Perotti se mostró más independiente de la Casa Rosada, a la que suele acudir en auxilio. Anunció medidas sobre la pandemia antes que Nación y se diferenció en materia de exportación de carnes.

El gobernador Omar Perotti mostró esta semana destellos de soberanía respecto de la Casa Rosada, a cuyo principal morador pareció acudir en la mayoría de las ocasiones para adoptar medidas relacionadas tanto con la pandemia como con la mitigación de sus efectos menos deseados, así como para motorizar las principales inversiones públicas existentes en Santa Fe. De ese modo, anunció sin exponerse personalmente nuevas medidas de convivencia para la segunda ola de coronavirus –que afecta a Santa Fe mala aunque no exclusivamente– antes de que se conozcan las nacionales y se distanció de la decisión del presidente, Alberto Fernández, de suspender por un mes las exportaciones de carnes en procura de reducir los precios locales. La fase 1,5 a la que regresó la provincia desde el jueves se adopta con indiscutible racionalidad fundada en datos (alarmantes), pero en un contexto de cierta anomia social y queja permanente respecto del desempeño de las autoridades legalmente constituidas en relación a la gestión de la pandemia, fenómeno sociológico que pondrá a prueba su efectividad.

Nadie quiere –y algunos no pueden– suspender sus actividades ni modificar drásticamente su modo de vida –incluso su modo de vida pandémico–, a pesar de estar cursando objetivamente el peor momento sanitario desde marzo del año pasado. Tanto, que las autoridades sanitarias salieron, por primera vez, a decir públicamente que el sistema de salud está colapsado y el intendente de Rosario, el radical con partido propio Pablo Javkin, citó a Juan D. Perón para intentar convencer a les ciudadanes de que se queden en casa.

Todo ello ocurrió mientras siguen jugando al fútbol profesional contactos estrechos de jugadores con contagios confirmados por laboratorio y un conductor televisivo –de indudable condición de líder de opinión– le pide a un participante de su show que se quite esa “verga”, por la mascarilla protectora que lleva puesta.

Tomar envión

La realidad epidemiológica hizo dar un paso atrás a Perotti en relación a la continuidad de clases presenciales en la provincia, a pesar de sus deseos y los de los intendentes. El lobby mediáticamente sobrerrepresentado de los “padres por la educación” –¿existen progenitores en contra de la enseñanza formal?– tiene el poder de acorralar a la política, que procura equilibrios entre las necesidades sanitarias y todas las demás.

El gobernador había dejado en off side a la provincia en relación al Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) nacional que estableció categorías de riesgo epidemiológico –de bajo, mediano, alto y en alerta sanitaria–, por medio de las cuales se define si determinadas actividades pueden continuar o deben suspenderse momentáneamente. 

Como Perotti no es Horacio Rodríguez Larreta, el asunto no se dirimió en los Tribunales sino con una reunión del gobernador con Fernández y el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, que maquillaron la situación mediante el envío de 50 respiradores a Santa Fe para que, estadísticamente, el porcentaje de ocupación de camas críticas se mostrara a la baja. Gracias a ello se retomó, por siete días, la presencialidad escolar.

El dibujo duró poco: “Consumimos todo lo que nos mandaron”, dijo Perotti esta semana, con los márgenes de acción severamente acotados por el número y calidad de los contagios de coronavirus (mayor presencia de las variantes Manaos y Reino Unido).

Sin ruedas de prensa ni power point, apoyado en comunicados distribuidos a trabajadoras y trabajadores de prensa vía Whatsapp, el Gobierno anunció la suspensión de la modalidad presencial de clases –que, valga la aclaración, no son todas “las clases”- a partir del miércoles en toda la provincia.

Continúan en forma virtual, para los que pueden, porque las consecuencias del virus con corona exhibieron las desigualdades, también, en materia de conectividad.

El martes 18 por la noche, también a través de comunicaciones por WhatsApp, la Casa Gris adelantó las medidas que entrarían en vigencia a la cero hora del jueves 20. Una mejora comunicacional respecto de los anuncios los domingos por la noche con medidas que entran en vigencia el lunes por la mañana.

El ministro de Gobierno, Roberto Sukerman, uno de los que salió a explicar las nuevas pautas de convivencia en pandemia, aceptó que las anteriores restricciones no surtieron efecto.

“Indudablemente, las medidas que hemos tomado no pudieron resolver la cuestión sanitaria”, dijo, e insistió en que “es fundamental que tomemos conciencia de esta pandemia. Queremos que el fin de semana, el feriado del 25 de mayo, no haya gente tomando mate en el parque”.

“Estas medidas, si tienen el resultado esperado, están planteadas hasta el otro domingo (30 de mayo). Tenemos dos fines de semanas en el medio y un feriado, o sea, no tenemos tantos días hábiles”, dijo el titular de la cartera de Gobierno.

Sukerman agregó que en la Casa Gris conocen “el daño que produce en los distintos sectores de la sociedad que no haya actividad económica, porque cuando se para todo lo sufre más el que menos tiene”.

Así, este paso atrás, debería ser leído como una forma de tomar envión para encarar los meses más duros del invierno que aún no llegó.

Preparativos

En los días previos a la publicación de las medidas restrictivas de la circulación –únicas probadamente eficaces para disminuir contagios–, expertos en materia sanitaria y dirigentes del oficialismo y la oposición pusieron la vara bien alta sobre las decisiones que había que adoptar para descongestionar el atestado sistema de salud, cuya ocupación de camas críticas no bajó del 98 por ciento en toda la semana.

Tras reunirse con los directores de los hospitales públicos, la ministra de Salud, Sonia Martorano, dijo que “estamos transitando un momento cercano al colapso sanitario”. El director de Tercer Nivel de esa cartera, Rodrigo Mediavilla, agregó un dato tétrico: la rotación de camas de terapia intensiva con ARM (asistencia respiratoria mecánica) se produce por las muertes de quienes las ocupaban.

Los directores de los hospitales públicos provinciales le pidieron al gobernador, en esa reunión virtual, un “cierre total” de actividades y circulación de personas para evitar el colapso del sistema sanitario.

Dos miembros opositores del Comité de Expertos que asesora a Perotti, los ex ministros de Salud Andrea Uboldi y Miguel Ángel Cappiello, alentaron también la implementación de una circulación reducida al máximo.

Con críticas propias de quien está en la vereda de enfrente en términos políticos, Uboldi dijo que “estamos en un momento esperado, era una crónica anunciada”.

“Hace un tiempo señalamos la necesidad de incrementar las restricciones en relación a la circulación”, dijo la ex ministra en declaraciones a LT10 de Santa Fe.

“Hoy nos encontramos con un sistema de salud que no va a poder dar respuesta, y que ya tiene su sistema colapsado”, dijo, para agregar que es necesario adoptar “medidas muy drásticas por corto tiempo, que permitan dar una alivio, que permita mejorar la respuesta y evitar muertes. La recomendación al día de hoy es: no hay margen”.

El otro ex ministro del Frente Progresista, Cappiello, también se mostró inclinado por reducir horarios de circulación y actividades, a pesar de conocer lo antipático de esas decisiones.

“Cuando uno ve estos datos o tiene que optar a quién poner en un respirador y a quién no, como trabajador de la salud se pone muy tensa la cosa. Las camas se van desocupando por las muertes”, dijo Cappiello, e insistió en que “hay que tomar medidas restrictivas para tratar de disminuir la circulación porque el virus no camina, caminamos nosotros con el virus”.

El senador nacional por Santa Fe y contacto políticamente estrecho de Perotti, Roberto Mirabella, llevó el asunto un escalón más arriba, tal vez para que las medidas anunciadas luego lucieran menos dramáticas.

“En mi opinión, la provincia de Santa Fe debería volver a fase 1 los próximos 15 días”, sostuvo el martes por la tarde, antes de que se conocieran las restricciones oficiales.

Mirabella sostuvo que “estamos en un momento muy complejo y creo que todavía no terminamos de tomar conciencia”.  

River y Perón

Más allá de algunos matices –por ejemplo, acerca de la demora en la toma de decisiones (que siempre es fácil marcar cuando no se gobierna)– la mayor parte del arco político local acompaña las medidas adoptadas por Perotti en la coyuntura. Con menos énfasis Juntos por el Cambio, que juega a la distinción.

Uboldi fue una de las que le puso voz a la contradicción de pedirle a los y las ciudadanas que eviten lo máximo posible circular, mientras se jugaba el clásico River-Boca con 11 contagiados de Covid-19 en el primer equipo –que no pudieron estar en el partido–, pero con otros cinco que sí lo hicieron y dieron positivo un día después.

La gesta de Enzo Pérez en el arco suplantó a los aplausos desde los balcones a los médicos y el personal sanitario. El Gobierno de Santa Fe también pidió que se suspenda el fútbol profesional, donde billetera mata pandemia. Aunque a horas de la cadena nacional del presidente Alberto Fernández, la AFA paró la pelota en los dos partidos de la Copa de la Liga Profesioal.

El intendente de Rosario, Pablo Javkin, adhirió a las medidas adoptadas por Santa Fe y citó al tres veces presidente Juan Domingo Perón para convencer a los destinatarios de las restricciones.

“La medida más fuerte es cerrar la circulación vehicular: sólo pueden circular las personas que están autorizadas a trabajar, y lo pueden hacer para ir a trabajar y volver”, dijo el intendente, para abundar: “De casa al trabajo, del trabajo a la casa, es algo que está repetido en la memoria argentina, bueno, usémoslo, no importa lo que pensemos políticamente”.

Javkin señaló que “acá no hay ninguna decisión de generar pánico” porque, aclaró, “no hace falta. Estamos con el 100 por ciento de ocupación de camas”.

De carne éramos

En medio de esa situación y de la adopción de esas –inevitables– decisiones, Perotti marcó diferencias con el Gobierno nacional en materia de exportación de carnes.

Como lo había hecho con el anuncio de Fernández acerca del intento por intervenir y expropiar la agroexportadora Vicentin tras su cesación de pagos y posterior concurso de acreedores, también en relación a la decisión oficial de suspender por 30 días las exportaciones de carnes Perotti se desmarcó de la Casa Rosada.

En un breve hilo de tuits repitió los argumentos de la imposibilidad de regular ese mercado, cuya única manera de reducir el precio para el consumo interno dependería del incremento de la producción. Que en los últimos años lo hizo, pero el precio local también, desarticulando la profecía liberal.

El año pasado la producción aumentó 1,3 por ciento en relación a 2019 y el volumen de exportaciones lo hicieron 8,4 por ciento, según el relevamiento anual de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA).

“La solución es aumentar la producción y no cerrar las exportaciones. Tenemos las condiciones para abastecer el mercado interno y externo, manteniendo la posibilidad de exportar nuestros productos al mundo”, se diferenció Perotti de Fernández.

Y siguió: “Los cambios en las reglas de juego, con soluciones que no funcionan, sólo perjudican el futuro de la actividad que tanto nos brinda a los santafesinos”.

El año pasado el consumo de carne vacuna en el país fue uno de los más bajos en los últimos 100, con un promedio por persona de 49,7 kilos. Su precio mostró una suba del 74 por ciento anual, el doble que la inflación general. De eso, ni mu.

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