La obra del dibujante y pintor rosarino Adolfo Nigro, que implica una indagación sobre el exilio de miles de personas que provocó el golpe cívico militar, se exhibirá hasta noviembre en el Museo de la Memoria (Córdoba 2019), de martes a viernes de 10 a 18, y sábados, domingos y feriados de 16 a 19.
La curadora de Correspondencia, Graciela Sacco, resalta la carga simbólica de la misiva, como soporte, y como medio de comunicación. En una charla con el eslabón, la artista visual y amiga del autor contó que pocos trataron el tema del exilio en la dictadura como Nigro. Y que esta selección que se expone hoy, es un desprendimiento de una muestra que años atrás presentó el dibujante en el Centro de Expresiones Contemporáneas.
“En el Museo de la Memoria la idea fue trabajar el espacio con todo lo que es la correspondencia real e imaginaria de Nigro. Lo encaramos desde otro lugar y se montó en toda la planta alta. Si bien en el cine y en las letras se han hecho millones de cosas con respecto al exilio, no hay muchos casos en las artes visuales”, remarca Sacco en diálogo con este semanario.
—¿Cuál es el origen de esta obra?
—Nigro es un tipo que tiene una creación compulsiva, un tipo que no para, te juntas con él y siempre está trabajando en algún proyecto. Correspondencia comenzó a concretarse durante la última dictadura militar, y está muy vinculado con el movimiento de arte correo. Pero Nigro siguió con sus creaciones, con esta temática, muchos años después. Son cartas imaginarias que él hubiera mandado, y algunas otras que realmente fueron enviadas a compañeros, amigos, artistas exiliados, y a su propio hermano gemelo, que vive en Dinamarca y que también estudió artes visuales, y con quien ha trabajado junto en una historieta. Nigro es un luchador, no podría decirte que es militante de tal cosa sino que siempre ha acompañado las luchas para un mundo mejor.
—¿Qué materiales y qué soportes utilizó Nigro en esta obra?
—Trabajó con collage, dibujo y pintura. Básicamente esos son los componentes con los que materializa esta obra, y los hace en sobres de correspondencia. Nosotros elegimos un total de 20 piezas originales que están exhibidas en vitrinas, y no más porque también hemos hecho un despliegue en el espacio del Museo (que reproduce parte de las postales en gigantografías).
—¿El autor intervino en el criterio de este armado?
—Intervino al principio… es una muestra que íbamos a hacer el año pasado, es una gran ilusión de él hacer esto en el Museo de la Memoria, es un acto de justicia, porque es un luchador, un tipo muy solidario, muy cálido y muy pendiente de lo que necesitan sus amigos y los que no lo son. Un tipo muy valioso”.
Puño y letra
“La correspondencia al día de hoy se ha convertido en un objeto de museo, porque realmente se ha extinguido. Creo que las únicas cartas que vemos son las que nos vienen con las facturas que tenemos que pagar, e incluso ahora hay muchos que piden la boleta on line para no tener papeles”, reflexiona Sacco.
—¿La carta en gran medida ha perdido su valor simbólico?
—Si, desde el lado que se lo mire. Desde lo artístico, desde lo poético, desde lo social, inclusive desde lo político, por la carga que tiene. Es muy interesante lo de la correspondencia porque presupone imaginar un otro lado, una otra parte, y ese lado siempre tiende a estar cargado de las mejores intenciones. Esta exposición tiene algo de eso, tiene mucho color, dinamismo, es una aire fresco dentro del museo.
—¿Y a la vez toca un tema dramático para la historia argentina que es el exilio obligado?
—Yo te diría que de la historia latinoamericana, porque además Nigro ha vivido mucho en Uruguay, y otros países, es más, yo pensé que había nacido allá, y me dice: “No, nací en Rosario”. En su historia profesional él reconoce muchos maestros provenientes principalmente de Uruguay, y fundamentalmente es un seguidor de Torres García y del constructivismo uruguayo.
Cosa de Nigro
El collage que se presenta ante los ojos del visitante en Correspondencia, tiene mucho color, movimiento, y desborda en algunos casos en las múltiples formas de sobres que sirven de soporte de lo dicho y lo intervenido, de lo imaginario y lo implícito. El universo postal de Nigro es más bien lúdico y, como gran parte de su obra, trabaja superponiendo imágenes cotidianas, elementos de la naturaleza y ciertas formas geométricas. Ha definido su obra oscilante entre “lo figurativo y lo abstracto”. Hay mucho mundo para cortar y recortar en Nigro. “Estoy metido en ese papel, el instrumento es la tijera, que se dirige al pensamiento”, dijo años atrás. Así, sus cartas “reales e imaginarias” son el fruto del intercambio con muchos amigos y colegas, entre ellos la mismísima Graciela Sacco; Beatriz Vignoli, Raúl Hachen y el Negro Roberto Fontanarrosa.
Fuente: El Eslabón
Comunicación MM
28/06/2016 en 11:35
Buena nota. Gracias desde el Museo de la Memoria