El uso del barbijo en lugares cerrados, la buena ventilación, el reposo ante síntomas de enfermedad y también poder recuperar espacios para hablar del tiempo atípico vivido en la pandemia hacen al cuidado y a la salud integral de las personas, y más de las infancias. Esa es la idea que transmite el médico generalista y magíster en salud pública Lucas de Candia.

De Candia habla de cuidados básicos que hay que mantener en las escuelas en este nuevo tiempo de la pandemia, cuando buena parte de la población está vacunada y el uso del barbijo pasó de ser obligatorio en todo lugar a ser una recomendación. Pero además pone especial atención en lo que vivieron las infancias en tiempos de aislamiento, porque –dice– no se puede hacer como si nada y seguir adelante. 

Quien es también docente en posgrado de medicina general y familiar (UNR), integra la Asamblea de Trabajadorxs de la Salud Colectiva describe un panorama sanitario actual en la provincia de Santa Fe claramente mejor a lo conocido en 2020 y 2021, al tiempo que aclara la importancia de mantener cuidados comunes.

“Estamos en una fase de menor riesgo a las que hemos tenido anteriormente, con un nivel de cobertura de vacunación con dos dosis y con refuerzo bastante alto. La provincia, como gran parte del país, logró una cobertura base muy buena”, destaca De Candia respecto del piso de inmunidad alcanzado con la vacunación masiva contra el Covid y también con la ola de contagios dada por la variante ómicron, entre diciembre y enero pasado.

Los números de dosis aplicadas en la provincia apoyan la afirmación del médico: son 8.159.066 el total de dosis aplicadas en Santa Fe, y 3.006.466 las personas con dos dosis de vacunas (datos al 28 de abril, del Monitor público de vacunación).

Además del buen piso de inmunización –agrega el médico–, se transita en la actualidad un período de baja circulación. Sin embargo, advierte que en este escenario se han quitado las barreras básicas de cuidados, como el uso de barbijo y ventilación, o al menos se las han puesto en suspenso. 

El 20 de abril pasado la provincia dio a conocer la resolución 161/22 que dispone “la recomendación del uso de elementos de protección que cubran nariz, boca y mentón en espacios cerrados o de ingreso de público, y en lugares de trabajo que no cuenten con suficiente ventilación cruzada”, adhiriendo a una medida similar de orden nacional. Al día siguiente, el Ministerio de Educación provincial adoptó la decisión para sus escuelas (circular 004/22). 

Lucas de Candia es médico generalista y docente de la UNR.

En esta medida se para De Candia al remarcar “que si bien se determina la no obligatoriedad del uso del barbijo, se lo recomienda fuertemente”. “Pero lo que se escucha con intensidad y se difunde por las noticias es que «el barbijo ya no se exige»”, alerta. 

La advertencia del médico llega para recordar que si bien el panorama sanitario difiere de lo conocido en plena pandemia, lo recomendable es no relajarse: “El escenario es de baja circulación, bajo riesgo y pocas internaciones, pero esto no significa que el panorama sea definitivo y este escenario se vaya a perpetuar”.

Es posible –continúa en su explicación– que lo que se vio en otros países, más con las subvariantes de ómicron, la B2, B3, B4 y ahora la B5, se vea también en esta parte del mundo y en algún momento aumenten otra vez los casos. “Eso es lo esperable; qué dinámica e impacto va a tener es impredecible”, señala De Candia.

Recuerda que el invierno, donde predominan las actividades en espacios cerrados, sumado a las medidas de cuidado puestas en suspenso, “es un escenario propicio para que una nueva variante del virus circule”.

Acuerdos de cuidado

En este nuevo escenario, ¿a qué acuerdos mínimos de cuidado deberían llegar las escuelas con las familias, las chicas y los chicos, la comunidad educativa en general? “Hoy tienen que primar las recomendaciones similares a las del año pasado. El barbijo no es obligatorio pero es fuertemente recomendable”, es lo primero que responde Lucas de Candia apelando al cuidado entre todas y todos. 

Invita a pensar qué pasa y qué se hace en el contexto particular de la escuela: “La escuela implica contacto diario, en espacio cerrado, muchas horas al día. Es un espacio de circulación viral, se hace más propicio para los contagios. Si bien hay escuelas que tienen muy buenas condiciones de ventilación y eso minimiza los riesgos, hay otras que no. Lo edilicio es muy variable pero juega. La recomendación aquí es el uso del barbijo dentro del aula, y fuera del aula que se lo puedan sacar”.

También recomienda “ventilar lo que más se pueda el aula”, en función del clima y las posibilidades de infraestructura escolar. Y una tercera parte de estos acuerdos de cuidados básicos en el ámbito escolar es el reposo: “Es la clásica recomendación que harían nuestras abuelas: se queda en casa el que está con síntomas. Esto más allá si está con gripe, si es covid o si se hisopa o no se hisopa”.

El médico asegura que es sentido común recuperar y sostener tanto para el ámbito escolar como el trabajo que “una persona que tiene un cuadro gripal, febril, no puede ir a la escuela ni a trabajar”. “Primero, porque necesita descansar, no está en condiciones de aprender, escribir, leer ni nada. Tiene que hacer reposo Esa es la medida terapéutica recomendada. Que descanse y coma bien. Ocurre que en el ritmo loco que vivimos hasta lo olvidamos”, subraya. 

De Candia tiene presente que estas recomendaciones deben ser vistas desde la perspectiva de derechos y la salud integral. Reconoce así la existencia de una coyuntura que determina que “hay personas adultas que no pueden dejar de ir a trabajar porque de eso depende su ingreso de vida”. 

También pone el acento en pensar a “la pandemia como un fenómeno social, no biológico”. Para no reproducir sólo las recomendaciones de cuándo usar el barbijo y cuándo no, sin ponerlas en contexto: “La pandemia hay que leerla como un fenómeno en la sociedad. Uno de los determinantes fuertes de tantas muertes es que no había margen para muchísimas personas para dejar de trabajar. Era un riesgo inevitable para ellas contagiarse. Para quien está en esa urgencia, el barbijo, la ventilación y el reposo vienen muy atrás en la lista de prioridades. Eso no puede dejar de verse”.

La mirada integral

“Vamos, decime, contame todo lo que a vos te está pasando ahora / Porque si no, cuando está tu alma sola, llora / Hay que sacarlo todo afuera / Como la primavera/

Nadie quiere que adentro algo se muera/ Hablar mirándose a los ojos/ 

Sacar lo que se puede afuera / Para que adentro nazcan cosas nuevas…”  (Soy, pan, soy paz, soy más, de Piero).

Lucas de Candia considera que otro cuidado básico de la salud integral es favorecer los tiempos de encuentro para hablar de la pandemia. “Por un lado tenemos que dedicarnos a pensar, reflexionar e investigar el impacto de la pandemia en todos los grupos, pero especialmente en les niñes”, dice, y asegura que hay muchas opiniones válidas sobre qué hizo la pandemia en las infancias, pero es necesario analizar cuál fue el impacto real para pensar posibles intervenciones. 

“La posibilidad de que les niñes recuperen un espacio de encuentro y que puedan hablar de lo que pasó, en el marco de la escuela, es fundamental y terapéutico en toda su medida”, propone como una intervención general y al alcance de la mano.

Agrega que no contribuye a la salud integral de las personas, en particular de las infancias, pasar de una crisis sanitaria y social mundial a intentar seguir como si nada. “En términos subjetivos –asegura– es difícil de metabolizar para todas las personas y para les niñes también”. 

Recuerda el tiempo que pasaron con la escuela virtual o modalidades atípicas de aprendizajes; y el tiempo sin encuentro con sus familiares y amigos, sumado a la pérdida de abuelos en muchas familias, entre otros seres queridos. “Ante eso, pasar de página y hacer de cuenta que no pasó nada, al menos suena peligroso. Es necesario trabajarlo como sociedad y que les niñes tengan espacios donde hablar de lo que les pasó, lo que sintieron, lo que sienten. De los miedos, porque es natural que los tengan, y lo vivido no hay que meterlo debajo de la alfombra”. 

La idea de recuperar la perspectiva integral de la salud el especialista la extiende también a quienes trabajan en los ámbitos de la salud. Repasa que en plena pandemia los equipos de salud, sobre todo públicos, quedaron atrapados en la urgencia de los contagios. Eso hizo que se perdieran de vista otros aspectos, necesidades y problemas que hacen a lo integral de la salud. Hoy hay allí un debate a trabajar. 

“La pandemia junto con el marco político económico del gobierno anterior han profundizado muy fuertemente las desigualdades, si bien no es nuevo lo que afirmo,  eso se traduce en insatisfacción, desesperanza y también en violencia”, marca sobre el panorama actual.

“Es un momento de oportunidad de volver a analizar cómo llega el Estado a las personas más fragilizadas, y salud y educación están ahí, tienen el vínculo con las familias, están en los barrios”, convoca a trabajar por la salud y la educación comunitarias.

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