Familiares y compañeros de militantes de los años 70, que entre otras cosas, practicaban rugby, retomaron el compromiso de los 126 jugadores desaparecidos con un encuentro para jugar con la ovalada, recordar y seguir un legado de compromiso social.

Carola Ochoa es una joven sanjuanina apasionada y comprometida militante de los derechos humanos, que desde hace años recorre el país rescatando historias de deportistas que fueron víctimas del terrorismo de Estado.Con testimonios de compañeros, familiares y todo tipo de documentación, Ochoa reconstruyó relatos, que son parte de los 30 mil que dejaron una huella de ética y lucha. Que sean 126 los desaparecidos en el rugby, dispara la pregunta sobre por qué tantas víctimas en este ámbito. La respuesta surge desde la recuperación de los aspectos de la vida que empuñaron esos hombres jóvenes, tanto fuera como dentro de una cancha.

“Ellos amaban la vida y luchaban por ella, con su militancia. Teníamos una deuda con sus historias y la pelea que dieron sus familiares. Hay aún una materia pendiente en el mundo del rugby, por eso buscamos concientizar a los jóvenes”, resaltó Carola, motorizadora del encuentro. El II Torneo Nacional Homenaje a los Rugbiers Desaparecidos se realizó el pasado sábado 9 de diciembre en el Colegio Nacional Rafael Hernández de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), coordinado por Carola y Martín Sharples, entre otros. Asistieron familiares y compañeros de jugadores correntinos, porteños, bonaerenses y rosarinos. También el artista Brian Carlson expuso su obra Aparecidos del Rugby y llevó su muestra gráfica sobre aquellos jóvenes.

El artista Brian Carlson participó con la exposición de su obra Aparecidos del Rugby sobre aquellos jóvenes.

Sin diferencia de clase ni género

“Más allá de lo deportivo, aquellos pibes que tenían diez años al empezar el proyecto, algunos hoy trabajan y van a la facultad. Pasaron por el club unos 3.500 y en la actualidad practican unos 300. Además, no sólo vienen del barrio, también llegan de clase media. En el primer momento las prácticas eran con chicos de 6 a 14 años, luego crecieron y seguimos hasta los 18. Pero, con el tiempo, La Plata nos invitó a un torneo, pero de mayores, así que algunos profes buscamos los botines, llamamos a amigos, y se incorporaron también padres del barrio, laburantes que nunca habían jugado, y participamos. Muchas familias se acercan, ayudan y también hay rugby femenino”, subrayó Germán.

“La técnica es importante, pero lo principal es el proyecto social, de vida, como lo que buscaban esos jugadores desaparecidos. En la militancia por lo colectivo y para combatir esa invisibilidad que impone el capitalismo a los sectores populares. El ser humano necesita oportunidades, y por ahí transitamos”, remarcó.

Rugby nacional e inclusivo

La represión desatada por el terrorismo de Estado para imponer un plan económico de entrega también afectó a jugadores rosarinos de Maristas, Duendes, Plaza, Jockey, Old Resian, Logaritmo, Gimnasia y Esgrima, Universitario, Sagrado Corazón y Tacuara. Además desaparecieron jugadores de Estudiantes de Paraná, Mendoza Rugby, Aranduroga de Corrientes, Uru Curé de Río Cuarto, Mar del Plata RC, Tablada de Córdoba, Central Buenos Aires, Champagnat, CASI, Matreros, Gustavo Grigera. SIC, GEBA, Pucará, Regatas de Bella Vista, San José, Manuel Belgrano, La Salle RC, y el ex Atahualpa. Además, de La Plata Rugby Club que sufrió la desaparición de 20 deportistas.

En ese marco, Carola Ochoa resaltó que al no ser sólo en La Plata, los homenajes serán federales y se preparan muestras y actividades en ciudades como Rosario y Bariloche.

Los rugbiers de Ciervos Pampas Rugby Club participaron del encuentro compartiendo su militante experiencia: “Tomamos al rugby como herramienta para realizar una intervención política. Jugamos por la diversidad sexual y cada vez que entramos a la cancha es una especie de acto político, porque estamos visibilizando la diversidad sexual en el rugby”, sostuvieron.

“En el equipo juegan gays pero también heterosexuales, somos populares y afirmamos que el deporte no se opone a la militancia, también debatimos porque debemos saber quiénes somos y armamos una escuela de formación en derechos humanos. Tackleamos a la homofobia”, expresaron desde Ciervos Pampas Rugby Club.

Mientras se consolidan como equipo, pero sin cancha, han logrado buenos resultados en los certámenes conocidos como “empresariales” y esperan viajar el próximo año al Bentham Cup, torneo organizado por la International Gay Rugby.

Historia de compromiso

Desde Capital Federal participó Elsa Beatriz Luque, hermana de Marcos Joaquín Alberto Luque, jugador del Club Belgrano secuestrado de su casa familiar el 21 de mayo de 1977 y detenido en Campo de Mayo. La mujer es cofundadora e integrante de la agrupación Herman@s de Desaparecidos por la Verdad y la Justicia.
También asistieron Mariano Dunayevich y Julia Braun, padres de Gabriel Dunayevich, quien tenía 18 años al ser desaparecido. Jugaba en el Nacional Buenos Aires y militaba en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), y no quería irse del país, como indicaron sus padres, para no renunciar a la militancia.

Desde Corrientes, llegaron familiares de Juan Ramón Vargas (21) quien jugaba en el Goya Rugby Club. Su hermana Olimpia, su esposo e hija, contaron sobre “la sensibilidad extrema de Juan Ramón por los más carenciados. Fue uno de los fusilados en la Masacre de Margarita Belén, entre el 12 y 13 de diciembre de 1976.

El legado

Entre la emoción y el respeto por la memoria de esos jóvenes, la tarde recobró risas y corridas de niños cuando llegaron “los Córdoba”, tal como Carola presentó a los hijos y nietos de Pablo Marcelo Córdoba. Palito, como le decían, desapareció el 8 de junio de 1977. Era estudiante de Derecho, militante de la Juventud Peronista, además de jugador y entrenador de Regatas de Bella Vista. Su mamá fue una de las primeras Madres de Plaza de Mayo Línea fundadora.

En ese marco, los hijos de Palito, Lourdes y Lucas, relataron el valor del apoyo familiar, el crecer en un barrio y esa búsqueda del padre. “Cuando éramos adolescentes, cuando los de nuestra edad buscaban romper lazos con los mayores, nosotros debíamos reconstruir y reencontrar a nuestro padre”, comentaron.

Entre los organizadores, Martín Sharples, ex jugador del Club Atlético Porteño, no paró de activar el encuentro. En abril de 1993, Martín perdió la mitad de una pierna en un accidente, pero con su fuerza y voluntad siguió adelante y le metió con todo, tanto que al cumplirse 40 años del asesinato de Ernesto Guevara recorrió tres mil kilómetros en bicicleta desde La Higuera (Bolivia) hasta Buenos Aires, en memoria del Che. Así llevó al encuentro un frasquito con tierra de La Higuera, para dejarlo en honor a los compañeros rugbiers desaparecidos.

Los ideales vivos

También se recordó a Alejandro Almeida, hijo de la histórica Taty Almeida, quien apoya y participó en el proyecto por la memoria de los rugbiers. Alejandro cursaba el primer año de Medicina, militaba en el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y se probó como futbolista en Racing, club del que era hincha, incluso se lo menciona en el libro sobre los desaparecidos de la Academia. Jugó al rugby en el club Porteño. Fue secuestrado y desaparecido el 17 de junio de 1975.

En tanto, Livia Canzy y Fabio Beuzer, de Curupayti, Hurlingham, resaltaron el valor del encuentro y testimoniaron sobre el exilio que vivieron y cómo se lucha desde afuera del país. Fabio, quien trabaja en el Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA), y su compañera retomaron el tema de los ideales de esa generación y el aporte desde el arte y la educación de los más jóvenes para resguardar la memoria y la huella de aquellos militantes.

En el encuentro se sucedían testimonios que coincidían en ese ese espíritu que no es el mismo que se transmite por ESPN o del deporte promocionado como de atletas de élite. Se rescató el valor de lo colectivo, el empuje coordinado, la solidaridad y el avanzar entre todos, la actitud solidaria que algunos jugadores aprenden en las canchas y en la calle para construir proyectos. Como el caso de Antonio Garabino, desaparecido en febrero de 1977, tras estudiar en el colegio Euskara Eche y pasar por su incipiente equipo de rugby, militar en la Sede y estudiar Física y trabajar en el Hogar Obrero.

Así la ovalada rodó y corrió de mano en mano. Jóvenes de hoy, como los de antes, salieron a jugar juntos dentro y fuera de las cancha.

Fuente: El Eslabón.

Más notas relacionadas
Más por Alfredo Montenegro
Más en Deportes

Dejá un comentario

Sugerencia

Los siete Locos

El Marcelo Bielsa de Newell’s, Vélez, Athletic Bilbao, Leeds United, y las selecciones de