Poco y nada de la crisis financiera internacional se puede achacar a la ex potencia comunista, pero lo de los mercados parece la montaña rusa. Con este panorama, la discusión en estos pagos pasa por ver quién paga los efectos de la crisis. Ni devaluar ni aumentar salarios, planteó el ministro del Interior, un rato antes que su par de Trabajo Carlos Tomada recibiera a la CGT y a la Unión Industrial Argentina (UIA). Después de este encuentro, Tomada se limitó a decir que “hubo coincidencias en la necesidad de mantener un diálogo permanente".

 También recién empiezan a notarse los efectos de la crisis en la vida cotidiana nacional. Hay empresas de diversos rubros en las que la producción bajó o se paró por un tiempo; lo que para algunos trabajadores significa no más que caída de algunas horas extras o adelanto compulsivos de vacaciones.

No más que eso por ahora. En el futuro habrá que ver. Después de reunirse este miércoles a la mañana con el titular de la UIA Juan Lascurain y con el líder de la CGT Hugo Moyano, Tomada insistió en lo de que Argentina está en buenas condiciones de afrontar los efectos de la crisis. En esta línea viene moviéndose el gobierno, que expone cuentas superavitarias y alto nivel de reservas para sostener lo que dice.

El sentido común indica que, salvando las distancias y en escala, en igual situación están el grueso de los empresarios argentinos, principales beneficiarios de los varios años seguidos de crecimiento de la actividad económica. Pero nada garantiza que los empresarios asuman esta situación para hacerse cargo ellos en mayor medida que sus trabajadores de los costos de la crisis financiera y sus posibles efectos recesivos. Al contrario, en general los empresarios siempre lloran y piden y piden. Y lo único que socializan es las pérdidas.

Nadie mejor que los propios trabajadores sabe de qué se trata esto de “la crisis” como excusa. Y ahí anda la CGT, que plantó bandera con lo del “compre argentino” y un documento en el que avisa que no tolerará "intentos que pretendan socializar las pérdidas mientras se privatizan las ganancias". Pasadas las dos de la tarde de este miércoles, no hubo todavía declaraciones de Moyano después de la reunión con Tomada y Lascurain, que sí habló con los medios.

El presidente de la UIA dijo que el encuentro sirvió para hacer "un monitoreo de la situación" y que va a haber nuevas reuniones rápidamente “porque la situación lo amerita". Y volvió a insistir con lo de adaptar el tipo de cambio local a las devaluaciones de Brasil y México.

Además, Lascurain le puso candado a los bolsillos: "Los 500 pesos nosotros no estamos en condiciones de pagarlos", afirmó. Y chamuyó después que "en este contexto no es ésta la discusión. Hoy la discusión pasa por otro terreno, de cómo protegemos la producción argentina. Me parece que pasa más por ahí que por un tema de un bono, sobre todo cuando nosotros cerramos la paritaria hace cuatro meses aproximadamente".

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