Falda
A los días viernes se los arropa distinto y más en ese barrio céntrico de Rosario aunque uno se levante con el sapucay amoladora de los albañiles que ya van por el décimo piso del edificio vecino que los popes del boom inmobiliari
A los días viernes se los arropa distinto y más en ese barrio céntrico de Rosario aunque uno se levante con el sapucay amoladora de los albañiles que ya van por el décimo piso del edificio vecino que los popes del boom inmobiliari
Venía tan embalada que subió el bote a la arena y siguió remando. No sabían cómo sacarla del carrito y soltarle las manos de las palas. —¡Ya está nena, ya llegaste, es la meta! —le gritaba su entrenador. Pero ella no escuchaba.
No había lugar para la protesta parado delante del escritorio en el sótano que había dejado su padre antes de desaparecer. Se quedó mirando el tarro con la inscripción “ahorros para la bici”. No había bici ni tampoco padre, cuando
Emilia come una naranja, en la cocina, prolijamente sentada en el extremo de la larga mesa de pino donde antaño, entre bullicio y humo de cigarros, merendaba la peonada. Hoy, en la cocina vacía, en silencio, sólo ella y Juana, su
Agapanto: Durante mi juventud trabajé de bibliotecaria en una escuela secundaria, la Gurruchaga. La escuela era nueva y era una promesa: había que fundar todo, inventar. En el personal éramos todos jóvenes. En la biblioteca había
Vos sabés que con las ganas de tomar un porrón me acordé de algo que me pasó la semana pasada, es una historia digna de una película, ¡te lo juro! Te la voy a contar. A Mariano lo conocí en el club, jugábamos en equipos rivales y
I Del litoral, el sur, somos. El agua no nos es indiferente, la esperamos hartos o la tememos a veces cansados, otras fascinados. Rezamos por tormentas cuando el calor nos ahoga sin tregua, y siempre esperamos la vuelta al mundo d
Un paseo nocturno se convirtió en una pesadilla. Horas de caminar incógnito por las calles oscuras de la ciudad, me llevaron hasta un momento único e inesperado. Caminaba tratando de olvidar los casos y las cosas cotidianas, trata
Descongelarnos es un principio, pero para eso debemos entender y saber para qué. Descongelar es uno de los objetivos que necesitamos en este momento. Descongelarnos para revolucionar. Descongelarnos para abrigar.
El hilo líquido se ensanchaba hasta desembocar en el charco rojo. Sí. Rojo. Sangre. Recordé las palabras de Ella: “la muerte está cerca”.