Otra enorme marcha se expresó a favor de la educación universitaria pública. Milei ve curros donde la comunidad encuentra chances de ascenso social. El negocio de la grieta y el “golpe” de Bullrich.

La multitudinaria segunda marcha federal en defensa de la educación superior y de la ley de financiamiento aprobada por el Congreso para tal fin, revela que el mito de la universidad pública como un espacio más o menos policlasista que permite el ascenso social aún tiene un peso relativamente significativo en el ideario nacional. Ese valor simbólico –y el prestigio de la mayoría de las casas de estudio– explica que más de un millón y medio de personas se movilizara el miércoles en distintas ciudades del país por un problema que afecta a unos 2,5 millones de estudiantes, mientras que el veto a la ley de mejora del haber jubilatorio, que involucra a unos 7,5 millones de argentinos, concite similar indignación, pero menos poder de movilización popular. A pocas horas de concluida la marcha, el presidente Javier Milei firmó el veto de la ley de financiamiento del sistema universitario, cuyo impacto en el PBI es de 0,14 por ciento. Lo que demuestra que lo que está en juego no es sólo el dogma oficialista del “déficit cero”, puesto que el proyecto de Presupuesto 2025 prevé una recaudación menor por el llamado “gasto tributario” –beneficios impositivos a empresas– equivalente al 3,54 por ciento del PBI, sino de una pulseada política en la que el Gobierno “libertario” busca impedir el ascenso de un poder opositor a su rumbo único de equilibrio fiscal a como dé lugar.

Medio triunfo

Hasta el décimo mes de su gobierno, Milei consiguió en buena medida que se convierta en una idea más o menos indiscutible que no debe existir ni un centavo de déficit fiscal. El mensaje –que prendió hacia adentro de la sociedad argentina– está orientado, en realidad, hacia afuera. Puntualmente a los acreedores externos de deuda pública y a los organismos multilaterales de crédito que pretenden cobrar la friolera de dólares que el gobierno de Mauricio Macri obtuvo, fundamentalmente, del FMI.

De hecho, el proyecto de Presupuesto que el propio presidente presentó al Congreso, contempla que cualquier gasto extra primero debe asegurar que no desequilibre el superávit necesario para pagar la deuda. Es decir, los acreedores están primero en la fila, y van a cobrar aún con la sangre de los jubilados o la ausencia de luz en las aulas de las universidades.

Sin embargo, la idea de que “no se puede gastar más de lo que entra” –ostensiblemente falsa tanto en la economía doméstica donde las familias se financian con tarjetas de crédito como en la hacienda de una Nación– que tanto caló en el último tiempo en la conversación social, muestra signos de resquebrajamiento a la hora de la selección de los objetos de ajuste.

Foto: Julia Oubiña | El Eslabón/Redacción Rosario

Un relevamiento de la consultora de Hugo Haime señala que el 69 por ciento de los encuestados está en contra de que Milei vete la ley de financiamiento para la educación superior, cosa que de todos modos hizo.

Pero ese universo de consultados no se identifica con la idea del “degenerado fiscal”: cree que efectivamente se deben ajustar las cuentas públicas, pero en otras partidas y no en las destinadas a las universidades, cuyo prestigio y valor simbólico abrazan, particularmente los golpeados integrantes de las clases medias urbanas.

La multitudinaria marcha del miércoles, eco de la del 23 de abril por el mismo asunto, es una muestra de que la fijación oficial por lo fiscal no cala en toda la comunidad, cuando las víctimas son socialmente valoradas.

No soy yo, son ellos

En la previa a la multitudinaria marcha en defensa de la educación pública y contra el veto presidencial, el ecosistema de medios oficialistas y las redes sociales en las que los hermanos Karina y Javier Milei creen que se juega parte de su poder, hicieron lo de siempre: mentir, atacar, emplear lo que el Presidente llama falacias ad hominem. Es decir, no discutir argumentos sino descalificarlos según quién los presente. En forma sencilla, evitar el debate sobre el sistema universitario y sus pliegues, para apuntar a “los comunistas”, los “kukas”, etcétera, que lo defienden.

Durante la marcha, los principales canales de noticia por cable adheridos al gobierno libertario mostraron imágenes del ex candidato presidencial Sergio Massa canturreando junto a Guillermo Moreno.

También hicieron hincapié en dirigentes sindicales –largamente construidos en la semántica dominante como seres horribles–, militantes políticos y de organismos defensores de los Derechos Humanos, a modo de muestra más efectiva de las falacias ad hominem. No importa lo que digan o lo que reclamen, son “ellos” quienes lo hacen.

De Mauricio Macri, creador del “curro” de los derechos humanos, nació el retoño libertario que fundó el “curro” de los jubilados, los universitarios, los trabajadores del sector público, el feminismo, la ciencia y un largo etcétera.

La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se sumó a lo que considera una operación para desprestigiar la marcha universitaria. En la previa, dijo que ya no se trataba sólo de una movilización de esa comunidad, agredida por el Gobierno, sino que “ahora se han sumado muchos grupos, Cristina Kirchner, La Cámpora, los sindicatos”.

De esa manera, consideró que la unidad de quienes se oponen a las políticas desfinanciadoras de la Casa Rosada, “se ha convertido en un cambalache”. Con la irresponsabilidad de otras oportunidades, Bullrich comunicó un día antes de la movilización que “hemos cambiado el protocolo que íbamos a utilizar a partir de esta situación de todos estos grupos, que están planteando un golpe” de Estado. La banalización de un acontecimiento tan grave en un país que sufrió seis interrupciones de procesos constitucionales durante el siglo pasado, se licúa en un gobierno cuyos diputados visitan en las cárceles a genocidas condenados por delitos aberrantes. Pero no le resta trascendencia.

Temores

El veto a la ley de financiamiento de la educación superior, que no sólo garantizaba recursos razonables para el funcionamiento de las universidades sino una recomposición modesta de los salarios de docentes y no docentes no revela –en un principio– la fortaleza de los hermanos Milei. De hecho, el gobierno no tiene garantizado en Diputados los votos para que no se rechace la medida presidencial.

Por el contrario, señala el temor que los libertarios le tienen a la calle, que Bullrich pretende barrer con protocolos que se vuelven letra muerta cuando cientos de miles se arrojan al ejercicio democrático de peticionar ante las autoridades.

A la primera y multitudinaria marcha federal, del 23 de abril, Milei llegó con sus frases habituales: “La educación pública ha hecho muchísimo daño lavando el cerebro de la gente”; o “a ver la cartita de los salamines hipócritas y mentirosos que niegan adoctrinamiento y persecución pero que casualmente son enemigos de las ideas de la libertad”.

Entonces, luego de la imponente movilización popular, retrocedió unos pasos y publicó un texto en X titulado “Causas nobles. Motivos oscuros”. Ya los lavadores de cerebros adquirían rasgos de nobleza en sus postulados, pero existían razones opacas detrás del legítimo reclamo.

Algo similar hizo ahora: “Si para enfrentar a uno solo tenés que juntarte con un montón de impresentables prostituyendo una causa noble (en este caso en una forma de ocultar la corrupción de los chorros de siempre) eso es una mayúscula muestra de debilidad y cobardía”, escribió en X. ¿La soledad del poder? ¿Realmente creerá que un presidente es “uno solo”?

En coherencia con su conducta habitual, tras la marcha Milei aceleró con el veto. Ni diálogo ni acuerdo. A los “degenerados fiscales” ni cabida. En rigor, su administración no trepida en hacer caer la recaudación pública manteniendo beneficios –u otorgando nuevos, como en bienes personales– a los sectores sociales más poderosos económicamente.

Allí no hay “degeneración” fiscal sino liberación del mercado a las fuerzas del dinero. Un ejemplo es el citado al comienzo de esta nota: mientras la ley que Milei vetó suponía un 0,14 por ciento del PBI para educación superior, en el proyecto de Presupuesto que envió al Congreso prevé recaudar 3,5 puntos menos del producto por exenciones impositivas, alícuotas reducidas y promociones industriales o zonales. Según los sindicatos de docentes universitarios, el 70 por ciento percibe ingresos por debajo de la línea de la pobreza. El asunto, entonces, es sobre quién se hace el ajuste.

Aplazado

La Plaza del Congreso explotó de gigolós de causas nobles, del mismo modo que ocurrió en las principales ciudades del país donde hay universidades públicas: Córdoba, Mendoza, Rosario, Tucumán, La Plata.

Las multitudinarias movilizaciones en Córdoba, Mendoza y Santa Fe son una señal de alarma para los hermanos Milei: hace 10 meses obtuvieron triunfos electorales contundentes en esos distritos para los comicios presidenciales.

El modo binario al que la Casa Rosada reduce la interpretación de la realidad, le impide ver que quienes se expresaron en favor de la educación pública, gratuita y de calidad, no necesariamente son opositores a otros aspectos de su administración. De todos modos, en la grieta está el “negocio” de Milei, que denunció un entramado conformado por el kirchnerismo, Elisa Carrió, el radicalismo y el Frente de Izquierda, todos en su contra.

Foto: Sofia Barrios

En la Ciudad de Buenos Aires, la enorme marcha concluyó con la lectura de un documento acordado entre los participantes. “La situación hoy es más crítica que a comienzos de año”, dijeron. “La pérdida de quienes trabajamos en las universidades públicas es de una gravedad inusitada; con un porcentaje enorme de docentes y no docentes percibiendo un salario por debajo de la línea de la pobreza, cuando no de la indigencia”, agregaron.

Antes de la lectura, que realizó la presidenta de la Federación Universitaria Argentina (FUA), tomaron la palabra los representantes de los seis sindicatos docentes y no docentes de las universidades. “Le decimos a los legisladores que cumplan con su función, que es escuchar al pueblo”, dijo el titular de Conadu, Carlos de Feo.

“Le decimos a la policía que nos tiene que cuidar y a los diputados y senadores que tienen que ratificar las leyes porque, si no, el Gobierno se va hacer un autogolpe. Este no es un acto golpista, es la más pura expresión de la democracia. Golpe de Estado es gobernar por decreto”, abundó el docente.

La marcha rosarina fue más contundente incluso que la de abril. Miles de personas se movilizaron desde la plaza Montenegro hacia el Monumento, donde se desarrolló el acto.

Foto: Julia Oubiña | El Eslabón/Redacción Rosario

El rector de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Franco Bartolacci, agradeció “esta muestra otra vez conmovedora de la sociedad argentina que a lo largo y a lo ancho del país ha llenado plazas y calles cantando con alegría. Que volvió a decirle a quien tengamos que decirle, todas las veces que sea necesario, que con la educación pública no, con la universidad pública no, con la ciencia de la Nación no”.

“No nos da lo mismo cualquier cosa. No nos resulta indiferente el desconocimiento y la indolencia. Por eso señor presidente este pueblo que cada vez que la historia llamó a su puerta dijo presente, hoy dice en todos los puntos del país presente otra vez para defender la educación, la universidad pública, la ciencia que es lo que nos va a permitir desarrollarnos”, agregó para enumerar las dificultades por las que tuvo que atravesar la UNR durante 2024.

“Si no se modifica el presupuesto 2025 vamos a tener el próximo año un año peor aún del que tuvimos en este 2024. Pero si como todo esto no fuera suficiente –continuó el radical–, hay algo peor que la situación presupuestaria. Y es la agresividad, el destrato, la campaña injusta sistemática, intencional, planificada, que intenta desprestigiar todos los días lo que sucede en una de las pocas instituciones que todavía reserva algo de credibilidad y legitimidad en la sociedad argentina.

La presidenta de la FUR, Agustina Rosso Sasia, sostuvo luego de la movilización que “el balance es más que positivo, fue una tarde emocionante. Esperamos que diputados y senadores tomen dimensión de lo que más de un millón de personas les pidió desde cada rincón de la nación”.

Foto: Sofia Barrios

Y agregó: “Señor presidente: en un país donde hay más de 60 por ciento de pobreza es importante la educación, en un país que piensa en el bienestar de sus jóvenes es importante la educación, en un país que busca la movilidad social ascendente es fundamental la educación”.

Hijo de la universidad pública, radical de la misma generación que Bartolacci, el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, no se refirió a la marcha federal por la educación, de la que participaba en los 90 cuando era estudiante y “enfrentaba” al neoliberalismo. Su ministro de Educación, que incluso fue decano de una facultad, José Goity, sí habló, para confirmar que descontará el día de paro a los maestros que adhirieran a la medida para asistir a la movilización.

Publicado en el semanario El Eslabón del 05/10/24

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