Tanto por su validez como complemento de un concepto de salud integral, como por su potencial económico en tanto industria a desarrollarse en el futuro próximo, la planta de cannabis ocupa el centro de la escena desde un nuevo paradigma.
No se trata de los pañuelos por el aborto, pero cabe otra vez lo de Argentina año verde. Argentina y Santa Fe también. El mismo Estado que periódicamente se ufana de mandar a quemar miles de kilos de marihuana secuestrada en operativos policiales, está importando componentes de la marihuana para elaborar aceite que distribuye como medicina a pacientes de la obra social y los hospitales públicos. El mismo gobierno que convoca a organizaciones de cultivadores y promotores históricos del uso medicinal del cannabis a discutir políticas públicas y acciones a seguir, no garantiza todavía que cesen las detenciones por cultivos caseros. El mismo Congreso que habilitó herramientas de validación impensadas tiempo atraś aún debe avanzar con normas que encuadren más claramente la loca evolución de un fenómeno “anormal” apenas unos años atrás: la planta de cannabis y sus frutos ya no son más un pasaporte seguro a una vida infernal y una muerte temprana; ahora son fuente de curas y alivios para enfermedades y dolencias bien jodidas y diversas a la que apela cada vez más gente, incluida mucha que jamás le dio una seca a un porro.
En Rosario hay cultivadores y profesionales de la salud que dan cuenta de ello con un nivel de organización y compromiso reconocido a nivel nacional e internacional. Se aglutinan en una entidad llamada Aupac, que envió una decena de sus hacedores a la voladísima ciudad riojana de Chilecito, que cobijó un nuevo encuentro de soñadores de todas las tonadas que se cruzan en la Argentina. Cuarentones y cincuentones con aires de “hippie viejo” y emoción siempre a flor de piel por la beatificación de la planta que ven más bella y muchaches con ansias deconstructoras de desigualdades y exclusiones insostenibles confluyeron en la mágica comarca que debe su nombre a los trasandinos que comenzaron a poblar la zona para trabajar en las minas.
Pero fue otro el “oro” del que se habló en las jornadas de fines de septiembre y comienzos de octubre en las que se desarrolló el Congreso de Cannabis 2021. Bajo ese título se entreveraron bajo el sol y las estrellas chileciteñas el 2º Congreso Argentino de Cannabis y Salud y el 3º Encuentro Americano de Profesionales Expertos en Fitocannabinoides, organizados por la empresa estatal provincial Agrogenética Riojana, la Cátedra Libre de Cannabis y Salud de la Universidad Nacional de La Plata y el grupo internacional Cannamerica.
Allí se ratificaron las líneas principales que impulsan Aupac y organizaciones afines, cuyo enfoque es insertar el uso del cannabis no como una aspirina de nuevo tipo sino como insumo de un concepto que se basa en un abordaje integral de prevención y atención de la salud, cuyas aristas y alcances están en pleno despliegue y evaluación. “Nosotros partimos de premisas orientadoras que se van afianzando: el cannabis no «cura» en los términos de la medicina «científica», ni «pega» en los términos del consumo tradicional. La planta de cannabis terapéuticamente aporta al buen vivir, complementa otros tratamientos, en el marco de ese paradigma de salud integral con eje también en el protagonismo en el proceso de salud del sujeto que va a llevar adelante el tratamiento; y eso también es un proceso, una construcción y un derecho”, encuadran desde Aupac, en base a una experiencia nada desdeñable, erguida sobre el abordaje de muchos casos concretos a través de dispositivos signados por la multidisciplinariedad. La medicina, la psicología, el trabajo social, la enfermería, la biología, las ciencias de la educación, el acompañamiento terapéutico, la biología, la química, la nutrición, se cuentan entre los conocimientos de quienes confluyen en la propuesta y el hacer constante de la organización rosarina que además, claro, promueve el autocultivo y el cultivo solidario y acciona políticamente para que se tengan en cuenta el conocimiento así forjado y compartido con los espacios afines.
“Estas organizaciones siguen produciendo para 25 mil usuarios como mínimo, porque son solo aquellos que se animaron a declararlo en un país con prohibicionismo”, dimensionó Soledad Pedrana, una de las psicólogas y referentes de Aupac, entrevistada en el programa radial Poné la Pava.
“Imaginate si no es un momento de puja de intereses”, añadió Pedrana, tras reseñar que también operan en pos de usufructuar las consecuencias de la resignificación del cannabis sectores con miradas mucho menos inclusivas y solidarias: “Ya hay una Cámara Argentina de Cannabis para una industria que todavía no tiene ley, queriendo repartirse una torta que todavía no manejan”, apuntó.
Del tamaño actual y potencial de esa torta que sigue leudando pueden dar cuenta también las proyecciones oficiales del Estado nacional, expresadas en la apertura de las jornadas en Chilecito por el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, quien resaltó la importancia de “un sector nuevo” que permitirá crear “10 mil puestos de trabajo o más” en un país que “tiene mucho para aportar” en la materia.
“Argentina tiene un sector agropecuario con trayectoria y experiencia para desarrollar este cultivo, pero además posee experiencia en materia de investigación y desarrollo para generar las variedades en la genética y las mejoras de semillas que sean necesarias”, dijo.
“Es una actividad que genera gran cantidad de eslabonamientos, tanto hacia atrás como hacia adelante” de una nueva cadena productiva, “lo que implica que haya más de 200 productos o subproductos vinculados al cultivo del cannabis”, agregó Kulfas.
“Es un desafío hermoso pensar una industria nueva, desde cero”, celebró el ministro, alejado por un rato de las presiones y demandas de los actores de otros rubros productivos y económicos ya constituidos y condicionados por prácticas monopólicas y competencias desleales. “Nos la imaginamos con mucha presencia de cooperativas, de pymes, de investigación aplicada; y que pueda desde el comienzo plantear un producto de calidad y sea una marca país en ese sentido”, esbozó respecto de lo que le gustaría al gobierno nacional, sin dejar de mencionar en el mismo plano “iniciativas provinciales y municipales”.
Esas iniciativas celebradas por Kulfas y también por la titular de la cartera nacional de Salud, Carla Vizzotti –otra para la que la temática cannábica resulta todo un bálsamo tras la pesadilla del coronavirus–, se manifiestan en Rosario y la provincia de Santa Fe.
Hace unos días el gobernador Omar Perotti y la ministra de Salud, Sonia Martorano, encabezaron la presentación del primer lote de aceite de cannabis medicinal elaborado por el Laboratorio Industrial Farmacéutico (LIF), dependiente del Estado santafesino que será utilizado para pacientes con epilepsia afiliados a la obra social Iapos o internados y tratados en hospitales públicos.
“El 1º de mayo, cuando abrimos las sesiones en la Legislatura, dije públicamente que nos íbamos a comprometer para producirlo aquí, en nuestro laboratorio, porque, desde hacía tiempo habíamos comenzado a hablar sobre esta posibilidad y este desafío”, reseñó el gobernador.
“Fue un desafío porque es la primera vez que un laboratorio oficial lo produce, con lo que significa generar un proceso de importación que no se había hecho nunca”, por el que agradeció “al personal de Aduana por comprender cada una de las explicaciones y la rigurosidad técnica detrás del procedimiento de importación, para ser validado, para que llegue aquí esa materia prima”.
Luego, ratificó su confianza “en la capacidad de nuestros profesionales y trabajadores del LIF que, en combinación con la Facultad de Bioquímica de la Universidad Nacional del Litoral, ponen la mayor rigurosidad técnica necesaria”.
“Queremos que esto continúe fortaleciéndose, para dar la garantía a todos los usuarios de la obra social provincial y del servicio sanitario de la provincia en la instancia pública”, aseguró Perotti; y sostuvo que también se buscará “dar el otro paso, junto al Ministerio de la Producción y al INTA, para ir teniendo la materia prima y sustituir esa importación. Eso es un compromiso sobre el que se está trabajando, sobre la disponibilidad de identificación de los lugares donde ese cultivo se va a realizar, y toda la elaboración posterior”, indicó.
Además, el mandatario provincial agradeció “a todos los que, en soledad y hace mucho tiempo, empezaron a trabajar para instalar y visibilizar esta situación cuando, quizás, hablar de esto parecía una herejía o algunas cosas al borde de lo ilegal”.
Con toda razón y justicia, la gente de Aupac es una de las principales destinatarias de este último agradecimiento oficial y espera que se traduzca en hechos que confirmen que se los tendrá cada vez más en cuenta, para que los “vulnerados no seamos los mismos de siempre, que somos los que trajimos la voz”, remarcó Pedrana. “Nosotros vamos a seguir cultivando y demostrando que hay batallas que ya las ganamos de hecho, aparte de colaborar a la hechura de los derechos”, completó, respecto de una película en plena proyección, cuyo guión, como suele pasar, supera la ficción desde una realidad que tal vez ni el más fumado o fumada guionista hubiera podido imaginar.
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