“Ajuste” es un término –y una acción– que tuvo su auge en todo el país sobre todo en la década del 90 y en los últimos años se dejó de lado al compás del crecimiento de la actividad económica. Pero hoy el intendente Miguel Lifschitz reflotó la palabreja para explicar que, si no se generan nuevos ingresos, la Municipalidad no puede pagar el aumento salarial que reclaman sus empleados.

“Estamos en un proceso de racionalización del gasto, un ajuste fuerte para equilibrar el presupuesto”, dijo el intendente esta mañana. “Cualquier gasto no previsto genera inconvenientes”, agregó; y completó con que si hay aumento para los trabajadores municipales “tiene que haber como contrapartida nuevos ingresos” a las arcas municipales.
A la vez, Lifschitz descartó que los nuevos ingresos con los que tendría que contar el municipio surjan de un nuevo aumento de las tasas locales: “Pueden provenir de la provincia, o de coparticipación”, indicó el intendente, apuntando a la Casa Gris y al fuerte debate por el proyecto de aumento de impuestos que sí impulsa en estos días el gobierno encabezado por Hermes Binner.
La pretensión de los trabajadores municipales es contar con un aumento salarial similar al que recibieran recientemente los empleados públicos provinciales, que osciló entre un 10 y un 15 por ciento según sectores y categorías. Los municipales también pretenden que el incremento se concrete rápidamente.
 

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