Yo no sé, no. Las reglas eran varias. La principal, que se respetaba a rajatabla, era la de no hacer molinete. Al quinto partido Pedro vio cumplido su sueño de mantener la valla invicta, y además hizo la mitad de los goles desde abajo, con la línea de 4 y el arquero. Andaba afilado, pese a que él estaba casi en ayunas, porque lo mejor que salía de la cocina del lugar eran “los cariocas”, un licuado de banana con leche, pero esa mañana de julio del 69 estaba muy fría para licuados. Después de trasnochar por el barrio, con Pedro y otros encaramos para el centro, para este bar con metegol que quedaba por Buenos Aires, frente al correo Argentino. Los partidos eran siempre a las apuradas, había que entrar al cole. Pero esa vez no teníamos que ir a la escuela, que quedaba a metros nomás del bar. Eran las primeras vacaciones de invierno cursando la secundaria, y ese también era un sueño que se estaba cumpliendo. Mientras tanto en el país el sueño de las oligarquías locales, el de ser una colonia agroexportadora, hacía aguas por las frecuentes revueltas (Corrientes, Rosario, Córdoba), y al tiempo que un avión llevaba a Nixon a tocar tierra Vietnamita, en un intento de querer aplacar ese sueño por cumplir, el de Ho Chi Minh, que no era ni más ni menos que el de tener Patria para todos, en algunos barrios de nuestra Patria seguían esperando y luchando para que se cumpla ese otro sueño, el del regreso del General. 

Con Pedro nos volvimos casi al mediodía, sabiendo que nos habíamos ido sin pedir permiso y que había que atenerse a las consecuencias. Al bajar del 52 con un pie en la tierra sentimos que algunos de nuestros sueños se estaban cumpliendo.

El otro día, pasando por la vereda del club Las Palmeras, y al sentir el ruido de los golpes precisos del metegol sin molinete en el medio, y también otro ruido, el del tele con ese medio que revolea noticias como para confundir, desinformar, “clarinando” mentiras con el propósito de que el sueño de muchos no se haga realidad, Pedro me dice “¡la verdad que bueno sería que nos amiguemos con las ideas y las acciones, con esas que nos dicen que son imprudentes, que vamos a tener que pagar sus consecuencias!” Con un pie en la tierra y el corazón latiendo por ese sueño que empieza a ser… a ser posible. Ya es hora que a todos, o por lo menos a los que queremos la Patria liberada, esos sueños nos vuelvan a abrazar.

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