El Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso) organizó una nuevo capítulo del ciclo Mateada Virtual, un espacio de debate sobre coyuntura económica que se hace vía Zoom, donde esta vez los economistas Andrés Asiain y Sergio Chouza, ubicados en la misma corriente de pensamiento heterodoxo, analizaron y mostraron coincidencias y diferencias en torno a las implicancias del preacuerdo con el FMI y cómo este impactará en las decisiones de política económica durante los próximos dos años. “¿Qué margen le queda al Frente de Todos?”, se preguntaron en la introducción a la charla-debate.
“¿Qué hizo esta administración para generar los consensos políticos y sociales de cara a una negociación bien férrea con el FMI? Sobre eso hubo muy poco”, opinó Chouza. De todos modos, para el docente universitario y director de Consultora Sarandí, el problemón de la deuda con el FMI “hay que solucionarlo por la alternativa que tuvieron que transitar todos los países que pasaron por esto. Ordenar las cuentas y pagarlo. No se puede llorar sobre la leche derramada. No resuelve. Me parece que es el único camino que el gobierno encontró para hacer un muro de contención, aunque me parece que el anuncio (del principio de entendimiento) es improvisado desde su composición”.
A su turno, Asiain consideró que el acuerdo “no cierra desde lo económico, pero tampoco desde la ecuación política”. El director del Ceso, más crítico, observó que “por más que el acuerdo parezca no muy duro, no es un acuerdo que se pase caminando en términos del cumplimiento de las metas. Es muy probable que haya que pedir un waiver (perdón del Fondo para evitar caer en cesación de pagos)”.
Y añadió: “No es muy alentador el panorama económico para garantizar que se gane (las elecciones) en dos años. Sí es seguro el monitoreo que va a depender de técnicos de un organismo que responde a intereses norteamericanos”. Para Asiain, “en términos políticos este acuerdo va a forzar una derrota (en las presidenciales de 2023) del FdT, como representación del campo nacional y popular, para tener un próximo gobierno más pro americano”.
Por su lado, Chouza sostuvo que “construir una salida a este programa sobre lo que puede pasar políticamente en 2023 no nos saca del laberinto. Evidentemente hubo una pata política fuerte del FdT que quería negociar de otra manera y siente que no fue escuchada. Ahí veo un problema también en el frente político. Es verdad que es un acuerdo de muy difícil cumplimiento. Sin embargo, el waiver no es una herramienta pecaminosa”.
El también docente universitario y director del Ceso, en tanto, puso en duda que el acuerdo “logre traer otras fuentes de inversión”. Luego acotó: “No aleja el peligro de default ni resuelve nada estructural. No va a haber un ingreso masivo de fondos del exterior. En este marco, se entiende que este acuerdo genere tensiones en el FdT”.
Asiain indicó: “El acuerdo va a gozar de tres años de relativa estabilidad económica, como para sostenerse y legitimarse, dándole a quienes tomaron la deuda un respiro y autonomía en el manejo de la política económica. Pero la economía va a continuar tensionada y, en ese contexto, vamos a reducir nuestros instrumentos de herramienta económica y no sabemos la letra chica de la política cambiaria”.
Según Chouza, “el desafío (del acuerdo) está sobre todo en lo fiscal. El cierre del financiamiento termina siendo la tasa de interés”. El director de la Consultora Sarandí resaltó que “el monitoreo cada tres meses es por estos primeros años, no sobre los doce años (que en total durará el nuevo convenio). Es lamentable, pero no conozco ninguna experiencia en la historia del Fondo donde se haya salido sin pagar”. Y concluyó: “Tener al FMI adentro es un drama social. Me parece que hubo muy poca convocatoria a la hora de alertar al pueblo”.
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