Repitiendo el libreto de la derecha regional, Bolsonaro dijo que desconocerá el resultado de las elecciones de 2022 (en las que Lula es favorito), y amenazó con un golpe, como lo viene haciendo desde antes de asumir.

En Brasil habrá elecciones presidenciales el 2 de octubre de 2022. Las encuestas más recientes otorgan a Luiz Inácio Lula da Silva una ventaja de entre 10 y 20 puntos sobre Jair Bolsonaro, y algunos sondeos señalan que el dirigente del Partido de los Trabajadores (PT) podría ganar en primera vuelta. Desde que Lula recuperó sus derechos civiles y se perfiló como candidato, la respuesta del actual mandatario fue aumentar las dosis de autoritarismo y golpismo que caracterizan su gobierno. 

Las amenazas de golpe aumentan al ritmo de las mentiras, en medio de una crisis económica, social, sanitaria y política con pocos precedentes. Bolsonaro insinuó que no sería candidato. Pocos días después dijo lo contrario, con los ingredientes golpistas de siempre: “Solo Dios me saca del sillón presidencial”. Mientras tanto, organiza marchas a su favor que no llegan a reunir ni un diez por ciento de la gente que sale a repudiarlo, a pedir juicio político y destitución en históricas movilizaciones por todo Brasil. “Fuera Bolsonaro” “Bolsonaro genocida” “Juicio político a Bolsonaro”, son algunas de las consignas que exhiben las mujeres y los hombres que quieren terminar con la pesadilla.

Para llevar la disputa a las calles, e intentar mostrar que todavía tiene seguidores, el domingo 31 de julio Bolsonaro convocó a sus simpatizantes en Río de Janeiro y Brasilia, dos ciudades donde todavía cuenta con apoyo, sobre todo en las clases altas y medias-altas. Siguiendo a pie juntilla el libreto falaz de la derecha regional (“Si ganamos nosotros las elecciones son limpias, si perdemos hubo fraude”) amenazó, por enésima vez, con dar un golpe de estado en 2022. “Sin elecciones limpias y democráticas, no habrá elecciones”, dijo. Sus palabras y sus imágenes fueron reproducidas en pantallas gigantes.

“Ustedes son de hecho mi ejército, nuestro ejército, nosotros vamos a hacer que la voluntad popular sea respetada, haremos lo que sea necesario”, insistió, para después aumentar el tenor de su amenaza y decir que le dará al Parlamento una “última oportunidad” para que apruebe la Propuesta de Enmienda Constitucional, iniciativa que modifica el actual sistema electoral electrónico por otro en el que se utilizan comprobantes de papel. Porque su excusa es que el voto electrónico no es confiable.

“Luego de comunicarse telefónicamente con sus simpatizantes en Brasilia, donde predominaron las camisetas verdeamarillas de la selección de fútbol con el número 10 del crack Neymar (que en la reciente Copa América prestó buenos servicios propagandísticos al régimen del cual es un simpatizante) Bolsonaro hizo otro discurso telefónico dirigido al público de Río de Janeiro donde se mezclaron vecinos del elegante barrio de Copacabana, junto a la playa, con hombres vestidos como comandos militares con boinas rojas y haciendo la venia”, describe el corresponsal de Página 12 en Brasil, Dario Pignotti, en la nota titulada “Bolsonaro amenazó con no convocar a elecciones” 

“En la Capital Federal a la adhesión espontánea que despierta el presidente se suma la movilización garantizada de los beneficiados por el gobierno, como es el caso de los miles de militares –sin formación para actuar en los ministerios– que fueron acomodados y muy bien pagos en la administración pública federal tras la expulsión o degradación de funcionarios civiles”, agrega Pignotti, al tiempo que explica que Río es el distrito electoral que eligió siete veces diputado al hoy mandatario, además de ser un estado dominado por el poder paralelo de las “milicias” paramilitares. “Se trata de bandas encuadradas con el bolsonarismo para llevar a cabo todo tipo de servicio incluso realizar actos de sabotaje contra los comicios de octubre de 2022 ante el «fraude» que se anticipa desde el Palacio del Planalto”, señala la nota.

Por su parte, el diario español El Mundo, que no tiene simpatías por la izquierda ni por los procesos de cambio de los gobiernos populares de América Latina, también dio a conocer las amenazas del ultraderechista. “El presidente Jair Bolsonaro dio un paso más en su escalada autoritaria. Después de semanas poniendo en duda la fiabilidad del sistema de voto electrónico (que se usa en Brasil sin problemas desde hace más de 20 años) ahora ya insinúa que si el sistema no se cambia a su gusto podría no haber elecciones el año que viene”, señala la nota.

“No tengo miedo de elecciones, entrego la banda (presidencial) a quien gane, con voto auditable y fiable; con esta forma (el sistema de voto actual) corremos el riesgo de que no haya elecciones el año que viene. Es vuestro futuro el que está en juego”, afirmó el mandatario.

“Las Fuerzas Armadas lanzaron el jueves (8 de julio) un comunicado en tono de amenaza contra la comisión especial del Senado que investiga al Gobierno por los supuestos delitos cometidos en la gestión de la pandemia, y que está destapando varios escándalos de corrupción en la compra de vacunas contra el Covid-19, en los que estarían implicados varios militares”, afirma El Mundo.

El escritor, periodista y traductor brasileño Eric Nepomuceno ofreció una descripción sin eufemismos de la crisis que atraviesa su país en la nota titulada “Brasil: Vendrán días peores”.

“De nada sirven los intentos de contener al ultraderechista Jair Bolsonaro: él renueva y refuerza la certidumbre de que desconoce cualquier límite, que carece hasta de vestigios de equilibrio y sensatez”, señala el escritor. “Nadie detiene a este esperpento desequilibrado”, agrega.

Nepomuceno asegura que “el cuadro interno es dramático”: casi el 15 por ciento de la mano de obra está desempleada, y otro tanto no logra más que trabajos precarios. Al menos el 44 por ciento de la población –alrededor de 92 millones de personas, más que el doble de Argentina– no logra la cantidad mínima de alimentación requerida, según médicos e investigadores. Y otros nueve millones no tienen nada con qué mitigar el hambre.

“Las imágenes de largas colas en las puertas de carnicerías de Cuiabá, en Mato Groso, provincia riquísima gracias al agro-negocio, a la espera de restos de huesos es el reflejo de lo que pasa. En otras capitales familias afortunadas consiguen comprar media docena de pies de gallina y pollo, lo más cercano a carne que logran alcanzar”, precisa el escrito brasileño.

Baja en las encuestas y aumenta las amenazas de golpe

Según señala una encuesta realizada en julio por Datafolha, la tasa de reprobación de Bolsonaro llegó al 51 por ciento. De acuerdo al sondeo, el rechazo a su gobierno creció 6 puntos porcentuales desde mayo pasado, cuando esa firma hizo su última medición, en tanto que la aprobación se mantuvo en un 24 por ciento. 

De acuerdo con la firma Demoscópica, se trata de la reprobación más alta desde que Bolsonaro asumió el poder (el 1° de enero de 2019), y refuerza una tendencia que comenzó a ser detectada a fines del 2020.

El sondeo de Datafolha coincide con el resultado de consultas similares que se han venido realizando entre junio y julio. El 5 de julio, la firma MDA publicó una encuesta en la el rechazo a la gestión de Bolsonaro alcanzaba el 48 por ciento. En febrero de 2021 era del 36 por ciento.

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