Entre sus muchos avances tecnológicos, el país oriental posee un reactor de fusión nuclear para producir energías con bajas emisiones de carbono. Su temperatura puede superar los 150 millones de grados, es decir diez veces el calor producido en el corazón mismo del Sol.

“En un día pretérito ya olvidado, su mundo entero había sufrido la mayor de las conmociones: primero, la tierra empezó a volar por los aires y se hizo un abismo ancho y profundo; luego, aquella misma tierra regresó caída del cielo, cubriendo el abismo. En uno de los que fueran los extremos de ese abismo se erigía ahora un oscuro y brillante monolito. En realidad, aquel fenómeno era frecuente en dicha parte del mundo: una vez tras otra la tierra brotaba disparada para luego volver a caer, los abismos se cubrían casi tan pronto como se abrían y, al final, cual recordatorio visible de cada catástrofe, siempre quedaban monolitos como aquel”, escribió Cixin Liu en su libro El bosque oscuro, que forma parte de la trilogía de los Tres Cuerpos. Cixin Liu es uno de los escritores chinos de ciencia ficción más prolíficos y reconocidos en todo el mundo. Su obra se enfoca en un tema clave: el rol de China en un mundo futuro.

Pero la tecnología china parece querer competir con la ficción, y muchos de sus logros suenan inverosímiles. Pero son reales. Por ejemplo, en plena disputa con EEUU por la telefonía celular 5G, los científicos chinos ya vienen trabajando hace años en las redes 6G, una tecnología para 2026, un nuevo estándar de comunicación que será 50 veces más rápido que el 5G y permitirá impulsar la Inteligencia Artificial y los vehículos autónomos, y renovar totalmente su estructura militar. Y esta tecnología es apenas un ejemplo. En el marco de un avance sostenido en todos los campos, el denominado “sol artificial” no es más que la reafirmación de un objetivo milenario. 

“La aspiración a primera potencia mundial sería un retomar del devenir milenario por una China que fue vanguardia, hasta ser fragmentada por el colonialismo europeo y japonés. En sus 4.800 años de historia política, los decadentes siglos XIX y XX fueron un breve interludio. Occidente ve allí una fuerza opuesta a contraponer. El subrepticio y paciente pensamiento chino, en cambio, ha usado siempre la potencia del enemigo: supera el obstáculo cediendo. No lo enfrenta: lo recibe con la amabilidad del agua –a la que ningún fundamento sólido condiciona– y lo va rodeando. «La debilidad puede más que la fuerza; y la agilidad más que la dureza», dijo Lao Tsé. Eso anula el golpe y la victoria llega sin lucha. Los herederos de 325 emperadores y reyes que construyeron un kilométrico cerco discontinuo –bloque a bloque con sangre y pasta de arroz– disputan hoy con sigilo el trono global”, señaló Julián Varsavsky en su nota titulada “La Gran Muralla «fake»”, publicada en Página|12 el 4 de febrero de 2022. Allí se explica uno de los grandes temas que ocupan a pensadores y especialistas en tecnología de todo el mundo: las diferencias entre el Occidente esencialista y la China sin dogmas, y el choque cultural en los conceptos de original y copia, que no funcionan de la misma manera en una y otra parte del mundo.

Guerra comercial y de la otra

“Los científicos chinos aseguran que la 6G puede alcanzar una velocidad de descarga de un Terabyte por segundo (frente a 600 MB de la 5G) y podría cubrir la comunicación bajo el agua, aunque por ahora son apenas estimaciones teóricas”, señaló Ricardo Carnevali, doctorado en Comunicación Estratégica, Investigador del Observatorio en Comunicación y Democracia, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).

El especialista agrega que la guerra comercial desatada por el ex presidente de EEUU Donald Trump no consiguió sus objetivos de frenar el ascenso tecnológico chino y acentuó la dependencia estadounidense en muchos rubros tecnológicos. “Los chinos lo tienen claro: en 2035 China se convertirá en «líder global en innovación, alcanzando grandes avances en las tecnologías fundamentales de áreas clave»”, según lo dispuesto en la quinta plenaria del XIX Comité Central del Partido Comunista Chino.

“Y mientras en el mundo occidental los grandes medios hegemónicos siguen discutiendo sobre el 5G, China envió al espacio, el 6 de noviembre de 2020, un satélite de prueba de comunicaciones de sexta generación, el primero en el mundo de la tecnología 6G, cuando aún no se ha desplegado la 5G en la mayor parte de los países”, señala Carnevali.

El Ejército está planificando usar las futuras redes 6G para renovar completamente su estructura. Ya en 2020, el sitio oficial del Ministerio de Defensa resaltó cómo la nueva tecnología supondrá “un gran impacto en las prácticas militares, como las formaciones de guerra, el desarrollo de equipos y las comunicaciones en el campo de batalla”. La 6G se convirtió en uno de los principales objetivos de los militares chinos, asegura el investigador.

Según indica Carnevali, se estima que antes de 2030 se estará comercializando 6G en teléfonos móviles, “aun cuando el consumo de energía será muy elevado y tendrá efectos dañinos para el entorno”. Son críticas similares a las que se realizan a las redes 5G, por la gran cantidad de antenas que deben desplegarse ya que no necesita fibra óptica, pero ahora las antenas estarían en el espacio, advierte el investigador.

El lento envolvimiento

“Se cree que el Go se inventó hace más de 2.500 años, su historia se remonta en el tiempo más allá que cualquier otro juego de mesa al que se siga jugando en la actualidad. En la antigua China, el Go representaba una de las cuatro formas de arte que cualquier erudito chino debía dominar. Se creía que el juego imbuía a sus jugadores de un refinamiento intelectual y una sabiduría similar a la del Zen. Allí donde los juegos como el ajedrez occidental son burdamente tácticos, el juego de Go se basa en el posicionamiento paciente y en el lento envolvimiento, que lo convierten en una forma de arte, en un estado mental”, explica Kai-Fu Lee en su libro Superpotencias de la Inteligencia Artificial. China, Silicon Valley y el nuevo orden mundial (2020). 

Kai-Fu Lee, científico, empresario y hombre clave en la Inteligencia Artificial de China, reflexiona en su libro sobre cómo se relacionan las tradiciones culturales con los desarrollos tecnológicos y empresariales, haciendo énfasis en las diferencias entre Oriente y Occidente, sobre todo en la concepción del tiempo, el devenir y ciertas formas de aparente lentitud. 

Por su parte, el médico psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo Carl Gustav Jung (1875-1961) trazó un puente entre la antigüedad y los avances de la ciencia en el prólogo al Libro de las mutaciones (I Ching) en la versión de Editorial Sudamericana, con traducción de Richard Wilhem: “La antigua mentalidad china contempla el cosmos de un modo comparable al del físico moderno, quien no puede negar que su modelo del mundo es una estructura decididamente psicofísica. El hecho microfísico incluye al observador exactamente como la realidad subyacente del Yi Ching comprende las condiciones subjetivas, es decir psíquicas, de la totalidad de la situación del momento. Exactamente como la causalidad describe la secuencia de los hechos, para la mentalidad china la sincronicidad trata de la coincidencia de los hechos”. El texto de Jung fue muy leído y discutido, y se lo utilizó para encarar la difícil tarea de comparar las mentalidades de Oriente y Occidente.   

Sueño chino y liderazgo colectivo

“La actual administración de la República Popular de China (RPC) llegó al poder en 2012, cuando el 18 Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCh) eligió «un liderazgo colectivo con Xi Jinping en el centro», para usar la terminología del partido. Xi luego se estableció en un período muy corto de tiempo como un líder fuerte, probablemente el más fuerte desde Deng Xiaoping y Mao Zedong. Aunque la administración Xi ha definido su línea política como los «Cuatro comprensivos», Xi es más conocido por su proclama para impulsar el «sueño chino»”, recuerda el investigador Seán Golden en la nota titulada “El sueño chino de Xi Jingping”, publicada en la página oficial de CIDOB (Barcelona Centre for International Affairs). 

“El apelativo los «Cuatro comprensivos» hace referencia a la construcción comprensiva de una sociedad modestamente acomodada, la profundización comprensiva de la reforma, la gobernanza comprensiva de la nación según la ley, y a un control comprensivo del Partido de acuerdo a reglas estrictas. Los dos primeros puntos son un legado de las administraciones de Deng y de Jiang Zemin, el tercero y el cuarto comenzaron bajo Hu Jintao, pero el cuarto ha tenido un énfasis especial con Xi”, explica Golden.

“El «sueño chino» es un concepto más ambiguo. No se corresponde con el «sueño americano», que podría parecer un modelo para el término. El sueño americano implica que cualquier individuo puede alcanzar su propio objetivo individual por sus propios esfuerzos individuales. El sueño chino parece subordinar sueños individuales en pos del sueño colectivo de «el gran rejuvenecimiento de la nación china», en palabras de Xi, a la realización de un país próspero y fuerte, el rejuvenecimiento de la nación y el bienestar de las personas”, agrega el analista del CIDOB.

“El gran rejuvenecimiento de la nación china que Xi pide es un impulso fuertemente nacionalista para un crecimiento económico sostenido y una consolidación del poder geopolítico para restaurar a China en su antiguo lugar preeminente en el orden mundial”, considera Golden.

Febo asoma

“China encendió con éxito su reactor de fusión nuclear por primera vez, lo que marca un gran avance en las capacidades de investigación de energía nuclear del país”, señala la nota publicada en la página de la cadena de medios de Alemania Deutsche Welle (DW) el 6 de enero de 2022. Y agrega: “China sigue siendo el primer contaminador mundial: construyó su crecimiento a partir de energías fósiles y continúa creando cada año nuevas centrales eléctricas de carbón, muy contaminantes”.

Ambas afirmaciones muestran claramente una de las actitudes más comunes de los medios hegemónicos de Europa frente a los logros chinos. Por un lado, el inevitable reconocimiento de los avances tecnológicos; pero por otro lado críticas que, más allá de sus fundamentos, intentan relativizar los logros científicos sin utilizar la misma vara que se usa cuando se habla de potencias occidentales.

El sitio de noticias alemán agrega que se trata del reactor experimental de fusión nuclear más avanzado, “lo que marca un gran paso en la investigación del gigante asiático para producir energías con bajas emisiones de carbono”.   

El reactor Tokamak HL-2M es el dispositivo de investigación experimental de fusión nuclear más grande y avanzado de China, y se encuentra en la provincia de Sichuan (suroeste). Se trata de una cámara de confinamiento magnética que genera un fuerte calor para fundir núcleos atómicos. 

La nota de la DW cita a la agencia china Xinhua, que afirma que a este reactor se le conoce con el nombre de “sol artificial”, debido a la temperatura que puede superar los 150 millones de grados, es decir diez veces el calor producido en el corazón mismo del Sol.   

Las autoridades chinas consideran que el reactor va a aportar un apoyo técnico esencial a China en el marco de su participación en el proyecto internacional Iter sobre reactores de fusión experimentales (el proyecto de investigación de fusión nuclear más grande del mundo con sede en Francia, que se espera se complete en 2025)”, indicó el ingeniero jefe Yang Qingway, citado por la DW con información de Xinhhua.  

Para la visión china, el desarrollo de la energía de fusión nuclear no es solo una manera para resolver las necesidades energéticas estratégicas, sino que también tiene gran importancia para el futuro desarrollo sostenible de la energía y la economía nacional.  

El “sol artificial” ya fue noticia en 2021, cuando los investigadores que trabajan en el reactor –denominado Tokamak Superconductor Experimental Avanzado, o HT-7U, (EAST)– anunciaron que lograron batir un récord, al ser capaz de mantener un plasma de 120 millones de grados centígrados durante 1.056 segundos. Una marca superada poco tiempo después por los propios chinos.

“Es otro avance hacia la energía de fusión a gran escala, que intenta replicar algunas de las condiciones que hacen del Sol un reactor de fusión lo suficientemente potente como para calentar el sistema solar”, explica DW, al tiempo que aclara que de esta manera se superó largamente la marca de confinamiento de plasma de 390 segundos, establecida por el Tokamak Tore Supra en Francia en 2003.

“En su anuncio, el equipo señaló que sus resultados muestran que están avanzando de forma constante hacia sus objetivos”, agrega el sitio alemán.

El proceso de fusión es diferente del proceso de fisión: en lugar de separar los átomos de los elementos pesados, une los átomos de los elementos ligeros para crear átomos más pesados. La fusión no produce desechos radiactivos directos, ya que el producto final es el helio. Del mismo modo, no necesitaría de un combustible no renovable y tan escaso como el uranio o el plutonio, sino materiales ligeros y abundantes como el deuterio.

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