Como una agenda abierta de temas de la pedagogía y de los medios; que toma posición por el derecho a la educación de la manera más amplia posible y que convoca al debate de los problemas de la vida de las escuelas, sin el apuro de dar la noticia ni la simplificación de los grandes titulares. En esa clave puede leerse Periodismo pedagógico. De escuelas, violencias, medios y vínculos entre generaciones, el libro de Gabriel Brener que publica La Hendija Ediciones.

Periodismo pedagógico es un libro práctico, de lectura para docentes, periodistas y demás personas que se interesan por saber de qué se habla cuando se habla de inclusión, de educación popular, de autoridad escolar, de pruebas y evaluaciones, de la enseñanza de la memoria o de los pibes con gorritas que se sientan en la primera fila de las aulas del secundario, antes reservado para una minoría.

A la vez es un libro donde la teoría está explicitada en la misma escritura y palabras de su autor, pedagogo, docente e investigador universitario, formador de docentes; y enriquecida con las devoluciones que hacen otras educadoras y educadores al final de cada artículo. Suman a esta lectura las menciones de noticias, de leyes, de publicaciones, de programas; la cita de películas y la apelación constante a las historias y anécdotas alrededor de las aulas. Todas funcionan como ventanas que abren otras ventanas de preguntas y miradas.

Periodismo pedagógico fue pensado una década atrás, tuvo una primera publicación, ahora se reeditó y será presentado por primera vez este lunes 18, en el Polideportivo Gorki Grana (Conurbano Bonaerense), por Gustavo Galli, Marcela Cabadas, Perla Zelmanovich y Silvia Bacher. La compilación de esta obra de Brener es de Natalia Sternschein.

Una de las intenciones principales que persigue este libro “es poder acercar los problemas de pedagogía a la sociedad, poder hablar más claramente de los temas de pedagogía y que no queden como reductos de cierta lógica endogámica de las universidades”, dice Gabriel Brener en charla con Redacción Rosario. Considera que la pedagogía tiene que ver con problemas que hay que discutir con la sociedad y por tanto vale hacer el esfuerzo para que esté al alcance de todos.

Su autor define al libro como “un cruce entre periodismo y educación”. Lo organiza en tres ejes: Toda educación es política; Violencias, escuelas y medios, y Generaciones en diálogo. Eso sí, aclara que si volviera a escribirlo al segundo de los ejes agregaría las redes sociales, que tienen un papel fundamental.

Cada uno de estos apartados está integrado por textos cortos de Brener -ya publicados en distintas revistas, diarios y portales- en los que se interpelan los discursos dominantes de los medios sobre temas nodales para la educación, al tiempo que se invita a construir otro discurso público desde la pedagogía.

Cada lectura de esos textos suma “comentaristas autorizados” desde la dimensión del saber -señala Brener- y que tienen que ver con el tema del que se habla. Cada una de esas intervenciones son iguales de valiosas que las reflexiones del autor del libro. Escriben, entre otras y otros autores, Perla Zelmanovich, Celeste Adamoli, Graciela Favilli, Gustavo Galli, Carina Kaplan, Alejandro Vagnenkos, Gabriel Kessler, Inés Dussel, Silvia Finocchio y Alberto Sileoni.

El libro de Brener aborda la inclusión escolar y la ampliación de derechos. Foto: Télam

Sin lugar para la neutralidad 

“24 de Marzo, escuela primaria, está por empezar la jornada de clases, Marta la seño de segundo está algo molesta y en una charla de pasillo con una de sus colegas le aclara que no va a tratar el tema de los militares, el golpe y esas cosas, que ella no tiene por qué meterle en la cabeza a los chicos estos embrollos de hace tantos años, que además son muy chicos y que cada 24 todo esto la tiene un poco cansada … al fin y al cabo dice que ella de política no entiende y que se lo expliquen los padres, cada uno sabrá qué hacer. Así que su decisión es ir por más matemática que eso sí es necesario”. La escena está contada en el primer bloque de contenidos del libro de Brener (Toda educación es política). Entre otras devoluciones que hace el autor a este relato, le recuerda a la seño Marta que “puede tener fastidio, pero no puede desconocer que enseñar sobre la dictadura no es opción a la carta según el piaccere pedagógico sino responsabilidad indelegable de la escuela y sus representantes ante los alumnos (…) y que el currículum es una norma pública que define los lineamientos de la política educativa, organiza y orienta la enseñanza de diversos contenidos”.

Lo que sigue es el aporte de Celeste Adamoli, una socióloga que estuvo al frente del Programa Educación y Memoria, del Ministerio de Educación de la Nación, y que enfatiza el valor de una pedagogía de la memoria, “en permanente construcción” y se pregunta por el lugar que “le damos a las nuevas generaciones en la interpretación del pasado”.

Sin lugar para la neutralidad. La pedagogía de la memoria y su lugar en la escuela es analizada en el libro. Foto: Ctera

Otro de los artículos compartidos en este primer bloque de lecturas es el que Brener titula Bachis, la manera más cercana de hablar de los bachilleratos populares, y que define como “una expresión de la resistencia popular que propone un espacio social que alberga a miles de jóvenes y adultos que en su gran mayoría han quedado al margen del sistema educativo”. El autor marca que “estas experiencias educativas recuperan la tradición del pensamiento freiriano en la medida que toda acción educativa es un acto político” y asegura que “se trata de una experiencia de educación popular que interpela las categorías convencionales de escuela pública y privada, desafía los límites de la construcción de políticas públicas en educación”. Además de convocar al debate de las “debilidades que aún subsisten en la escuela tradicional”.

La docente e investigadora universitaria (UBA-UNLP) Sofía Thisted opina -al pie del artículo de Brener- que “los Bachis no solo son experiencias que interpelan a quienes las transitan. También a algunas escuelas y docentes, a las políticas públicas en educación y a quienes las definen, al campo pedagógico en su conjunto”.

Es inevitable detenerse en este capítulo y no pensar en las experiencias de la Escuela Ética y el Bachi Tablada, impulsadas por Ciudad Futura en Rosario, y que ya llevan más de una década ampliando horizontes.

Gabriel Brener apunta sobre esta primera parte del libro que los artículos allí reunidos tienen que ver “con vivir en común, con los otros diferentes y en eso incluir cómo pensar la perspectiva de la memoria o de la irrupción de lo inesperado”.

Entre otros temas desarrollados aquí está el de la evaluación. “Un componente clave para pensar la escuela, pero tal como se ha adueñado la derecha de esa palabra no podemos dar discusión. Hay que salir de la lógica Pisa. La evaluación no resuelve los problemas de la educación sino que produce información relevante para tomar decisiones”, apunta Brener, y subraya la importancia de la presencia del Estado.

Hay más temas difíciles, complejos y hasta sobre los que se suele demandar “neutralidad” desde los sectores más conservadores. Temas como el suicidio, la narcocriminalidad y el aborto. “Temas sobre los que a la escuela les cuesta tomar posición y la derecha ha avanzado fuertemente”, advierte Brener.

Para el pedagogo, ante estas problemáticas, es clave “intentar ser repelentes de las opciones binarias que a veces alivian, pero empobrecen el conocimiento que permite reflexionar y entender”. Ese es “el modo en que la derecha piensa a la sociedad y que responde al tamaño y la velocidad de un tuit”. Y todo esto también es tarea para la pedagogía.

Los tiempos de las escuelas y de los medios

El segundo bloque o eje de contenidos del libro, Brener lo llama Violencias, escuelas  y medios.

El 15 de abril de 2011, el portal eldiario24.com publicaba esta noticia: “Una maestra jardinera le corta el pelo a un alumno por tener piojos y estar sucio” y en la bajada de la nota cuenta que “la madre del menor, enfurecida, se vengó arrancándole un mechón a la docente. La maestra será sancionada. Ocurrió en La Rioja”.

La publicación dio pie a Brener para escribir y publicar un artículo que tituló Es mejor tener el pelo libre…, una valiosa lectura donde compara el hecho con un suceso ocurrido a principios del siglo XX, en una primaria de Buenos Aires, cuando la directora de esa escuela, llamada Rosa del Río, le cortó el pelo a sus alumnos como una medida de higiene colectiva (Cabezas rapadas y cintas argentinas, en La máquina cultural, de Beatriz Sarlo).

“Gabriel Brener nos abre una llave poderosa en este escrito al reponer a las violencias en los espacios escolares dentro de una perspectiva histórica y situada”, comienza su “comentario autorizado” sobre este artículo la educadora Carina Kaplan, otra reflexión de impecable vigencia.

Más que nunca es necesario pensar en los tiempos en que se mueven las lógicas de las escuelas y de los medios. Mientras unas conservan espacio a la reflexión (o debieran), los otros se apuran por ganar en “entradas” y “me gusta”, más que en  lectores críticos. El libro de Brener visibiliza estas lógicas todo el tiempo.

“La escuela por su forma de ser es contracultural porque conserva el tiempo de juntarse en un rincón del patio y leer un cuento, de hacer cuentas, de analizar sujeto y predicado”, aprecia el autor de Periodismo pedagógico, y diferencia esa cualidad de la institución escolar de la falta de tiempo que disponen muchas familias, del apuro de los medios y de las redes, de ese estar “atragantados con el deme ya!”.

Para Brener entender esta diferencia es clave para valorar el encuentro y la construcción de lo común que sostiene la escuela: “Lo público no tiene que ver con no pagar sino con la construcción de lo común y que es lo que no se discute. Tenemos que salir a discutir a este orden libertario, la libertad individual es una absoluta abstracción, que no existe la libertad independientemente de la solidaridad, por eso la escuela es clave en la construcción de lo común”.

El educador afirma que “en la escuela es central construir la idea de alteridad” porque “desde los medios y redes” se construye un otro “como amenaza”.

El libro rescata el valor de la escuela como espacio de construcción de lo común. Foto: Sebastián Granata / Télam

El tercer eje de contenidos de Periodismo pedagógico está dedicado a Generaciones en diálogo.

Uno de los temas abordados aquí es el de inclusión escolar. Brener hace un recorrido por este debate central de la pedagogía, donde se entrecruzan el símbolo del guardapolvo blanco desde los inicios del sistema educativo argentino hasta las leyes que ampliaron derechos a los sectores más postergados. “Pensar críticamente esta equivalencia entre inclusión y homogeneización es parte del camino que hay que tomar en un debate sincero sobre los procesos de inclusión educativa, íntimamente ligado a la construcción de identidades, asunto complejo y contradictorio que atraviesa a adolescentes y adultos en el espacio común que comparten en las escuelas”, analiza en ese texto, y agrega: “La escuela secundaria es un claro analizador, en la medida que pone al descubierto imperiosas necesidades educativas, así como sus más sensibles contradicciones”.

El ex ministro de Educación de la Nación, y actual director general de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires, Alberto Sileoni, invita -en su comentario autorizado- al hablar de inclusión a “revisar el concepto de alumno inalterable en el tiempo; encontrar los modos para educar a los ‘nuevos’ que se incorporan y darles la bienvenida en la escuela; escucharlos y nunca resignar nuestra condición de adultos”. Considera que la puerta que abre Brener en su trabajo tiene un desafío “complejo, sin dudas; pero es el camino que preferimos”.

“Elegir educar en estos tiempos -afirma Sileoni- es asumir riesgos, que diariamente se compensan con la devolución que nos hacen los jóvenes que requieren de nosotros conocimientos, ejemplos éticos, límites, rumbo y respeto”. En esa línea de trabajo también se inscribe el libro de Brener Periodismo pedagógico.

 

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