El pasado miércoles, distintos centros de estudiantes se manifestaron frente a sus escuelas con los ya lamentablemente clásicos reclamos por las condiciones edilicias, que tomaron la forma de falta de gas en alrededor de 150 colegios de la ciudad.

Los datos expuestos son escalofriantes: alrededor de 150 escuelas de la ciudad estarían teniendo el gas cortado, lo que no sólo implica el frío que se pasa bajo esas condiciones, sino también el hecho de que las distintas instituciones no puedan brindar un plato de comida caliente a sus estudiantes. El número, a nivel provincial, llega hasta las 347 escuelas, según ha expuesto en sus redes el CER (Centro de Estudiantes Rivadavia). Por eso, el pasado miércoles 4 de mayo las organizaciones de la política secundaria, convocadas y agrupadas en la Feser (Federación Estudiantes Secundarios Rosario), cortaron la calle en las puertas de sus distintas escuelas, con un frazadazo reclamando por condiciones edilicias dignas y por el gas, porque con frío y hambre no se puede aprender. 

Hoja de lucha

Por lo que cuentan en diversos centros de estudiantes, el tema empezó desde lo particular. Varias de las escuelas no tenían gas, y pensaban que era una cuestión particular de cada una, hasta que, en una de las puestas en común de los problemas de los distintos centros que se suelen hacer en las reuniones de Feser, notaron que la carencia era general. Frente a esta situación, compañeros y compañeras de distintas escuelas se pusieron a investigar sobre el tema y encontraron que era una problemática a nivel provincial, y que tenía que ver con un relevamiento que se había hecho hacía tres años sobre las condiciones de infraestructura del gas en distintos colegios de la provincia, pero que fue afectando de a poco también a nuevas instituciones. Así como hay establecimientos educativos sin gas hace tres años, hay otros que llevan uno sólo con el gas cortado (como es el caso de la Gurruchaga). Desde ahí, el movimiento de contactos siguió las lógicas que ya se venía aceitando durante la pandemia, y se redactó una nota sobre las ya lamentablemente clásicas (por lo persistentes) problemáticas en cuanto a la aplicación de la ESI y la condición edilicia de las escuelas, con este factor como urgencia y agravante también. La nota, elaborada por Feser y que contó con la adhesión de distintos centros de estudiantes de la ciudad, fue presentada a Lucas González (Coordinador de Participación Estudiantil del Ministerio de Educación), con la intención de que sea elevada. 

La semana anterior a lo que resultó ser el frazadazo, Amsafe invitó a la Feser y a los centros que la integran a una reunión que tuvieron con Osvaldo Biaggiotti, delegado regional y autoridad más relevante del Ministerio de Educación provincial en Rosario) el día 28 de abril. “Aunque ya teníamos prácticamente armado el frazadazo, nos pareció que era una instancia importante para aprovecharla así que asistimos sobre todo con la intención de poner sobre la mesa el tema del gas”, cuenta a este medio Nina Rudi, presidenta del centro de estudiantes de la Nigelia Soria. En esa reunión, desde el Ministerio contaron que la medida que habían planteado en relación a este tema era que los equipos directivos de cada escuela tendrían que encargarse de garantizar el tema del gas: encontrar un gasista matriculado, llamarlo para que vaya a la escuela, hacer una revisión y un parte de las condiciones, parte que pasaría al director o directora de la institución, luego al Ministerio, y en ese momento el Ministerio bajaría el financiamiento (“que, conociendo los tiempos del ministerio, llevaría un par de meses”, agrega Nina) para que el gasista empiece las obras. “A nosotres nos pareció que no tenía sentido práctico, y también estaba ahí la gente de Amsafe para plantear el tema de los directivos, que estaban desbordados por otras cuestiones particulares de cada escuela. Más allá de eso, para nosotres es clave que esto es algo de lo que se tiene que encargar el Ministerio. El tema del gas es muy delicado y peligroso, y nos pareció muy poco práctico”, puntualizó Nina. Del Ministerio no hubo otra propuesta, y, luego de un rato de tensión que no respondía sólo a esto sino a otras discusiones que también se llevaban adelante con los gremios, la reunión terminó sin nuevos consensos o propuestas al respecto. 

El lunes 2 de mayo, luego de que se anunciara el frazadazo y un estudiante de la Técnica 7 (escuela que también integra Feser) hablara por distintos medios, el Ministerio de Educación convocó a una reunión a los centros de estudiantes para discutir este tema específico del gas, cónclave que se realizó el martes a la mañana. Allí, se ensayó desde la cartera educativa una explicación sobre la falta de gas. Parece que en 2019, cuando asumió la gestión provincial actual, Litoral Gas habría hecho un relevamiento de cien escuelas de la provincia que tenían fallas e irregularidades en cuanto a las instalaciones de gas, y habría sacado una nueva reglamentación, cortando a su vez el suministro en esas escuelas de gestión estatal. El tema vendría a ser que lo cortaron desde 2019 y fueron muy pocas las escuelas a las que se les hicieron las refacciones o directamente se pusieron en obras para posibilitar la rehabilitación del gas. Por eso, hoy se cuentan alrededor de 150 escuelas solamente en la ciudad con esa carencia. “El martes, cuando tuvimos la segunda reunión, se nos dio la misma respuesta”, contó al respecto Sofía Hernández, presidenta del centro de estudiantes de la Gurruchaga en charla con El Eslabón. “En la reunión estuvimos comentando el tema del gas, y situaciones particulares de cada escuela respecto a eso, y, aunque se nos dio esta explicación, no pudimos llegar a nuevos consensos ya que el delegado regional se fue de la reunión”.

Foto: Feser

Entonces, la tensión estaba, por un lado, en que el Ministerio no pretendía hacerse cargo de conseguir gasistas matriculados ni de la parte relacionada con la inspección, y, por el otro, que desde Feser (y también desde otros espacios) se planteaba inviable e ilógica una solución que sólo implicara el financiamiento por parte del Ministerio pero que de toda la parte anterior tuvieran que encargarse los equipos directivos de cada escuela. “El argumento era que el Ministerio no podía encargarse de conseguir un gasista matriculado para cada escuela, pero tampoco pueden pretender que las escuelas pueden hacerlo por sí solas”, cuenta a este medio Julieta, presidenta del centro de estudiantes de la Técnica 7 Julieta Lanteri.

Posterior al frazadazo, el mismo día a la tarde, se realizó una tercera reunión, aunque ya no con el Ministerio de Educación sino con el de Desarrollo Social de la provincia. Si bien siguieron sin abrirse nuevas soluciones ni propuestas concretas respecto a la resolución del problema, y lo que se dijo desde esa cartera terminó siendo “lo mismo desde otra perspectiva”, según Nina, “sí, se quedó en abrir una mesa de diálogo en conjunto con el delegado regional (Osvaldo Biaggiotti), alguien del Ministerio de Educación con un puesto más alto, el Ministerio de Desarrollo Social, gremios docentes, directivos y los centros de estudiantes. Iniciativa que fue propuesta sobre todo de nuestra parte”. 

Viejas luchas

Un tema que es inseparable de este reclamo por el gas es, sin dudas, el reclamo por las condiciones edilicias dignas. En la mañana del miércoles 4, día del frazadazo, Iara Gotzl (secretaria de Derechos Humanos del centro de estudiantes de la Gurruchaga) habló en el programa de radio Poné la Pava y comentó que “ahora estamos luchando porque nos vuelvan a poner el gas pero hay escuelas que no tienen ventanas. Necesitamos condiciones no sólo para no tener frío sino para no poner en peligro nuestra integridad física, como que se caiga un tubo de luz como ha pasado en varias escuelas”, puntualizó. En el mismo sentido, Julieta dijo que además del reclamo por el gas, está el reclamo justamente por esas condiciones edilicias dignas. “Hay muchas escuelas con demasiadas fallas que no pueden sostener el gas, lo que demuestra un cierto abandono. En el caso de mi escuela, las condiciones edilicias no son muy buenas. Venimos de ser un anexo de otra escuela, funcionamos en un segundo piso ya que en planta baja hay una primaria. Nuestra cocina no es una cocina sino que es un cuarto que comunica con la primaria y es a la vez una salida de emergencia y una sala de profesores. A lo que voy es que más allá de no poder sostener el gas en las escuelas, tampoco están en condiciones edilicias dignas ya que están muy abandonadas hace años. Nosotros venimos reclamando hace un montón estas cosas y sin embargo todavía no podemos recibir respuesta”, cuenta Julieta. “Hay muchas escuelas que dependen de una cocina (la mayoría de las veces a gas) para brindarle un alimento caliente a  sus estudiantes. También tengamos en cuenta que es muy complicado tener artefactos eléctricos porque la mayoría de las instalaciones eléctricas de las escuelas están en condiciones paupérrimas”, matiza Iara. 

“Espero que desde los lugares que se tengan que ocupar, puedan generar una propuesta superadora para la educación que tenemos hoy en día, porque la verdad es que las escuelas están venidas a menos. Este tiempo de pandemia sirvió para no darle bola a lo estructural, y ahora tenemos un gran nivel de deserción en Santa Fe”, cuenta Nina. “Sé que desde el Ministerio nacional hay planes para que los pibes vuelvan a las aulas, pero también hay que pensar a qué escuela se vuelve, y de qué escuela se están yendo, y hoy en día las escuelas no están en condiciones dignas. Si estamos pensando en que los chicos tienen que sostenerse en la escuela, también tenemos que pensar en qué escuela los estamos sosteniendo, y eso tiene que entrar en los planes de previsión del Ministerio de Educación provincial”.

Clases en el patio

Adjunto a las cartas y documentos de la Feser sobre la problemática del gas, lógicamente compartida y de interés general para todas las escuelas, se presentaron también reclamos particulares que tienen que ver con luchas que llevan las distintas escuelas que participan de la Federación, entendiendo que los espacios colectivos de construcción son también un resorte para la solución de problemas que atañen a una diversidad de instituciones educativas y que no son quizás tan generalizables, pero que sin embargo pueden dar pie a nuevas posibilidades de pensar a la educación. Así se ha planteado en diversas instancias desde la Gurruchaga, escuela que hasta 2014 fue una escuela piloto y que, por tanto, contó con una matrícula particular, distinta a cualquier otra, pero que, al convertirse en Escuela Técnica, vio a varias materias troncales para sus terminalidades (antiguamente llamadas Info, Agro y Arte, y hoy reducidas a la expresión de Informática Profesional y Personal, Tecnología de los Alimentos y Diseño y Comunicación Multimedial) entrar en una suerte de “limbo legal” que, si no se actúa pronto, resultará en su desaparición. Hoy día, esas dos materias son “Teatro” y “Huerta”, que al no haber entrado en el diseño curricular oficial en ese traspaso, fueron convertidas en algunos años en TOI (Taller de Oferta Institucional), con posibilidad de reemplazo pero sin escalafón: corre a cargo de la escuela, y en otros años en FID (Función Institucional Docente), una suerte de cargo creada con los cambios de matrícula para docentes titulares, que, como no pueden perder sus horas, se les da la posibilidad de armar un taller que no es obligatorio para los alumnos, que ante licencia no tiene reemplazo, y que con la jubilación del docente que lo da, se va con éste la materia, y, por tanto, desaparece. 

La preocupación por estas materias lleva años de luchas, detenidas por la pandemia pero recuperadas apenas la urgencia de ella se vio desplazada, y que encuentra su lugar en estas manifestaciones, que son siempre por una educación mejor. 

Entre otros reclamos particulares, se cuenta el de la Guido y Spano y su condición de “escuela itinerante”, condición que quizás se encuentre ante un jaque mate (aunque no por eso habría que bajar los brazos). El edificio donde se encuentra la Guido es privado, y el dueño la quiere vender. En este sentido, hay un proyecto de expropiación ya en marcha. “Estamos esperando que el jueves pase Diputados y pueda llegar a Senadores, así que estamos convocando a senadores a hablar con nosotres y estamos pidiendo voluntad a todas las fuerzas políticas, así como agradeciendo a todas las que nos fueron recibiendo”, cuenta a el eslabón Juana Madussi, presidenta del centro de estudiantes de la Guido y Spano. Al cierre de esta edición, se conoció que el proyecto fue aprobado por unanimidad en la Cámara de Diputados y Diputadas. También hay un relevamiento hecho por la directora (con fotos y explicaciones de la importancia del edificio, su uso y sus adecuaciones ya hechas para la escuela), junto a la carta firmada por los asistentes al abrazo solidario que se hizo hace unas semanas. Ese relevamiento y esa carta andan dando vueltas por el Ministerio, con la intención de llegar hasta la ministra de Educación, y contando ya con un aval escrito por Biaggiotti, luego de reuniones que tuvo el delegado regional con la comunidad educativa de la Guido.

Un tercer reclamo particular es el de la Nigelia Soria, con un problema que se podría resumir con el concepto de “crisis áulica”, concepto acuñado por una docente de Humanidades ante la falta de salones donde dar clases. De tal magnitud es la crisis áulica de la Nige, que hay un curso que está asistiendo cuatro de cada cinco días de la semana. “Incluso los días que vamos se dan clases en el patio, en los pasillos o en el hall”, cuenta Nina. 

Este problema se debe a que en 2018 se agregó un curso más pero nunca se generaron nuevos espacios en la escuela, “lo que no tiene ningún sentido porque nosotros no somos una escuela con un edificio tan grande”, argumenta. “Es un razonamiento simple: pensás en meter más chicos y en generar más aulas”, pero no ha sido ese el proceder ni del Ministerio de Educación ni del de Cultura (que tiene una relación estrecha con la Nige por el tipo de enseñanza que se da allí). 

“En febrero tuvimos una reunión con Jorge Llonch, ministro de Cultura de Santa Fe, el equipo directivo y representantes de la cooperadora, y se nos explicó lo que teníamos que hacer para garantizar más espacios. Hoy en día ya está todo presentado, y aparte de baños y demás cosas que hay que mejorar las condiciones, lo que nos serviría es habilitar el uso de un edificio que está pegado a la escuela, que está expropiado y que sólo habría que limpiarlo, correr escombros, pero no haría falta romper ni nada de eso. De cualquier manera esto sería un paliativo, porque no entraríamos como corresponde”, concluye Nina.

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