La capacitación a policías santafesinos llevada a cabo en la facultad de Ciencias Médicas de Rosario es un hito histórico de un proceso tan novedoso como complejo: derrumbar el paradigma de demonización del cannabis para resignificarlo como medicina.
La del sábado 25 de junio en la facultad de Medicina no fue para nada la primera jornada de capacitación sobre el uso medicinal de la marihuana impulsada por la Asociación de Usuaries y Profesionales para el Abordaje del Cannabis (Aupac). La organización rosarina despliega desde hace ya cinco años una intensa actividad de difusión, concientización y formación al respecto. Lo novedoso es que esta vez los destinatarios no fueron trabajadoras y trabajadores de la Salud, cultivadores, usuarios o curiosos varios que participan de este tipo de instancias voluntariamente: el auditorio de la jornada del sábado 25 estuvo conformado por integrantes de la policía santafesina, a los que les enseñaron que quienes cultiven, consuman, posean o distribuyan marihuana son delincuentes que hay que detener y derivar a tribunales. De hecho, uno de los coordinadores de la capacitación a los uniformados había sido detenido hace algunos años por portar unos pocos gramos de esa “droga” por entonces estigmatizada como dañina para la salud. Y hace apenas unos días la propia Aupac y otras agrupaciones defensoras del uso del cannabis repudiaron públicamente la continuidad de la persecución a personas “que por tener pequeñas cantidades de marihuana fueron detenidas por las fuerzas de seguridad”.
En este contexto, la capacitación a policías santafesinos adquiere una dimensión histórica, “épica”, según resumió una integrante de la entidad rosarina que organizó la jornada junto con el gobierno provincial, a través de sus ministerios de Salud, Seguridad y Producción, Ciencia y Tecnología, desde donde también celebraron y resaltaron la importancia de lo sucedido.
“La verdad es que la experiencia vivida el sábado sin duda fue transformadora. Escuchar a las personas más allá del uniforme y perder el miedo para compartir todo lo que teníamos para dar, fue necesario. Siento que creamos un puente, creo que alguna cuestión hemos sanado. No quiero pecar de ingenua, y menos en este mundo tan desigual e injusto, pero creo que dimos un paso, un salto, una escalada de nivel, y espero con la esperanza de siempre que lo que vivimos, siente un precedente humano en ellos y nosotros, en ellas y nosotras”, evaluó desde sus redes sociales María Soledad Pedrana, presidenta de Aupac.
“Es una gran satisfacción haber podido llevar adelante una jornada muy enriquecedora para la formación y profesionalización de la policía de Santa Fe en un tema tan relevante socialmente”, sostuvo la subsecretaria de Bienestar y Género del Ministerio de Seguridad santafesino, Natacha Guala.
“Esta actividad es un puntapié inicial porque consideramos que hay que seguir sensibilizando sobre esta temática, no sólo a la policía sino también a la sociedad en general, para la que hasta hace poco era tabú”, sumó Élida Formente, directora del Laboratorio Industrial Farmacéutico (LIF), dependiente del Estado provincial.
La sensación de haber sido parte de un hecho con pocos precedentes y resultado muy alentador se puede atisbar en las manifestaciones públicas de la mayoría de los protagonistas de la capacitación a policías. Además de integrantes de Aupac y funcionarios provinciales, en los paneles que dieron forma a la jornada hubo disertantes de distintas procedencias y saberes. Entre ellos y ellas se contaron Alejandro Corda, secretario de un juzgado federal e integrante de la Asociación Civil Intercambios; Marcelo Morante, coordinador del Programa Nacional de Investigación sobre los Usos Medicinales del Cannabis; Gabriel Gimenez, director de Articulación Federal del Instituto Nacional de Semillas (Inase); Nadia Gabriela Podsiadlo, abogada penalista especialista en casos sobre Cannabis Medicinal; Emilio Ruchansky, productor periodístico y autor de libros de referencia en la materia; Daniel Russo, doctor en salud mental comunitaria; Ariel Parajón, licenciado en Ciencia Política especializado en políticas de drogas, consumos problemáticos y violencia de género, y la abogada y militante de organismos de defensa de los derechos humanos Gabriela Durruty.
Hecha la ley…
En el parte de prensa oficial en el que se dio cuenta de la jornada de formación, el gobierno santafesino informó que desde agosto del año pasado “la provincia de Santa Fe tomó la decisión de abstenerse de iniciar causas o realizar detenciones que contraríen los derechos de usuarias/os de cannabis y sus derivados, siempre que se encuentren inscriptos en el Registro Nacional de personas autorizadas al cultivo controlado con fines medicinales y/o terapéuticos (Reprocann)”, creado en el marco de lo establecido por la Ley Nacional 27.350.
“En este marco, resulta necesario avanzar en la capacitación y sensibilización de la policía de Santa Fe y los distintos operadores del servicio de justicia respecto del marco normativo nacional vigente de acceso legal al cannabis para personas usuarias, cultivadores solidarios y organizaciones de la sociedad civil. Se busca brindar herramientas para el conocimiento y la comprensión de las leyes y resoluciones de reciente aplicación, y pensar estrategias en conjunto para una transición exitosa que contemple las dificultades propias del trabajo en el territorio”, añadieron desde la Casa Gris.
Lo de la necesidad de conocer y comprender el nuevo marco legal no vale sólo para policías y jueces. Aún son muchas las personas que cultivan y usan cannabis que no están debidamente informadas de la existencia del Reprocann y la consiguiente posibilidad de acceder a una autorización oficial para hacer lo que hacen sin riesgo de ser considerados autores de un delito.
La regulación nacional vigente establece que tal habilitación sólo puede ser emitida por profesionales médicos inscriptos en ese Registro creado por la ley 27.350. Y no son pocos los doctores y doctoras que por estos días difunden su condición de habilitados para otorgar la certificación.
En este sentido, desde Aupac advierten sobre algunos casos de profesionales que se limitan a “poner el gancho” mucho más en función de engrosar sus ingresos económicos que de responder al espíritu de la norma, que es fruto de una larga lucha de quienes encontraron en el cannabis una medicina efectiva y natural para dolencias y patologías diversas.
También en este aspecto vale dimensionar las jornadas de difusión y formación y la labor cotidiana de entidades y funcionarios que protagonizan un proceso muy complejo.
Se trata de la construcción de un nuevo paradigma, de la resignificación de una práctica tan extendida como estigmatizada, generadora de todo un circuito económico ilegal de enorme volumen y disparador de violencias y corrupciones que sustentan y acentúan la desigualdad y la exclusión social que sufren miles de familias y comunidades en todo el mundo.
Se trata de desmontar conceptos, creencias y realidades que sustentan negocios que benefician a pocos y matan a muchos.
Se trata de dejar de enfermar y empezar a curar.
Y no es fácil, pero jornadas como la del sábado 25 en la facultad de calle Santa Fe muestran que ya se está haciendo, mal que le pese a quienes todavía prefieren ponerse la gorra en vez de la gota o el porro.
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