanción– avisó con una buena jugada colectiva que culminó con un remate de Marco Ruben que el arquero Gabriel Castellón mandó al córner.
El gol llegó a los 26’, en una jugada inesperada, que nada lo hacía suponer: un ataque pintaba para diluirse en el costado derecho del ataque canaya hasta que Lucas Gamba cuerpeó a Ignacio Tapia, le robó la pelota y encaró hacia el arco; en el trayecto esperó a ver si llegaba algún compañero, y como no, la puso de zurda al ángulo.
El conjunto trasandino sólo se arrimaba con algo de peligro ante errores propios de Central. Así fue que Israel Poblete casi lo empata luego de una mala salida del fondo. Los de Arroyito respondieron rápido moviendo la pelota de derecha a izquierda, pero Ruben no estuvo fino en la definición, que fue directo al pecho de Castellón.
La comodidad con la que el Canaya insinuaba transcurrir el trámite del partido se empezó a reflejar en el resultado desde los 36’, con el segundo grito de la noche, en este caso de penal. Emiliano Vecchio –a quien antes le habían hecho uno, no sancionado por el árbitro Christian Ferreyra– fue el ejecutor desde los doce pasos. La falta en el área (agarrón y empujón a la vez) la había recibido Gamba, de gran partido.
Los chilenos comenzaron a entregarse. Volvieron a quedar mal parados en el fondo tras un pelotazo, que dejó al autor del primer gol con varios metros para recorrer en soledad hacia el arco de enfrente, pero en el tramo final se le fue largo el control y Castellón lo primereó en su rápida salida.
En los minutos finales de esa primera parte la historia llegó a su fin: a los 44’, el defensor Joaquín Gutiérrez –que había ingresado minutos atrás para “ordenar” la defensa– pifió primero en su intento de rechazo, y lo peor: la metió en contra de su propia valla después. Y a los 46’, Damián Martínez desvió hacia el arco un buscapié de Diego Zabala, para estirar aún más la ventaja, que le venía por la diferencia de gol, de cara a la última fecha.
En el segundo tiempo casi no hubo partido. Los del Kily sacaron el pie del acelerador, y los chilenos lucían entregados ante tamaña adversidad. Para colmo, a los 32’ la ventaja se iba a estirar aún más, con el grito de Luca Martínez Dupuy, tras capturar un rebote en el área. El mexicano había ingresado minutos atrás en lugar de Ruben.
Y no pasó mucho más, ya que Central tiró toda la carne al asador en la primera mitad, y le fue más que suficiente. Si le gana a los paraguayos, se clasifica. Y si empata, sólo Huachipato lo puede alcanzar en puntos, pero –detalle no menor– existe una ventaja de 10 goles a favor del Canaya, que tiene 7 a favor, contra 3 en contra de los chilenos.
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