Leandro Doti y Aquiles Pelanda trabajaron una versión local de la obra que en los 90 protagonizaron Alejandro Urdapilleta y Humberto Tortonese. Se verá los viernes de noviembre, a las 21, en el Cultural de Abajo.
La Moribunda fue creada por el emblemático actor y guionista argentino-uruguayo Alejandro Urdapilleta, que la protagonizó junto a Humberto Tortonese en la década de 1990. En aquella versión se metían en la piel de dos hermanas que cuidaban a otra, la mayor de las hermanas, mientras esta última agonizaba.
Los actores rosarinos Leandro Doti y Aquiles Pelanda tuvieron una primera referencia de esta puesta en escena como alumnos de un taller del director Oscar Medina. Medina había presenciado la obra y les contó anécdotas movilizantes de dos de los referentes fuertes del teatro underground porteño de la posdictadura.
En diálogo con Redacción Rosario, Leandro Doti contó que después de esos relatos y fascinados por la estética de esa movida que comenzó a mediados de los años 80, con Aquiles Pelanda se metieron dentro de la obra.
“Tuvimos la posibilidad de realizar una escena de La Moribunda con Aquiles que presentamos en distintas varietés. Y en 2019 nos propusimos hacer la obra completa, a esa tarea nos encomendamos hasta que apareció la pandemia”, recordó Leandro.
El viernes 5 de noviembre, a las 21, en el Cultural de Abajo (Entre Ríos 579), finalmente se estrenará una reversión de La Moribunda en la que Doti y Pelanda son actores y directores. “Queríamos versionar la obra, darle nuestra impronta”, asegura Doti y relaciona el espacio subterráneo del Cultural de Abajo con reductos emblemáticos del under porteño como el Parakultural, el sótano devenido en sala en el que Urdapilleta y Tortonese fueron protagonistas. De hecho se dice que la obra es un homenaje a Batato Barea, otro referente de esa camada, y que el guión original fue transcrito por el público por el carácter de improvisación de la puesta en escena.
La hermandad
La Moribunda es la historia de dos hermanas que cuidan a la mayor que agoniza al otro lado de la casa. Mientras esperan su muerte, se permiten jugar con el tiempo, detenerlo, modificar las estaciones, ficcionalizar acerca de esa realidad que las espanta, en medio de un contexto opresivo, imposibilitadas de amar en un mundo que ha estallado, en que los hombres son sus refugiados. Pero lo hacen desde el humor que es la más eficiente de las armas.
“Nosotros arrancamos esos primeros instantes de la obra para hacer nuestra versión en el taller, y luego hicimos la parte final que es lo más bizarro y divertido de la obra. La obra es muy oscura y a la vez tiene momentos de luz, a contrario de la oscuridad está la ternura, que los que leyeron a Urdapilleta muchas veces encuentran. Es como que, en todo eso retorcido que relata Urda, siempre hay algo de ternura, y la obra habla un poco de la búsqueda del amor, de estas hermanas que buscan desesperadamente el amor”.
Las entradas a la obra se pueden conseguir a través del perfil de Instagram de La Moribunda, a 500 pesos.
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