Después de recuperarse de una larga dolencia, el Sr. I volvió. Y se la agarró con dos rosarinos que “se expresan libremente”: Horacio Usandizaga y Quique Pesoa.

 

Nunca entendí dos frases que circulan en nuestra cotidiana existencia. Una dice “con la verdad yo no ofendo ni temo”. La otra la popularizó Joan Manuel Serrat y reza: “Nunca es triste la verdad lo que no tiene es remedio”. Me dirán, ¡pero si son muy claras y ciertas! Pero hasta donde yo sé, la verdad es, en realidad, la de cada uno. No existe una verdad absoluta.

Lo que sí existen son las personas “muy frontales” (otro lugar común). Este tipo de humano tiene las consignas citadas arriba grabadas a fuego, estas frases son un espejo en el cual se mira cada vez que dice cosas descarnadas y por lo que se transforma a sí mismo en un paladín de la sinceridad.

Con la pasión-verdad en juego, estos buenos tipos salen al ruedo vestidos de honestos intelectualmente. Y el “público” los aplaude por decir “lo que todos piensan, y nadie se anima a decir” (a todos nos gustaría tener la impunidad para putear públicamente a diestra y siniestra como Usandizaga o juzgar al mundo desde la sierras cordobesas como Quique Pesoa).

Al parecer, Pesoa en su auto-programa de radio –que hace como Robinson Crusoe en el medio de San Marcos Sierras (un paradigma de la utopía individualista) – habló de la “cooptación y el uso de los Kirchner” de distintas agrupaciones sociales, entre ellas la de las Madres de Plaza de Mayo, y sentenció: “Anularon la lucha de Hebe”, en referencia Hebe de Bonafini.

Semejante pensamiento menoscaba el derecho de participar en política de cualquier grupo o persona. Además, decir que por alinearse en una posición partidaria al gobierno las Madres “anularon la lucha” es una boludez tan grande como una casa.

A contramano de la frase citada al principio, y esto es lo que tengo para decirles, la “verdad” ofende.

A mí no, en este caso, sino a Hebe de Bonafini quien al parecer decidió –aunque todavía no se sabe con certeza si fue por ese motivo– no reproducir más en la Radio de las Madres de Plaza de Mayo el auto programa que Pesoa trasmite desde las sierras cordobesas.

Pero el que tiene “la verdad”, otra vez, es Pessoa. Deslizó, nada menos que en el diario Crítica (que no se hace desde las sierras cordobesas) que le habían comunicado por mail que no iban a reproducir su auto programa.

“Me molestó la hipocresía, que no tengan los huevos para llamarme y decirme que no comparten mi línea editorial”, explicó conductor radial al matutino porteño.

“Perder un hijo no es poca cosa, pero tampoco alcanza para defender una ideología firme”, señaló Pesoa. “No busco victimizarme ni hacerle el juego a la derecha, me molestó la hipocresía”.

Tengo que confesarles que en un momento, años atrás, Pesoa era uno de mis personajes mediáticos locales más queridos porque ventilaba las pestes y miserias de las patronales de los medios de comunicación locales sin pelos en la lengua. Después, la admiración fue en baja porque lo único que hacía era hablar pestes, pero de cualquiera que pensara diferente de él.

Por otra parte, Usandizaga también es un tipo muy “frontal”. Salió del sarcófago del radicalismo para ser presidente de Rosario Central. Cuando era intendente dijo “si ganan Menem renuncio”. Y como corresponde a estos tipos “frontales”, renunció; a pesar de que los ciudadanos lo habían votado para ejercer su cargo.

Ironías de la vida: al final de una atribulada carrera política encontró un conchabo en el Ente Regulador de Servicios Sanitarios (Enress) gracias a su excelente relación con Carlos Reutemnan, el gran invento político de Menem.

Durante su paso por el ente estatal nunca se le vio el pelo ni se le escuchó un exabrupto de sinceridad. No habló de las irregularidades millonarias de la empresa privada de aguas, ni de los usuarios que sufrían los cortes o la falta del vital servicio.

Termino, estoy harto de las personas “frontales” que aparecen en los medios. Y de Serrat. Lo que no tiene remedio es hablar al pedo.

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