Fernando Álvarez es actor y coautor de ¿Quién dijo que la H es muda?, obra teatral que refleja la pasión que viven los hinchas del Globo y que se presenta siempre y cuando el día y la hora no coincidan con un partido del Quemero.

La escena de El secreto de sus ojos ocurre en un bar porteño, en el que Pablo Sandoval es interpretado por Guillermo Francella y Benjamín Espósito por Ricardo Darín. Ambos buscan capturar a un femicida. Y para dar con él, después de tantos intentos fallidos, van por una ocurrente idea: Sandoval-Francella se apoya en la sabiduría de un escribano fanático de Racing al que le dicen Platón, porque vive de la Academia. Y lo comprueba al recitar jugadores, equipos y glorias racinguistas, mientras descifran cartas del asesino. ¿Conclusión?: “El tipo puede cambiar de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios. Pero hay una cosa que no puede cambiar, Benjamín –le dice Francella a Darín–. No puede cambiar de pasión”. Y la escena continúa en el Palacio Tomás Adolfo Ducó, donde juegan Racing y el local Huracán, y donde buscarán al culpable.

Fernando Álvarez tiene dos grandes pasiones, que lejos de cambiarlas, las juntó. Y de esa unión salió ¿Quién dijo que la H es muda?, una obra teatral que se presenta los domingos y jueves en el Teatro Azul, en la tradicional Avenida Corrientes (5965), de la Ciudad de Buenos Aires. Entre otras cuestiones, en cada función se verá “cómo vive un hincha la pasión”, asegura el actor y coautor de la obra, y por supuesto, fanático del Globo.

Obra de alto vuelo

Las primeras líneas del guión las escribió a principios de año, le cuenta a El Eslabón Fernando Álvarez. Vio una obra de un amigo sobre Racing, justamente, y se le antojó que tendría que haber una del club de Parque Patricios. “Eso quedó boyando. El 5 de enero empecé a escribir algo y quería que me dirija alguien que sea de Huracán”, dice. El apuntado no fue otro que Antonio Célico, director del Baldío Teatro, hermano de Jorge Célico quien hizo inferiores en el club y llegó a dirigir un partido como interino (triunfo ante River en el Monumental en 2002) y que actualmente es el DT del Barcelona de Ecuador–, hijo de don Fortunato, quien fuera médico de la entidad en 1969, y nieto de otro ex jugador quemero. “Le conté la idea y me dijo que sí. Empezamos a reunirnos, a hablar de Huracán, a compartir historias de vida. Fue un trabajo muy hermoso, muy emocional. Fuimos compartiendo vivencias personales, y lo fuimos armando, con cosas personales, cosas no personales, ficcionadas”.

Después sumaron los personajes, que el Quemero los tiene de sobra. “Llegamos a un resultado –señala– que a mi entender, y a entender de la devolución de la gente que viene (no sólo las y los hinchas de Huracán, sino también del público no quemero) está muy bueno y muestra cómo vive un hincha la pasión”. Y resalta: “Como uno de los temas centrales del espectáculo tiene que ver con la herencia, con lo heredado, muchos vienen con sus hijos, con sus padres, porque está esto de compartir”.

Llorarás con un ojo y con el otro te reirás

Oscar Natalio Bonavena –más conocido como Ringo–, el Loco René Houseman y Herminio Masantonio –delantero con la particularidad de ser el tercer goleador histórico del fútbol argentino sin nunca haber liderado una tabla de goleadores de un torneo local–, son algunas de las personalidades que no faltan en el espectáculo. “Hablamos de las glorias que tuvimos, de los dolores que hemos transitado. Nos reímos de nuestros dolores y hasta hablamos de nuestros primos (por San Lorenzo, el clásico rival), necesitados ambos del otro”, agrega el autor y protagonista, y se enorgullece: “La gente, mayoritariamente, sale llorando. Se conmueve, se emociona, porque a cada función que hago le pongo amor y pasión. Y mucho placer y amor por Huracán y por el teatro”. 

El actor revela que no fue su padre quien lo contagió del Globo. “A mi viejo no le gustaba el fútbol pero yo tenía un tío de Parque Patricios que era fanático mal y que me empezó a llevar a la cancha cuando yo tenía 8 años”. Fue justo en la víspera de una de las etapas más gloriosas de la entidad: “Cuando tenía 11, Huracán salió campeón en el 73, así que ya está. Desde ahí no te cambias nunca más del equipo”.

Escenas de la vida deportiva

El mundo de las tablas y el de los tablones tenían sus rispideces a principios de la década del 30, cuando una publicación periodística planteó –bajo el título “El sport vs el teatro”– que el público joven dejaba libres las butacas de las salas para ocupar la de los estadios de fútbol. En su magistral Literatura de la pelota (de 1971), el poeta Roberto Santoro publicó obras futboleras como Avanti Foot-Ball Club (de Camilo Darthés y Carlos Damel), Los campeones de football (de Miguel Clemente y José María Chiappetti), Los hinchas (Triunvirato Foot-ball Club) (de Alberto Cortazzo y José Ignacio Robles) y la famosa Los tres berretines (de Arnaldo Malfatti y Nicolás de las Llanderas, luego llevada al cine).

Foto: Leopoldo Miinotti

La pasión por el fútbol que Fernando Álvarez no tiene dentro de la cancha (“jugué de chico, pero era bastante tronco”) la canaliza en el Globo. Y la pasión que su padre no le transmitió por la pelota, la volcó en el teatro (él era actor, y yo empecé a estudiar eso a los 14 años”). Participó en películas emblemáticas como El arreglo, No habrá más penas ni olvidos, Puerta de Hierro, el exilio de Perón, Darse cuenta. También fue camionero en Caballos salvajes, obrero en Eva Perón, y hasta hizo de matón en la película para adolescentes Erreway: 4 caminos. “Hice mucho cine argentino y teatro independiente”, dice acerca de su trayectoria quien además lleva una década como director de la sala del Teatro Azul, en Buenos Aires. Y admite que ese cargo le permite una particular licencia que se advierte en la cartelera de la obra: Si juega Huracán, no hay función. “Si se lo mira desde lo teatral está mal visto eso. Pero lo vamos a cumplir. Si coincide el horario del partido con el de la función vamos a suspender, vamos a avisar a los asistentes, llamaremos a todos. Porque los quemeros tenemos que ir a ver a Huracán”, sostiene tajante, y agrega: “Los socios de Huracán, con carnet, tienen un 20 por ciento de descuento”.

Yo quiero que mi cajón

Fernando se apasiona cuando habla del equipo de sus amores y cuando se le pregunta acerca de cuál es la escena por excelencia en su historia quemera confiesa que le cuesta elegir una. “Para mí, el mejor equipo de Huracán no fue el del 73, sino el del 76, que merecía ser campeón. Teníamos un e-qui-pa-zo, muy superior al del 73, eh”, remarca. “De esa época tengo recuerdos extraordinarios. Chocolate Baley fue para mí el arquero por excelencia. Tuve la suerte de verlo al Loco Housseman y también tengo muchos recuerdos del Tiki Tiki, otro campeonato hermoso”, dice en referencia al equipo que dirigía Ángel Cappa y que se quedó sin nada en la última fecha en un final polémico ante el Vélez de Gareca, y sentencia: “Nos robaron”. 

Tras aclarar que “en el espectáculo destacamos que estamos totalmente en contra de la violencia en el fútbol”, Álvarez remarca: “Tengo amigos de San Lorenzo, amigos de diferentes equipos, y el folclore es lo más divertido del fútbol. El gaste me encanta. Y eso que me gastan a lo pavote”. 

Mientras transcurre la charla, y ya metiéndose de lleno en el presente futbolístico del Globo, el actor se ilusiona: “Estamos pasando un momento maravilloso y después de mucho tiempo estamos peleando el campeonato. ¿Quién te dice que en el año que estrenamos la obra, Huracán no salga campeón?”.

Antes de despedirse y respecto de la pregunta de qué significa huracán en su vida, Fernando se emociona hasta las lágrimas. “Perdoname pero soy muy emocional”, alcanza a balbucear entre sollozos, y concluye: “Hace años me tatué el Globo en la piel. Siempre le digo a mi familia que el día que yo parta, en el cajón quiero que haya una bandera de huracán, un banderín. Una bandera roja, por la ideología. Y que si pueden tirar las cenizas en la cancha, en el Palacio (Ducó), estaré más que agradecido. Yo soy también Huracán. Y soy mis hijas y mi compañera, y soy el teatro y el amor a la vida. Y en ese amor a la vida que tengo está Huracán, que me alegra la vida”.

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