La ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, anunció la incorporación de “lenguaje y comunicación no sexista e inclusiva” en todas sus “producciones, documentos, registros y actos administrativos”. Y, por supuesto, reavivó el debate.
Dame una A, dame una O, dame una E
El lingüista y lexicógrafo Santiago Kalinowski explicó que el uso de la E es una “decisión política de crear en la sociedad la conciencia de que existe una injusticia”, y que “al modificar los modos de pronunciarse se interpela y reclama al mismo tiempo que ciertas cosas deben cambiar”.
El coautor del libro La lengua en disputa: un debate sobre el lenguaje inclusivo, en una entrevista brindada al programa Poné la Pava (Radio Rebelde Rosario), aseguró: “En principio no es la primera decisión del Estado respecto a esto, ya hubo varias. Era de esperarse de un partido que llegó al gobierno incorporando la expresión del lenguaje inclusivo desde su logo de campaña. Es una novedad no novedosa, porque ya viene sucediendo. Lo que puede llegar a traer problemas es que eso se interprete como algo obligatorio, aunque no tengo noticias de que haya sucedido algo así en las demás instituciones. Es esperable que la institución que incorpora este rasgo del discurso a su campaña, que después actúe en consecuencia, acompañando ciertas iniciativas, porque sabemos que el señor lenguaje inclusivo se utiliza para acompañar, fortalecer o militar ciertas causas en la sociedad que tienen que ver con la agenda de géneros especialmente”.
Kalinowski se sumerge y toma posición frente al debate sobre el lenguaje inclusivo argumentando científica y políticamente: “Me gustaría que en estas recomendaciones hubiese algún inciso, algún comentario acerca de que es una decisión que toma el directorio sobre cómo van a ser las comunicaciones de la institución, y que es una decisión contemplada dentro del derecho a la libertad de expresión, tanto si lo va a hacer una persona individual como una institución privada. La lengua que usa la gente cotidianamente no se puede cambiar por decisión de nadie”.
Historia y contexto
El estudioso hace hincapié en diferentes intentos anteriores por modificar el lenguaje por parte de las instituciones durante el siglo pasado: “A fines del siglo XX, empieza a tener muchos más usos o a aparecer en más lugares el todos y todas, gobernador y gobernadora. Eso en la escritura se empezó a volver estilísticamente pesado, era difícil y largo de escribir, entonces se empezó a buscar cómo condensar eso, y se encontró al @ como una manera de incluir la O y la A en un solo carácter, y evitar el desdoblamiento más largo. Sobre el año 2012, acá en Argentina y con la sanción de la ley de identidades de género, empezó a ser ubicado como una cosa ordinaria, entonces se prefirió la X. Luego surgió la necesidad de poder pronunciarlo, que no esté atado sólo a la escritura, y apareció la E. Pero esto no es nada nuevo, en Argentina nos quisieron legislar en contra del voseo, atacaron el uso del «vos» en lugar del «tú» en los medios de comunicación, en la industria editorial. Hubo dos tomas de posturas importantes por parte de las instituciones en contra del voseo, una en los años 30 y otra en los años 70. El Ministerio de Educación llegó a legislar incluso en contra del uso del voseo con los nenes en el recreo cuando jugaban a la pelota. No podías decir «vos pasamelá», tenías que decir «tú pásamela». Hay que tener en claro que la lengua cambia de un modo bastante incontrolable. Es decir, es poco lo que hace incluso la escuela. Durante todo el siglo XX la escuela quiso que la gente dejara de usar el voseo y no lo logró. Entonces, aunque toda la escuela empiece a usar el inclusivo, eso no es una garantía de nada”.
Los cambios en el lenguaje
La configuración discursiva siempre se encuentra asociada a determinadas ideas y/o demandas sociales y es inutil intentar “encauzarla” por medio de las imposiciones o prohibiciones: “Los usuarios la usan exclusivamente cuando la lengua es pública. Cuando hay una urgencia de algo aparece más el inclusivo que cuando no la hay. Entonces eso te va marcando que en realidad se trata de uno de los rasgos de un discurso que acompaña una lucha política, social y cultural. No es una cosa que sucede en el sistema lingüístico de por sí, sin que nadie tome la decisión. Los cambios lingüísticos que estamos viendo, que están ocurriendo y son parte de la actualidad, o los que hubieron por ejemplo con el fin del imperio romano, no los decidía alguien. Nadie tenía la conciencia de estar cambiando la lengua. La gente tiene que poder ejercer su derecho a usar su lengua según lo que le parece que le va a ayudar a lograr lo que está buscando. Prohibir eso sería prohibir una expresión política, lo mismo al revés. La imposición de un ideario es incompatible con la vida en democracia”.
Las Academias no interpelan a los hablantes
En varias oportunidades, la Real Academia Española se expresó en contra de la utilización del lenguaje inclusivo. Públicamente la institución consideró que “el uso de la letra x, por ejemplo, es innecesario e impronunciable”.
Existen precedentes desde la década del 70 en otros países de habla no hispana, en los que se incorporó el uso de la E al lenguaje. En ese sentido, Kalinowski explica: “Las instituciones, como la Academia Argentina de Letras o la Real Academia Española, no determinan qué hacen los hablantes, nadie va al diccionario a ver qué tiene que decir. Todas las protestas con la palabra Presidenta, por ejemplo, que en el diccionario ya está. Evidentemente la gente que piensa que eso está mal, no va al diccionario, y eso demuestra que los hablantes no van al diccionario a pedirle permiso para decir una cosa u la otra. Aunque a veces alucinaron que sí, como con lo del voseo, no pueden desde la Academia inducir algo que no sucede o detener algo que ya sucede entre los hablantes. Lo han intentado, han tratado de parar el verbo independizarse. En su momento lo definían como neologismo inútil, como una cosa incorrecta, y la verdad que desde mediados del siglo pasado se utiliza y se tuvieron que acomodar porque los hablantes lo consagraron.
Siempre que éstas instituciones quieren indicarle un camino a los hablantes, marcarles la cancha, siempre terminan en off side. Esos intentos de imposiciones quedan en una especie de Museo del Ridículo, donde uno siempre puede volver y consultar”.
“Cuando hablo de lenguaje inclusivo no expreso la postura institucional de la Academia Argentina de Letras, nosotros en el Departamento de Investigaciones lo único que queremos hacer es entender qué hacen los hablantes, en ningún momento nos interesa decirles que hagan o dejen de hacer algo. Nos interesa lo que hacen. Nuestra postura sobre el lenguaje inclusivo es tratar de entender cuándo lo usan, quiénes lo usan, en qué contextos y para lograr qué cosas”.
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José de la Fuente
10/06/2022 en 22:50
Cómo no podéis modificar un idioma que no es vuestro, cómo es el castellano. Que utilizan 300.000.000 de personas en todo el mundo, con sus reglas gramaticales.
Realmente me parece ridículo, e inconsciente por vuestra parte, el intentar destrozarlo, por inclusión. Para la inclusión, debéis intervenir en las escuelas, para que la inclusión sea pedagógica en los primeros pasos de los chicos, en todo género sin excepción. Esa será una inclusión inteligente.
Sino estáis de acuerdo, crear vuestro propio idioma con vuestras contradicciones, que son muchas.
2+2=4, nunca serán 5
Saludos desde Argentina, de un catalán, no español. Respetar lo que no es vuestro.
José