Apreciaciones sobre la naturaleza humana se presenta los viernes de abril en el teatro La Escalera. Virginia Álvarez y Sonia Armando cuentan la realidad histórica de las mujeres como una burla escalofriante de lo que es capaz el ser humano.
Virginia Álvarez y Sonia Armando son las hacedoras de Apreciaciones sobre la naturaleza humana desde su concepción hasta su ejecución. Una pieza que, tal como nuestras ropas, moldea la visión que tenemos del mundo al tiempo que moldea la visión que el mundo tiene de quienes portan la vestimenta.
El término hacedoras es amplio y justo en este caso. “Dirigimos, actuamos, escribimos el guión, participamos de hacer el vestuario y la escenografía, la verdad que nos tomó todo este proyecto. Hace casi tres años que venimos gestándolo. Entre la maternidad de ambas y la pandemia estuvimos haciéndolo como pudimos en los tiempos que nos podíamos encontrar y por fin pudimos sacarlo a la luz”, cuenta Virginia.
Virginia conoció a Sonia hace casi veinte años cuando ambas estudiaban teatro. Tuvieron muchos puntos en común pero no tantos en sus labores artísticas como en su contexto social: “Yo por mi lado participé de otros elencos. Estuve en La Catapulta con Raúl Marciani y en Rosario Teatro con Mónica Toquero y después, hace poco, tuve la suerte de participar en el proyecto del teatro Cervantes de Buenos Aires que se hizo acá con dirección de (Adrián) Giampani, El juicio a la manzana; y este proyecto que ahora nos convoca”.
“Somos (junto a Sonia) dos mujeres que nacimos en los años 80 y casualmente en el mismo barrio, en la misma ciudad, en familias parecidas, con educación católica, sin conocernos en aquellas épocas; y todo eso fue haciéndonos. Entonces desde estas miradas que fuimos transcurriendo a lo largo de nuestras vidas, que fueron imprimiendo en nosotras prejuicios, valoraciones y demases, es que hablamos de un ser mujer que se supone que existe y que debemos ser o que nos gustaría ser; y todas estas miradas sociales”, plantea después.
La pieza teatral misma fue desde un inicio planteada por una inquietud social histórica. Se plantea como una obra de géneros, no sólo por –obviamente– abordar de lleno la problemática de género sino porque en el camino adopta diferentes géneros artísticos para intentar ver los hilos y buscar por dónde seguir la trama.
“Esta obra empezó un poco en la búsqueda, pensando en esta ola feminista que empezó hace algunos años, en el Ni una menos. Empezamos buscando referentes femeninos que nos inspiraran, historias de mujeres concretas; y desde esas vidas de las que fuimos investigando y fuimos leyendo se empezaron a desprender algunos personajes, sobre todo roles asignados a la mujer a lo largo de la historia. Roles de cuidado, siempre de sumisión, de estar al servicio… Y se fueron armando estos personajes que van tejiendo esta historia. Vamos pasando también por distintos géneros, el humor, la tragedia, hay un número de stand up dentro de la obra. Es un formato bastante televisivo, bastante modelo MTV porque también es parte del proceso propio en el que fuimos creciendo”, explican las hacedoras.
El formato presenta una serie de sketches o viñetas que van hilvanando la constante bíblica de la opresión sobre la mujer que se encarna en aspectos simbólicos a la vez que prácticos.
A Sonia y Virginia les cuesta un poco autodefinirse “feministas, porque es muy amplio y hay muchas aristas”, pero entienden que “es un momento de la historia en el que tenemos que plantearnos qué estamos haciendo, cómo lo estamos haciendo, cómo queremos hacerlo, qué cosas ya no queremos seguir sosteniendo con respecto a estos roles de lo femenino”.
Para producir la obra el dúo comenzó “viendo vidas de mujeres famosas o conocidas en la historia”. A raíz de eso llegaron a Virginia Woolf, quien según su tocaya es “una de las grandes bases de esta obra”. Tuvieron un fuerte trabajo de formación y de producción de los textos y la obra: “Leímos textos de ella (Woolf) y ahí fueron empezando a gestarse distintas escenas, distintos personajes y ahí empezamos a poner el cuerpo. Hicimos un entrenamiento con Cielo Pignatta y eso nos ayudó a encontrar algunos cuerpos a estos personajes, algunos estilos también desde donde abordarlos y después empezaron a surgir otros; y también tuvimos asistencia de Adrián Giampani, de Adriana Jaworski que hace stand up. Desde ahí empezamos a hilvanar estos personajes, estas historias que fueron apareciendo en las improvisaciones. A mí me gusta pensarlo como estas mantas donde se zurcen, se cosen, se bordan historias. Estos tapices que se hacen con historias que pueden ser historias familiares. Fotos o imágenes, sensaciones que se van imprimiendo a lo largo de la obra, así que pasamos por un montón de estados, por la risa, por el llanto, por la bronca. Y toda la obra también está atravesada por música y todas las músicas que elegimos son hechas y compuestas por mujeres. Incluso la estética de la gráfica es un cuadro hecho por una mujer en una época en que las mujeres no podían ni siquiera pintar. De todo esto hablamos, de todo lo que no pudimos, de todo lo que todavía no podemos y cómo podríamos empezar a caminar hacia otra forma”.
A principios de marzo, el Instituto Nacional del Teatro les informó que ganaron un subsidio, lo que les permitirá “que esta obra pueda crecer, viajar e ir a otros lugares”.
La obra, a su manera, transcurre por momentos concretos de gran potencia histórica y simbólica como “la fábrica que se incendió en Nueva York en marzo de 1911 con las costureras adentro, la caza de brujas, la culpa del pecado universal”, así como en general aborda “la violencia física, verbal y psicológica a la que nos vemos sometidas alrededor del mundo sólo por ser mujeres”.
Todos los viernes de marzo y abril Apreciaciones sobre la naturaleza humana se presenta a las 21 en La Escalera (9 de Julio 324). Se pueden hacer reservas al 341-6251052.
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