Al final no rodó la cabeza.
Al final no rodó la cabeza.

La dirigencia canalla ni siquiera trató en reunión de comisión la posibilidad de aplicarle una sanción a los jugadores que se pelearon en el vestuario tras la derrota ante Lanús. La idea surgió de la cabeza de Usandizaga pero no tuvo eco en las del resto.

Ignacio Iturralde, uruguayo que llegó a Central con algunos buenos pergaminos pero que nunca llegó a convalidar dentro del campo de juego, fue uno de los más insultados cuando se dirigían a los vestuarios luego de caer como local ante Lanús por dos tantos a uno. Pero la botellita de agua mineral que le arrojaron cuando descendía las escalinatas fueron demasiado y el hombre reaccionó, intercambió insultos con su agresor y recién cuando un compañero lo convenció, desistió de su actitud y se metió en el tunel.

Hasta ahí, la actitud del zaguero, tranquilamente sería plausible de sanción ya que, cuando el Equi González insultó a cuatro vientos luego de que el, por entonces, técnico Vitamina Sánchez lo sacara un partido ante Vélez, dirigentes, jugadores y cuerpo técnico decidieron pasar por alto el asunto pero coincidieron que la próxima habría sanción ejemplar. El tema es que al llegar a las duchas, el capitán Kily González lo habría imprecado fuertemente e incluso, se dice, se habrían ido a las manos.

Enterado el presidente Usandizaga puso el grito en el cielo y pidió sanciones ejemplares para ambos jugadores ya que, se dice también, cuando el dirigente Juan Carlos Di Felice, intentó separarlos, fue sacado del vestuario a los empujones por ambos contrincantes. Esto corrió como polvareda en la tarde del Lunes e hizo que todos los medios anunciaran la sanción que le aplicarían a González e Iturralde por indisciplina.

La reunión

Finalmente en el cónclave realizado en la sede de Calle Mitre, y a la que no habría asistido el mandamás auriazul, los miembros de comisión directiva decidieron por unanimidad ni siquiera tratar el tema de una posible sanción.

La lectura es que si no hubiera trascendido el incidente en las duchas, el uruguayo debería haber sido sancionado por lo hecho a la vista de todo el mundo (más allá de que a nadie le gusta recibir un botellazo aunque sea de plástico). Pero que haya aparecido implicado el capitán y que todo haya ocurrido en medio de semejante momento vivido y padecido por todos los que conforman la familia centralista, hicieron que otra vez, la dirigencia decidiera hacer la vista gorda y desobedecer otra orden presidencial.

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