Un sobreviviente del incendio de la discoteca Republica Cromañón aseguró ayer que vio cómo con un elemento de pirotecnia denominado "tres tiros" se generó el fuego que provocó 194 muertos y centenares de heridos y que no se podía escapar del local porque todas las puertas estaban cerradas.
Se trata de Iván, un empleado de 23 años que junto con otros tres jóvenes declararon en la decimosexta audiencia del juicio oral y público y realizó el relato más dramático de cómo logró salir con vida del boliche.
El testigo aseguró que esa noche, en el local de Mitre al 3000 de esta capital, apenas empezó el recital "todas las puertas estaban cerradas", hacía mucho calor y "había tanta gente que no se podía caminar", aspecto en el que coincidieron otras dos jóvenes.
"Cuando pasó todo, me di cuenta de que si esas puertas hubieran estado abiertas, hoy no estaríamos lamentando la falta de tantos chicos", reflexionó ante el Tribunal Oral en lo Criminal 24.
Iván, que por entonces tenía 19 años, contó que antes que comenzara a tocar el grupo "Callejeros", el público comenzó a disparar bengalas y petardos y una voz que no identificó previno: "Paren un poco, porque nos vamos a morir todos, nos vamos a prender fuego".
Más explícita fue otra testigo, Graciela (33), que recordó quien fue Omar Chabán, gerenciador del local, quien les gritó: "No sean boludos, no tiren bengalas que les va a pasar lo mismo que en el shopping de Paraguay" "Chabán era muy agresivo.
Decía, ’Déjense de joder con la pirotecnia, son todos unos hijos de puta, unos pelotudos’", agregó María Sol (20), la tercera en hablar, quien recordó ese momento entre lágrimas.
Según Iván, cuando Callejeros inició su recital vio como "una mano" que emergía detrás de una consola de música apuntó hacia el techo con un "tres tiros".
"Estoy seguro de que fue un tres tiros, dos explotaron antes de llegar al techo y el tercero quedó en la media sombra y fue el que originó el fuego", remarcó.
Sobre esa cuestión, la testigo Graciela recordó ver que la pirotecnia fue arrojada "por una persona que se encontraba sobre los hombros de otra", aunque no pudo dar mayores precisiones.
En el caso de Iván, afirmó que tras iniciarse el incendio, se formó un círculo alrededor del fuego de gente "desesperada", lo cual se diferenció del testimonio del guitarrista Maxi Djerfy, que dijo que los jóvenes hacían como un "ritual".
"Fue una desesperación terrible, quedamos todos aplastados sin fuerza para salir, dejaba que me llevara la gente, las chicas te rasguñaban la espalda, te pasaban por encima todos estaban peleando por sus vidas", señaló.
En un momento, el joven dijo que intentó apagar el incendio con un matafuegos, pero dijo que éste que no funcionaba cuando lo activó, y que a esa altura ya había respirado "tres o cuatro bocanadas de humo" que le quemaban "todo adentro".
Recordó que tras una avalancha, se cayó al piso y quedó bajo una pila de 1,5 metros de personas.
"Empecé a gritar pero era en vano, nadie me escuchaba. Ahí me doy cuenta que el que estaba arriba mío era mi amigo (Matías, con el que había ido al recital), me abracé a él y le dije: ’Parece que acá nos morimos y me puse a llorar’", relató con la voz entrecortada.
El joven finalmente fue sacado de abajo por otras personas, pero sufrió la fractura del tobillo porque le retorcieron la pierna, hasta que salió del boliche, comenzó a vomitar una sustancia negra y se desmayó.
Luego se despertó en una ambulancia, donde recordó que una chica sufría convulsiones y como el médico y el enfermero no daban abasto él le hizo respiración boca a boca, pero se le murió en los brazos.
"Yo ahí no paraba de llorar, no entendía lo que estaba pasando", dijo el chico acongojado y agregó que terminó internado en el hospital Durand, donde el oxígeno no alcanzaba y entre los 20 heridos que había allí se lo iban pasando.
"Los chicos se morían ahí, quedaban tirados, no nos daban la atención que uno merecía", se quejó. Algo similar contó Graciela, llevada en camioneta al Ramos Mejía por falta de ambulancias, quien dijo que permaneció un rato sentada en una sala de espera mientras "pasaban chicos muertos en las camillas".
La joven aseguró que tuvo que golpear la puerta de la guardia y decir que había estado en Cromañón para que le dieran oxígeno, el cual también debió compartir.
"Tuve una obstrucción en los pulmones y estuve escupiendo y tosiendo como un plástico negro hasta marzo o abril", recordó.
Poco antes, relató que apenas se inició el incendio se dio cuenta de que iba a ser "difícil" salir y que mientras iba agarrada de la barra, algunos chicos la tomaban de la remera y pisaba "bultos" que ella sabía que eran personas desmayadas.
Vanina Save I Télam