A los 97 años falleció Adela Forastello, Lila, la última de las Madres de Plaza 25 de Mayo de Rosario. Ana Moro, ex presa política, sobreviviente de la última dictadura y querellante en juicios de lesa humanidad, la recuerda como “una mujer muy valiente”.

“Lila era la última de las Madres que estaba viva porque hace poco también falleció Noemí Johnston de De Vicenzo. Las dos estaban ya muy grandes”, dice todavía conmovida Ana Moro, histórica militante de derechos humanos y sobreviviente del terrorismo de Estado, y acota: “Éramos cuatro generaciones, ahora ya somos tres, las Madres, mi generación e Hijos, pero la lucha se va renovando porque ahora están los nietos”. 

“Antes de la pandemia, en el último acto que pudimos hacer la marcha grande y llegar hasta el parque del Monumento, ella fue un ratito”, rememora Ana. “Ya estaba en silla de ruedas y fue una emoción increíble porque sólo unos pocos sabíamos que ella iba a estar ahí y cuando llegó me agarró la mano y no me la soltó más. Ella me miraba con mucho amor y yo a ella también. La verdad que para mí es una etapa que se cierra porque yo he crecido con ellas, he envejecido con ellas y había un amor mútuo muy pero muy grande”.

El pueblo la abraza

Lila era la madre de Marta María Forestello (Lala), estudiante de Estadística de la UNR y militante de Montoneros secuestrada el 19 de agosto de 1977, en Lavalle entre 9 de Julio y 3 de Febrero, y que hasta el día de hoy permanece desaparecida.

Adela, además, fue querellante en la causa conocida como Guerrieri I y en 2009 dio un conmovedor testimonio que arrancó la ovación del público de la sala de audiencias del TOF1 de Rosario.

“Fueron varias veces a mi casa a buscar a mi hija –expresó en esa oportunidad–. La primera vez vinieron a la una de la madrugada, entraron al piso vestidos con jean y camperas, a cara descubierta revisaron toda la casa, dijeron que eran una fuerza conjunta: policía, militares y prefectura. La segunda vez nos pusieron a mi marido e hija mayor contra el balcón, revisaron la casa disfrazados con bigotes, sombreros, lentes ahumados y robaron todo lo que pudieron, incluso dinero”.

Forestello contó que “aconsejados por amigos, decidimos irnos a Europa”, y recordó que su hija menor no quiso irse. “Yo no tengo por qué, si no he hecho nada”, había dicho Marta María, que en ese momento tenía una nena recién nacida.

“Lila había sido profesora de matemáticas, muy estricta, incluso hubo personas que al verla en la plaza la recordaban como muy severa pero muy buena profesora. Tenía ideas muy claras”, sentencia Ana Moro, que estuvo desde los inicios en el espacio de Ronda de Madres de Plaza 25 de Mayo, y detalla: “Tuvo una vida muy dura, cuando le secuestraron a sus hijos le allanaron la casa y la pasó muy mal. A sus otros hijos también los detuvieron durante unas horas y, aparte de que perdió a María Marta y a su yerno, tampoco pudo recuperar inmediatamente a su nieta Victoria, que tenía un año, así que por un tiempo también fue Abuela. Y ella se bancó todo sola. Después se tuvo que ir a España y allá se murió su esposo y se tuvo que venir con la urnita. Una hija que se va a vivir a Mendoza, otra hija desaparecida, tuvo que bancarse criar a la nena, una mujer muy, muy valiente”.

Huellas que ya son la piel

Al trascender la noticia del fallecimiento de Lila, cientos de publicaciones inundaron las redes sociales acompañadas de la imagen de esa mujer que un día se puso un pañuelo blanco y nunca más se lo sacó. 

“Despedimos con gran tristeza a nuestra Madre de la Plaza 25 de Mayo de Rosario, Adela Panelo de Forestello, que falleció en el día de hoy. Gracias Lila por tu compromiso con los Derechos Humanos y tu legado en la lucha por la Memoria Verdad y Justicia”, expresaron desde la Secretaría de Derechos Humanos de Santa Fe.

“Con todos los años a cuesta Lila Forestello hizo el esfuerzo, contra todas las recomendaciones, para poner una vez más el cuerpo y representar a las Madres que ya no están. Si ella estuvo, cómo no íbamos a desbordar con 100 mil personas el Parque Nacional a la Bandera”, había escrito en su muro, el 24 de marzo de 2019, otro gran referente de los derechos humanos que también dejó de estar entre nosotros este año como Juane Basso, acompañando el texto con una foto de esa última gran marcha a la que hacía referencia Ana Moro, en la que Lila la tomó de la mano y no se la soltó más.

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