Un nene cava un pozo en la arena, del otro lado del mundo una niña pasea por un bosque ¿podrá ese pozo unirlos? Tomasa construye una casa para ella y su gato, que se irá agrandando con la llegada de sus amigos. Un mono es el encargado de lavar los trajes de cada uno de los animales de la selva, pero se confunde al entregarlos. El lobo y los tres chanchitos vuelven a escena con nuevas historias y secretos a compartir. Una nena tiene tantas ganas de aprender que se traga un libro, y la historia de un cocodrilo que llora por todo. Todo esto sucede en una serie de libros recomendados para las infancias y para disfrutar en vacaciones.
Las primeras recomendaciones para agendar llegan de tres niñas lectoras de la Biblioteca Popular Cachilo. Rubí, de 6 años, invita a leer La casa de Tomasa, de Phyllis Root, y de la ilustradora Delphine Durand (Editorial Edelvives). Emilia, de 7 años, dice que no hay que perderse La selva loca, de Tracey y Andrew Rogers (Editorial Norma, colección Buenas Noches). Y Ámbar, de 9 años, propone como libro favorito Rosalía y el revés de las cosas, de Julia Broguet, con ilustraciones Romina Biassoni (Listo Calisto Editorial).
Claudia Martínez es coordinadora de la Cachilo, además de una especialista en literatura infantil y juvenil. Sobre la selección sugerida por Rubí, Emilia y Ámbar aporta una descripción de cada una de estas obras imperdibles para las infancias.
“Esta es la casa que hizo Tomasa:/ pequeña y sencilla. La hizo en un rato/ para ella y su gato”, se lee en La casa de Tomasa, un álbum ilustrado con puertas y ventanas que se abren y se cierran, y que tiene un desplegable sorpresa. “Su estructura repetitiva, las rimas y las onomatopeyas le imprimen un carácter poético que invita a jugar y observar el detalle exquisito de las ilustraciones”, describe Claudia. En esta historia, los amigos de Tomasa van llegando a su casa, que ella irá ampliando con todo lo que los recién llegados necesitan. Así, dice la educadora, “la casa se convierte en una gran comunidad divertida. Cada vez más llena y con menos espacio para ella y su gato ¿Cómo lo remedia Tomasa?”
En La selva loca, el mono es el encargado de lavar los trajes de los animales, pero se confunde al entregarlos y así el cocodrilo se viste de culebra, el tigre de avestruz, el elefante de jirafa. “Cuando el mono anuncia a cada uno de los animales «Aquí está tu traje limpio y seco», los animales se los ponen y se dan cuenta de que ese no es su traje y van en busca de mono dando tumbos, a tropezones, arrastrando los pies..”, adelanta sobre esta historia.
Rosalía y el revés de las cosas “cuenta la historia de una niña afrodescendiente, nacida en Santa Fe colonial, a comienzos del siglo XIX, en situación de esclavitud. Es un cuento donde la protagonista narra su vida cotidiana y construye un universo propio para enfrentar un mundo hostil. Es experta en encontrar refugios y cuando se esconde descubre cosas nuevas. Mirar el revés es su talento”, detalla la coordinadora de la Cachilo. Y agrega: “Es una ficción, inspirada en registros históricos de la esclavitud en nuestra zona, que, desde la ternura, reflexiona sobre la historia silenciada e invita a repensar nuestras identidades”.
Claudia Martínez también acerca sus propias sugerencias a pedido de El Eslabón. Recomienda Del otro lado del mundo, de Laura Devetach, con ilustraciones de Viviana Garófoli (Editorial Loqueleo). “Un nene cava un pozo en la arena. A medida que ésta crece, crecerán las preguntas, los sueños, las palabras, los colores. Del otro lado del mundo, una niña pasea por un bosque verde. ¿Podrá el pozo unir dos espacios tan distintos? Un libro de gran calidad literaria, de bellas imágenes que dejará una estela en los pequeños lectores”, anticipa de su recomendación.
Otra propuesta es ¡Ay, barquito de papel!, de María Emilia López, con ilustraciones de Laura Varsky (Editorial Ojoreja). “Ay, barquito de papel,/¿por qué lloras otra vez?/ No se puede,/te lo dije./Es el viento/ quien decide”. Se trata de un libro de poesía de original formato que recibió el Premio Alija (Asociación de Literatura infantil y Juvenil de la Argentina) al Mejor diseño en libros infantiles y juveniles 2024. “Invita a recorrer la sonoridad, el ritmo y las delicadas ilustraciones con la guía del viento y las ondas del agua y potencia la experiencia poética de lectura”, valora.
“Leer, conversar, fortalece vínculos afectivos y además abre mundos, crea lenguaje, ensoñaciones y reflexiones; nos traslada a lugares y personajes lejanos, nos invita a conocernos, a descubrir sentimientos, emociones y a dialogar con los demás”, expresa Claudia Martínez sobre el tiempo de verano, con más tiempo libre y un llamado a “zambullirse en lecturas con nuestras niñas y niños”. “Un buen momento –asegura– para estar disponible, para habilitar en familia espacios y tiempos placenteros de lectura, compartir el disfrute y el deseo de seguir leyendo por su cuenta”.
Leer por leer
Alejandra Palavecino es la directora de Cultura de Pérez, docente e impulsora de la Biblioteca Irulana, de Cabín 9. Tiene un rico recorrido en la tarea de favorecer el encuentro entre las infancias y la literatura. “No hay mejor manera de inculcar el disfrute amoroso por los libros que invitando a las chicas y a los chicos a vivenciar el momento de lectura como una actividad placentera, sin tiempos ni obligaciones”, convoca y asegura que las vacaciones son un momento especial para hacerlo porque “los hábitos cotidianos cambian, se modifican, se adaptan, se relajan, y eso también suele pasar con la lectura”.
Alejandra define como “una propuesta hermosa llevarlos a elegir un libro prestado a una biblioteca amiga”. Es una ocasión para que surjan “los gustos literarios desde la elección misma en libros de poesías con rimas y palabras que encantan”, de aquellos “libros ya leídos que resuenan en la memoria y les gustaría compartir”; “una novela para leer un poco cada día” y “por qué no un libro hecho películas”. Se trata, afirma, de “leer por leer”.
La educadora apunta que, “en la medida de las posibilidades, otra propuesta hermosa es llevarlos a visitar una librería y permitirles elegir un libro a comprar donde seguro experimentarán la sensación de no saber con cuál quedarse”. Y destaca el acompañamiento que reciban las infancias en esta experiencia, con una cita de la escritora María Teresa Andruetto: “Ahí donde hay un lector, hubo antes otros lectores, una familia, un maestro, un bibliotecario, una escuela, otro o unos otros que tendieron puentes”.
Consultada sobre qué lecturas recomendaría tener en cuenta en tiempo sin clases, Alejandra propone una serie de libros “donde el juego se convierte en canción y una canción se transforma en cuento”, de la autora Jaqueline Romero con ilustraciones de Laura Aguerrebehere (Editorial Del Naranjo): ¿Lobo está?: “Es el inicio de una historia que nos invita a conocer al célebre lobo de los tres chanchitos. La canción acompaña al relato y las ilustraciones amplían el contenido de la historia, pudiendo identificar los juegos tradicionales o las rutinas del personaje”. Le siguen ¡Lobo no está!, ¡Lobo casi está! y ¿Lobo enamorado?
Otra sugerencia es Oficina para cambiar el mundo, de Magela Demarco con ilustraciones de Caru Grossi, (Colección Ronda de papel de Sigmar). “El mundo es un lugar hermoso, pero también ocurren cosas feas. Y como las personas grandes se la pasan pensando en cómo mejorarlo y al final nunca terminan por hacer demasiado, dos amigas deciden accionar. Una historia sensible que nos recuerda que transformar el mundo está a nuestro alcance, comenzando desde pequeñas cosas”, apunta sobre este libro.
Otras dos lecturas propuestas por Alejandra son Allá en el cielo, de Mariana Salj e ilustraciones de Margarita Sada (BetyGino Ediciones), “una invitación poética y divertida de conocer los planetas de nuestro sistema solar y por qué no despertar la curiosidad de observar las estrellas del cielo nocturno. Y la novela juvenil Cuando florezcan los cerezos de Liliana Cinetto (Editorial Norma), que narra dos historias, en las que “el pasado y el presente que se encuentran en el dolor y en la esperanza de que la vida volverá a florecer como los cerezos”.
Siempre están las palabras
Laura Di Lorenzo, coordinadora de edición de Homo Sapiens, recomienda dos lecturas imperdibles de la editorial rosarina. Una es Eduviges, de Lucía Ana Morra, un libro con cinco cuentos divertidos, con preciosas ilustraciones de Cecilia Molinuevo. Es de 2024. “Son historias que abordan situaciones cotidianas desde la magia y la fantasía, con un registro de lo posible muy particular y una mirada que invita a ver más cosas, a mirar más allá: una nena que, de tan interesada por aprender se traga un libro, aprender a volar siguiendo los consejos de un youtuber, lápices que pintan solos para ponerle fin a una pelea entre hermanos, y mucho más. Una mirada fresca que nos invita a redescubrir las ideas y emociones de los niños”, anticipa Laura.
Otra es La polaquita, novela destinada al público juvenil, de la escritora Patricia Suárez. “Una joven estudiante de teatro que, mientras reconstruye la historia de su bisabuela, cuyo final había sido hasta entonces un misterio para la familia, recupera la historia de las mujeres víctimas de la trata de blancas de la Zwi Migdal y la Asociación Varsovia en la Rosario del siglo pasado”. En esta historia, entre otras, cuentan las investigaciones de Rafael Ielpi y Héctor N. Zinni en el tema. “Es una novela –aprecia Laura– pensada para las nuevas generaciones, en la que se habla de la poco conocida existencia del cementerio para judíos considerados impuros y es un llamado a honrar la memoria de aquellas mujeres esclavizadas”.
Y al hablar de memoria, Laura Di Lorenzo, suma a su lista de imperdibles La composición de Antonio Skármeta (con ilustraciones de María Delia Lozupone, en la edición de Sudamericana). “Es una fabulosa puerta de entrada al tema de las tiranías, cualesquiera sean, cuando los derechos de las personas son vulnerados y hay que apelar al ingenio y a los valores sólidos que la familia o el grupo de pertenencia sostienen, para no caer en la trampa que estos regímenes construyen con maestría”, valora sobre este libro.
“Sabemos que, como un plus al disfrute del cine y las innumerables ofertas visuales disponibles, los libros desarrollan la imaginación. Es interesante pensar que, además, constituyen un espacio seguro de introspección, de diálogo con otros y uno mismo acerca de las cosas que nos pasan. Y aún más, son, los libros que leemos, de gran ayuda para aprender a poner en palabras lo que sentimos. Jamás estamos solos, siempre están las palabras, las que leemos, las nuestras, escribiendo la historia de nuestras vidas”, reflexiona Laura Di Lorenzo.
El valor de la empatía
Desde Fantasía Libros, Hernán Rebeque, librero y comunicador, recomienda para este tiempo de lecturas Lila y el Dragón, de Javier Garrido (Editorial Del Naranjo). “Es un libro que ayuda a la práctica de lectura”, dice Hernán de esta propuesta para las chicas y los chicos “que están aprendiendo a leer” y que narra la historia de Lila, una niña que conoce a un dragón. “En cada página se van atravesando todas las letras del abecedario en orden alfabético, a la vez que se fija referencialidad en las palabras”, resalta de la sugerencia.
Barcos, barcos, barcos, de Nadia Fink y Mariana Ardanaz (Editorial Chirimbote): “Es un hermoso libro que aborda la empatía de forma tierna y amorosa. Nos cuenta de una forma inclusiva los desafíos de un pequeño que atraviesa alguna dificultad del TEA (trastorno del espectro autista)”, destaca de esta lectura. Y señala que “lo bello de la historia es en el lugar que se para, cómo el hacer cosas juntos nos ayudan como puentes o, en este caso, barcos para conectar con otros”.
Lágrimas de Cocodrilo, de Silvia Schujer y Héctor Borlasca (Editorial AZ). Para Hernán, en una buena selección de propuestas no puede faltar un libro de Silvia Schujer, una de “las autoras infantiles preferidas” de su librería. Lágrimas… “nos cuenta la situación de un cocodrilo que llora por muchas cosas pero lo importante es que es capaz de ponerse en el lugar del otro y generar empatía. Un libro ideal para abordar ese valor tan escaso en estos días”.
Esta recomendación viene con un extra: “Trae una hermosa canción que la podemos tocar si sabemos leer partituras o bien podemos llegar a ella a través de un código QR y escucharla”.
Publicado en el semanario El Eslabón del 11/01/25
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