
“Creeme que si yo pudiera tener –y esto te lo voy a desmentir en cualquier parte–, si yo pudiera tener una Gestapo, una fuerza de embestida para terminar con todos los gremios, lo haría”. La afirmación la hacía Marcelo Villegas, ministro de Trabajo de la entonces gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal. Quedó registrada el 15 de junio de 2017, en una reunión en una sede del Banco Provincia, en la que participaban empresarios de la construcción y referentes del macrismo.
El contenido de esa filmación fue revelada por el diario Página 12 unos años después (en diciembre de 2021). En esa mesa, Villegas les aseguraba a los empresarios que además había una acción coordinada con el Poder Judicial y con el aval de la Nación y la Provincia para perseguir y hasta enjuiciar a los sindicalistas. En este caso se refería a quienes participaban en el gremio de la construcción.
Pero la idea –tal como lo había expresado el ex ministro– era pasar por encima de todas las organizaciones sindicales.
Un poco de memoria alcanza para repasar cómo esta idea la ex gobernadora –y ahora diputada nacional– María Eugenia Vidal la llevó a la práctica con los gremios docentes. Con especial empeño contra el secretario de Suteba (y secretario adjunto de la Ctera) Roberto Baradel. La persecución y estigmatización contra el educador llegaron a niveles de violencia no pensados para la vida democrática.
El domingo 23 de febrero pasado, casi al mismo tiempo y en la previa a la fecha establecida para el inicio de las clases, los principales portales de noticias de la provincia coincidieron en este titular: “Baradel promueve el primer paro del sindicato docente en Santa Fe”. Un avance mínimo en la lectura de ese texto fue suficiente para entender que era una clara operación de prensa del gobierno provincial contra la medida de fuerza dispuesta por Amsafé y Ctera para el lunes 24.
Tras participar del inicio del ciclo lectivo en una escuela rural, el gobernador Maximiliano Pullaro profundizó en la construcción de esa imagen: “Desde Buenos Aires no nos van a venir a marcar la cancha. (Roberto) Baradel no va a venir a decirle a la provincia cuándo tenemos que parar las escuelas. Acá los santafesinos le dijeron que no al paro de Baradel y hoy después de 14 años las escuelas estuvieron abiertas”, dijo al referirse al acatamiento al paro provincial, y en particular al nacional de la Ctera.
Las herramientas extorsivas del presentismo, el llenado de declaraciones juradas (que fomentan la delación), los descuentos por los días de paro, el aporte compulsivo (llamado “solidario”) a la caja de jubilaciones, encarcelar y abrirles causas penales a quienes defienden los intereses del sector, más los discursos (Pullaro y sus funcionarias y funcionarias lo hacen todo el tiempo) que buscan diferenciar “sindicalistas”, “gremialistas”, “sindicatos docentes” de “maestras” y “maestros” siguen ese mandato de controlar y pasar por encima de la vida democrática de las organizaciones sindicales del magisterio. Una tarea planificada y sistemática, como la Gestapo de Vidal, pero en Santa Fe.
Malestar generalizado
En ese contexto, el lunes pasado el ciclo lectivo 2025 arrancó con la provincia dividida entre quienes asistieron a dar clases (“el 97 por ciento de las escuelas estuvieron abiertas y funcionando”, según el Ministerio de Educación de Santa Fe), quienes lo hicieron porque aceptaron la oferta salarial “en disconformidad” y quienes adhirieron al paro porque se mocionó en asamblea, lo votaron y asumieron esa responsabilidad de lucha.
En lo que no hubo ninguna diferencia y se manifestó a lo largo y ancho de toda la provincia es en el malestar generalizado del magisterio con el gobierno provincial. La extorsión, la persecución y los descuentos en salarios de miseria son algunas de las razones. Otra, la estafa electoral de Unidos para cambiar Santa Fe. En plena campaña Pullaro prometía aplicar la cláusula gatillo para mejorar los salarios y ponderar el trabajo docente. Nada de eso pasó.
“El rechazo de la docencia a las políticas de ajuste del gobierno provincial es contundente”, asegura el secretario general de Amsafé, Rodrigo Alonso. Y considera que es muy difícil analizar la adhesión o no a la medida de fuerza cuando eso implica la pérdida de un porcentaje significativo del salario.
“Esa extorsión que lleva adelante el gobierno puede tener un efecto en el día de paro, pero no lo tiene en el rechazo” –advierte–, que es a largo plazo y se profundiza.

El secretario general del Sadop Rosario, Martín Lucero, dice que las reuniones de delegadas y delegados –previas al inicio de clases– fueron una expresión clara del rechazo y malestar docente con el gobierno de la provincia. “Nadie dijo que estaba de acuerdo con el presentismo o que acordaba con las políticas de este gobierno”, señala, y se explaya sobre las medidas extorsivas de la Provincia.
“El gobernador dice: «Yo tengo un problema con los gremios y no con los docentes». Es mentira. Tiene un grave problema con los docentes”, afirma Lucero, y resalta que por primera vez en esas asambleas gremiales se expresó bien claro que a este gobierno “no hay que votarlo nunca más”.
El dirigente analiza que las maestras y maestros sintieron que “en el momento de mayor necesidad, cuando más hace falta la plata”, el gobierno en vez de darles una mano les pateó el piso.
Al referirse al inicio del ciclo lectivo 2025, el gobernador aseguró que en la provincia se había dado “un cambio de paradigma” ya que la casi totalidad de las escuelas habían estado abiertas. “En realidad, pasamos de un paradigma democrático de la paritaria a un paradigma autoritario de imposición. Volvimos a la década del 90, cuando Reutemann aumentaba los salarios por decreto”, grafica Lucero.
La situación de las y los jubilados –coinciden Alonso y Lucero– no es mejor que la de quienes están en actividad frente al aula: cobran el aumento (mísero) a los 60 días que el resto, además de estar obligados a un aporte “solidario”. Y con la nueva ley de jubilaciones el panorama para quienes están en camino a retirarse de la docencia no es el mejor.
Lo que sigue como estrategia de lucha –también decidido en asamblea– son “acciones para visibilizar el reclamo” que incluyen movilizaciones, concentraciones, actos públicos y actividades con la comunidad. “El desafío que tenemos es continuar exigiendo y fortaleciendo la organización”, asegura Alonso.
Quién quiere ser docente
La discusión salarial y de las condiciones de trabajo está unida a lo que pasa en el aula, a lo que las docentes enseñan y las chicas y chicos aprenden. Lo que suele resumirse como “calidad educativa”.
“Nosotros decimos que no hay calidad educativa cuando tenés docentes pobres, no hay inversión en infraestructura, cuando tenés que ir enfermo a trabajar o cuando nuestros alumnos y alumnas están más pendientes del comedor y la copa de leche porque tienen hambre. Hoy las condiciones no son las adecuadas para garantizar esa calidad educativa”, apunta Alonso.
De profundizarse ese trato a la profesión docente –malos salarios, peores condiciones– cada vez menos van a querer abrazar el trabajo de enseñar. La idea la comparte Martín Lucero, quien afirma que ya en localidades del interior de la provincia “hay casos firmes, comprobados, de educadoras que han dejado la escuela para buscar trabajar en otra cosa”. En otras palabras, “sin docentes no habrá calidad educativa”.
Sin apoyo
Para cerrar la discusión a su manera, el gobernador declaró que no habrá más plata que el 5 por ciento ofrecido para el primer trimestre del año y a pagar de manera escalonada. Recién en abril volverá a “abrirse” la paritaria. El 13 de ese mes son las elecciones de constituyentes para reformar la Constitución provincial.
En el mientras tanto, al malestar generalizado la docencia lo multiplica con carteles de rechazo a las políticas educativas de Pullaro. En la plaza, en las redes y hasta en las puerta de las escuelas se lee: “Pullaro y Goity: basta de amenazar y extorsionar a la docencia”, “Los docentes no te acompañamos”, “Pullaro tus mentiras se pagan en las próximas elecciones”, “Señor gobernador qué poca memoria tiene” (en referencia a las promesas de campaña), “El 13/04 te movemos el amperímetro” y, como se leía en el frente de una primaria del centro de Rosario: “No lo acompañamos a ninguna parte gobernador. Es extorsión”.
Publicado en el semanario El Eslabón del 01/03/25
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