Con la crisis del sistema financiero internacional, el gobierno argentino apelará a la vieja consigna “dejar hacer, dejar pasar”. No modificará su estrategia al menos hasta que se conozca el ganador de las elecciones presidenciales de EE.UU. La devaluación de Brasil y la preocupación del agro y la industria argentinas. Las demandas de depreciar la moneda argentina deberán esperar. Por Ruben Milito

 

El gobierno nacional se apresta a sostener el último trimestre del año con la vieja consigna “dejar hacer, dejar pasar”. Frente a un escenario de pánico y locura en la Casa Rosada han optado por la ortodoxia.
La estrategia pasará por sostener los superávits gemelos (fiscal y comercial), las decisiones estratégicas se pueden llegar a revisar dentro de cuatro semanas cuando Estados Unidos elija a su próximo presidente. Una vez que se defina el sucesor de G.W. Bush, deberá dar señales claras de hacia dónde orientará la política económica para salir de la crisis.
En la Rosada en estos momentos están disfrutando de un escenario favorable en materia de confiabilidad de los capitales. Miles de argentinos que tienen su dinero en el exterior se desesperan por reingresar dinero que habían exportado en los 90, la crisis del 2001 y durante el conflicto con el sector agropecuario.
El gobierno se apresta a autorizar un blanqueo de capitales. Para ello se evitaría cobrar impuestos y multas a los capitales emigrados sin autorización, que técnicamente deberían pagar al Estado un 13,5% del capital ingresado.
El gobierno los exceptuaría durante algún tiempo de ese pago. La idea es hacerse de liquidez para afrontar la crisis; la única duda que existe es saber si esos dineros ingresarán para abarrotar las cajas de seguridad (lo más probable) ó si ingresaran al sistema financiero argentino (sería muy difícil que sucediera), ó si pretenden una inversión productiva (más difícil aún).
El otro juego importante es desarrollar herramientas financieras alternativas a las existentes acelerando la conformación del Banco del Sur como palanca para tener mayor autonomía frente a la debacle financiera.
Se acentuarán en los próximos días los contactos multilaterales entre presidentes sudamericanos para coordinar medidas de protección mutua.
El principal problema en estos momentos es Brasil, que ha devaluado su moneda un 45% en los últimos días. Los empresarios argentinos temen una inundación de productos brasileños a partir de un incremento importante del stock industrial del socio mayor del Mercosur, dado a partir del escenario recesivo a nivel internacional.
Los industriales, al igual que los productores agropecuarios, están pidiendo una devaluación igual que la de los brasileños, pero desde el gobierno le han puesto un techo de 3,30 a la divisa norteamericana.
Esta decisión se mantendrá por lo menos hasta enero: una vez que ingresemos a la temporada alta de turismo quizás haya mayores modificaciones en la política cambiaria.

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