Un gesto
Allá lejos y hace tiempo, quien iba a convertirse en padre de Norberto Oyarbide realizó un gesto: desdeñó su compromiso con una joven adinerada, cuya familia era dueña de gran parte de Villa Elisa, Entre Ríos, para concretar su gran amor. Así se configuró la familia: casa modesta, piso de tierra. A bancar las decisiones. Años después, el hijo que se ganaba la vida barriendo pisos, se lanzó hacia Buenos Aires. Quería ser dotor. Valija de cartón en mano, zapatos arqueados, pensión rasca, consiguió empleo como cadete en dependencias del Poder Judicial. Y estudió.
Estudió bastante, por lo que se recuerda. Sin salidas, sin distracciones. Se labró fama de tipo serio. Ascendió, rápido.
En 1994, durante el gobierno de Carlos Menem fue nombrado juez nacional en el fuero Penal y Correccional Federal. Con ese arranque, la imagen cambió. Tuvo en sus manos las causas por la supuesta cuenta en Suiza del entonces presidente, y por el enriquecimiento ilícito de Armando Gostanián. Los ayudó a zafar y las versiones sobre su alineamiento circularon, intensas. Con fundamento. Se observó al espejo y no le gustó lo que vió.
Cavallo y Yabrán
Su vida cambiaría, a fondo, en 1997, cuando abordó una causa en verdad conflictiva: OCA. Denuncias e investigaciones generaron sospechas sobre Domingo Felipe Cavallo. El ya ex ministro había presionado a las autoridades de los bancos públicos para que esa firma de correo quedara fuera del reparto de documentación. (Vale la precisión temporal: sin internet, sin siquiera la intuición de su próxima gestación, la actividad de “los carteros” era ultra rentable por demasiados motivos). Lo que nadie dijo salvo este redactor en el diario de las Madres, es que Cavallo tenía una ligazón estrecha con Federal Express (FedEx), compañía norteamericana que bregaba por hacerse del mercado sureño y desplazar a OCA, liderada por el fantasmático Alfredo Yabrán.
El todavía joven juez Oyarbide procesó a Cavallo, desatando una tormenta que lo acompañaría para siempre. Enseguida, el ex funcionario de la dictadura y ex titular económico menemista lo acusó de estar apadrinado por la Policía Federal y echó a correr la versión de las versiones: dijo que el ministro del Interior Carlos Corach lo había incluido en una servilleta donde se sugería la filiación sectorial de los jueces federales. Cabe puntualizar: ¿Era posible? Sí, porque Oyarbide había protegido a Menem. ¿La denuncia de Cavallo venía a cuento? No; era una herramienta para desprestigiar las acusaciones en su contra, que terminaron ocultas por jueces y medios protectores.
Leve retro marcha. Desde tiempo atrás Cavallo había estrechado lazos con Clarín. Deshaciéndose del desarrollismo que caracterizó por décadas su lineamiento editorial, el diario se entusiasmó con la acción privatizadora y muy especialmente con el fin de las restricciones para que la actividad comunicacional admitiera la existencia de un monopolio concentrador de muchos espacios periodísticos. Uno de sus responsables en la sección Política, Daniel Santoro, había publicado en 1994 el libro El Hacedor, dedicado (favorablemente) a Cavallo. Héctor Magnetto, poco antes, había desplegado una amplia sonrisa en el programa de Bernardo Neustadt al conocerse la decisión que condicionaría hasta hoy el clima social nacional.
De tal modo, no resultó difícil ocultar las imputaciones sobre el socializador de la deuda externa dictatorial asumida en beneficio de privados y tampoco fue complicado revelar datos acerca de las preferencias íntimas de Oyarbide. Así surgieron cámaras ocultas con el juez en cercanía de jóvenes homosexuales, denuncias de regentes de garitos sobre presuntas coimas requeridas para la habilitación, y una variedad de revelaciones que tampoco venían a cuento pero servían para que nadie se fijara en la causa OCA y en la rivalidad de Cavallo con Yabrán.
El 20 de mayo de 1998 el panorama se aclaró al oscurecerse, pues el ex ministro recibió una linda noticia: Yabrán, de 53 años, uno de los hombres más ricos del país, se había suicidado en Aldea San Antonio, provincia de Entre Ríos. Pese a que temas y protagonistas estaban a la vista, (casi) nadie relacionó unos y otros. Ante la opinión pública, Cavallo quedó muy lejos de lo sucedido y encima su investigador, Oyarbide, entró en foco como disoluto y pervertido. Vale cual añadido simple recordar la respuesta del entonces juez a los cronistas que lo bombardearon: “Jamás se me ocurriría preguntarles a ustedes por su vida íntima”.
Videla, Martínez de Hoz, Triple A
Cuando alguien posee en su interior el impulso de meterse en líos, su perfil más razonable no logra sofrenar la tendencia. A comienzos del siglo que hoy transitamos, Oyarbide revocó la prisión domiciliaria al ex jefe de la Junta Militar Jorge Rafael Videla. En línea, catalogó las acciones de la Triple A como delitos de lesa humanidad, indagó en el asesinato de Julio Troxler e indignó a varios al determinar que el crimen del padre Carlos Mugica no fue cometido por Montoneros sino por esa asociación ilícita: Llegó al esclarecimiento del caso y procesó con prisión preventiva a Carlos Alejandro Gustavo Villone, ex secretario privado de José López Rega. También procesó al ex periodista y escribano Jorge Héctor Conti, quien fue encargado de prensa del Ministro de Bienestar Social por el homicidio de Llerena Rosas, militante del Frente de Izquierda Popular.
Macri y Kirchner
Sigamos. En 2008 tuvo a su cargo una causa por espionaje telefónico en la cual ordenó la detención del jefe de la Policía Metropolitana Alberto Fino Palacios, decisión que la Cámara de Apelaciones anuló por “defectos en su fundamentación”. La cuestión no quedó allí: Meses después Oyarbide procesó a Mauricio Macri y lo embargó por 250 mil pesos. En la causa está procesado el ex ministro de Educación del gobierno porteño Mariano Narodowsky. El ex intendente de la Capital Federal y ex presidente fue sobreseído ¡por el juez Sebastián Casanello! en diciembre de 2015. Una buena fecha para adoptar esa decisión.
En 2009 el ya maduro juez de origen entrerriano detonaría la bomba que, por si algo faltara, lo convertiría en un irrecuperable para el esquema de poder que comanda desde arriba y desde adentro al esquema judicial local. Cuando todos los medios y los opositores anclados en el interés rentístico velaban las armas para desatar una tromba propagandística, sobreseyó a la presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner y a su esposo, Néstor Kirchner, en la causa que se les seguía por su presunto enriquecimiento ilícito desde el arribo a la Casa Rosada. Ese sobreseimiento motivó que se pidiera el juicio político para Oyarbide.
Martínez de Hoz
En mayo de 2010 volvió a meterse donde no debía: prohibió la salida del país del ex ministro de Economía de la dictadura cívico militar José Alfredo Martínez de Hoz y luego dispuso su detención, en el marco de la investigación por la desaparición de Federico Gutheim y su hijo Miguel. Ambos empresarios textiles fueron víctimas de un secuestro extorsivo pergeñado por Joe y su amigo, el ex ministro del Interior Albano Harguindeguy, utilizando la fuerza represiva en beneficio particular. Cabe recordar que Martínez de Hoz, además de configurarse como figura intocable del poder oligárquico, estuvo involucrado en el traspaso ilegal de las acciones de Papel Prensa en beneficio de Clarín, La Nación y La Razón.
En 2011 ordenó el procesamiento de Héctor Capaccioli, ex superintendente de Servicios de Salud por malversación de caudales públicos, abuso de autoridad y violación de los deberes de funcionario público. También a Osvaldo Oscar Cochlar, ex gerente de Gestión Estratégica de la Superintendencia de Servicios de Salud; Fernando José Scopinaro, ex subgerente de Gestión Estratégica, y Horacio Agustín Ballesteros, ex gerente de Asuntos Jurídicos. Hubo más, como la causa de los “narcos vip” y el procesamiento del ex ministro del gobierno nacional popular Ricardo Jaime por recepción de dádivas.
Tres frases
Las imágenes de Oyarbide en el prostíbulo Spartacus fueron difundidas en 1998 por Mariano Grondona en su programa Hora Clave. El emblemático periodista explicó que lo hizo para mostrar «la evidencia de que este señor estaba ahí» y agregó con su reconocida lógica que «si un particular va a un lugar ilegal, no tiene la obligación de denunciarlo, pero Oyarbide era un funcionario público, y debía hacerlo».
Hace pocas horas, el periodista Daniel Santoro, quien fue procesado por el juez Alejo Ramos Padilla como partícipe necesario de los delitos de «coacción y extorsión en grado de tentativa» y liberado por la Cámara Federal de Mar del Plata por falta de mérito, aseguró que “Norberto Oyarbide fue el ícono del juez que tapó casos de corrupción a cambio de no ser destituido. Hay otros oyarbides en la justicia con un perfil más bajo. Pero lo peor son los políticos que usaron su vulnerabilidad para conseguir impunidad, como los Kirchner”.
En febero de este año, durante un diálogo al aire en Radio 10, Oyarbide denunció que el ex presidente Mauricio Macri intentó sobornarlo para frenar la causa de las escuchas ilegales antes descripta. “Mauricio Macri no me compró porque yo no cotizo en Bolsa, pero tuvo la intención de hacerlo, de manera absolutamente directa”.
Quien revise los archivos, como indudablemente ha hecho este periodista, encontrará a Oyarbide bailando en una fiesta del sindicato de Taxistas, cantando con la Mona Jiménez, luciendo el famoso anillo adquirido en Punta del Este pero no declarado en nuestro país. Podrá verlo también en interesantes enfoques plasmados en Spartacus y asomarse a sus declamaciones, confrac y bombín, sobre la fidelidad que ofrece a la Virgen del Milagro.
Como frutilla en la crema podrá atisbar una emisión especial difundida en el año 2014 dePeriodismo para Todos, la asombrosa fábrica de denuncias falsas conducida por Jorge Lanata. Allí, con la inestimable cooperación de Santoro, el creador de Página 12 y actual empleado de Clarín, derramó con un énfasis jamás mostrado para abordar las vidas personales y públicas de otros magistrados, datos muy inadecuados para la imagen pública de un Juez de la Nación.
El Señor Juez, Norberto Oyarbide, ya estaba condenado.
*Área Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal
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