El experimentado cronista Jorge Búsico se despide en Francia de la cobertura de mundiales del deporte de la ovalada. Su trayectoria, las “derrotas dignas” de Los Pumas y un tackle al negacionismo.
Jorge Búsico estaba en la redacción de la revista Goles Match cuando escuchó la pregunta que le cambiaría su vida laboral. “¿Alguien sabe de rugby?”, consultó un superior. El cronista habitual se había enfermado y había que cubrir ese espacio. El hoy periodista deportivo de La Nación y director de Deportea –quien carga con varios mundiales de esa disciplina al hombro y que se despedirá tras la actual edición que se disputa en Francia–, levantó la mano. Y desde hace dos décadas se dedica a escribir exclusivamente de rugby.
Quisiera no decir adiós
“Ya estoy en edad de jubilarme, voy a dejar de escribir y me dedicaré a otra cosa, a la escuela. Así que este será mi último mundial”, admite entre nostálgico y con el sabor del deber cumplido, el cofundador y director del instituto de periodismo Deportea. Lejos de tomarlo como un partido (o un Mundial, bah) de despedida, afirma desde el viejo continente que al certamen que se disputa en Francia “lo estoy viviendo como los otros, con mucho trabajo”. Y cuenta algo de su arduo día a día: “Arrancamos temprano porque las conferencias de prensa de los jugadores argentinos son a las 8 o 9 de la mañana, después vienen los entrenamientos abiertos al público y luego me pongo a escribir para el diario de mañana”.
No es para menos que tras ese trajín se sienta “un poco cansado por los viajes, porque yo estoy en una localidad cercana a Nantes y el partido de Los Pumas fue en Marsella, así que fue un viaje de casi un día en tren”. De todas maneras, aclara: “Lo disfruto mucho y estoy agradecido a la vida de estar acá y trabajando en lo que me gusta”.
El primer mundial en su haber fue el que se disputó en 1999, con Gales como sede principal. “Eso fue en el siglo pasado”, se ríe. Y contextualiza: “El rugby llevaba recién 4 años de profesionalismo y Argentina todavía ninguno, era amateur”. En cuanto al laburo periodístico en sí, agrega que “era otra época de las comunicaciones, no existían las redes sociales”, aunque “sí, estábamos transmitiendo por internet”.
Sobre el deporte, Búsico asegura que “el rugby era otro” comparado con el actual: “Mucho menos profesional, menos físico, mucho menos misterioso. Nosotros participábamos de todas las prácticas, las veíamos a todas, teníamos acceso a los jugadores permanentemente”. El periodista lamenta que “ahora no se puede, el contacto es de 15 minutos, está la zona mixta, es todo muy distinto. Antes se viajaba mucho menos, había menos conexiones, era otra cosa. Hoy hay un rugby mucho más físico, más estratégico en el que no hay mucho lugar para la sorpresa, los partidos son mucho más cerrados”.
Hubo algo que no cambió: los protagonistas principales. “Los favoritos siguen siendo los mismos de siempre. No se expandió a otros que puedan dar una sorpresa. Los países que han llegado a los cuartos de final en los últimos mundiales han sido casi siempre los mismos. El buen juego sigue estando en manos de pocos países: los tres grandes del hemisferio sur y los grandes de Europa”.
Tackle a la derrota digna
Búsico reniega de ese mote contra Los Pumas, a los que se señala de acumular “derrotas dignas”, caídas en las que se dejó todo en la cancha pero caídas al fin. “Es una de las tantas estupideces que se establecen en redes sociales”, cuestiona el periodista deportivo especializado en el deporte de la ovalada, y explica: “Antes eran amateurs, tenían muchísimo menos preparación que los grandes equipos. Dejaban el alma, a veces perdían por poco, a veces ganaban”.
Jorge también agrega que ese “es un debate que nos tenemos que dar los periodistas, porque han quedado más marcadas las derrotas que las victorias” de Los Pumas. “Porque también se le ganó a Francia, a Australia, hubo un empate con Nueva Zelanda. Se le ganó a Sudáfrica, a Irlanda, a Escocia”. Y la lista victoriosa continuará más adelante.
El columnista de La Nación y de ESPN recuerda que lo que alimentó ese estigma “fue que en los tres primeros mundiales, Argentina quedó afuera en la primera ronda”. Pero, como contrapartida, resalta que “la camada que logró el tercer puesto en Francia 2007 fue la que empezó a decir que estaban cansados de las derrotas dignas, y ellos ganaron un montón y a casi todas las selecciones fuertes”.
Más allá de la dura derrota el sábado pasado en el debut ante Inglaterra, Búsico subraya que “esta camada que ahora juega el Mundial le ganó a los All Blacks en Nueva Zelanda por primera vez en la historia, le ganó a los Springboks en Sudáfrica y en Argentina, y a los Wallabies en Argentina y en Australia. También le ganaron a Inglaterra allá, le ganaron a Irlanda”. Y resume: “Es una camada que está más acostumbrada a ganar que a perder”.
“Supongo que los jugadores lo sufren”, reflexiona el entrevistado, y añade que “también le han puesto etiquetas a Messi” como «pecho frío» o cuando no cantaba el himno. “Como que está muy en la cultura nuestra”, reprocha.
Debo marcharme
En el oscuro año 1978, Jorge Búsico puso en marcha su carrera como periodista deportivo, en la agencia Noticias Argentinas. Al año siguiente ingresó como redactor en la revista Goles Match, en la que pudo dar rienda suelta a la pasión que heredó de su papá. “Él jugó y me llevaba de chico a ver a Los Pumas. Después empecé a jugar, me hizo socio de un club”, rememora. En aquella publicación que competía con El Gráfico, logró unir “de casualidad” al rugby y al periodismo: “Un día, el que escribía de rugby no podía ir a un partido porque estaba enfermo. Preguntaron si alguien sabía de rugby, yo dije que sí y me mandaron. Y a partir de ahí seguí”.
En el 82 pasó a la agencia DyN. Luego fue Jefe de Deportes de los diarios La Razón y Página 12 y prosecretario adjunto de la sección Deportes en Clarín. Desde 2003 quedó “encapsulado” como cronista de rugby, pero antes “he hecho un montón de coberturas de otros deportes”.
Además es cofundador y director de la escuela de periodismo Deportea, coautor del libro Ser Puma y autor del blog periodismo-rugby. Además del actual, también cubrió los Mundiales de 1999, 2003 y 2007.
Mejor no hablar de ciertas cosas
Militante de derechos humanos, investigadora y escritora, Carola Ochoa publicó en 2022 Los Desaparecidos del Rugby, libro que rescata las historias de 165 víctimas del terrorismo de Estado que compartían, además de la militancia, la pasión por el deporte de la pelota ovalada. Consultada por tamaño desafío, Ochoa se encargó de remarcar siempre que contó con la invalorable ayuda del histórico ex Puma Eliseo Branca y de Jorge Búsico. “Me enteré de los desaparecidos en el rugby bastante tiempo después de lo que pasó”, admite Búsico, y repasa: “Durante el tiempo que ocurrió yo aún no era periodista. Después laburé en la agencia Noticias Argentinas, que era la única que difundía información sobre las Abuelas de Plaza de Mayo y en la que la mayoría de los periodistas estaban amenazados y salíamos a la noche con miedo de que nos chuparan. Pero no tenía noción del tema del rugby hasta que una vez, hablando con un maestro del rugby que se llama Mario Barandiarán, me dijo en una charla: «¿Cómo nunca escribiste nada de los desaparecidos que tenemos en La Plata Rugby Club?»”. Le contesté que no sabía nada y me sugirió que hablara con su hermano Raúl. Él fue el que me empezó a contar la historia de sus compañeros desaparecidos”.
Al tiempo, Jorge, que trabajaba en Clarín, publicó una columna y le empezaron a llover historias. “Comenzaron a aparecer casos nuevos, gente que me iba diciendo que tenía otro caso, que conocía a un rugbier que había sido secuestrado y así”, rememora el periodista, y confiesa: “No abordé el tema mucho más allá de La Plata, hasta que un día apareció Carola Ochoa y me contó de su investigación, que estaba descubriendo muchos casos. En ese momento tenía 60 o 70. Ella es muy generosa conmigo, porque en verdad yo no la ayudé tanto como dice, sino que la alenté a que siga el trabajo. El laburo lo hizo ella, un trabajo maravilloso sobre algo muy trágico. Y sacó a luz algo de lo que nadie quería hablar. Porque la mayoría de la gente del rugby no quiere hablar de este tema, es como que les molesta”.
Jorge destaca que más allá de ese silencio impuesto, “gracias al gran trabajo de Carola y al de la agrupación Hijos, en la puerta de la UAR hay una placa conmemorando a los desaparecidos y todos los 24 de marzo, en las rejas de la puerta se cuelgan banderas recordando a varios de los jugadores desaparecidos”, y concluye: “En ese sentido, hay un reconocimiento de la UAR importante. Pero a nivel clubes sigue siendo uno de esos temas que mejor no hablar. El trabajo de Carola hizo muy conocido esto porque esta gente, que por ahí no le gusta hablar del tema o le incomoda, se sorprende al ver la cantidad de jugadores desaparecidos que hay. Y no sólo en La Plata, como se creyó en un momento. Hay en todo el país. Gracias a esto se empieza a hablar de algo que nunca antes hablaron. Por eso es muy valioso lo de Carola, que además es una mujer, en un deporte muy machista, y que hizo todo de manera autogestionada, sin recibir apoyo de nadie”.
Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 16/09/23
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