El acuerdo firmado la semana pasada entre General Motors y Smata fue intensamente debatido este lunes en la sede de la seccional local del sindicato, hasta donde llegaron trabajadores efectivos integrantes del grupo al que la patronal viene apuntando sus cañones desde el inicio del conflicto. Se trata de 165 operarios a los que se había retirado de la línea de producción y confinado al Chevy Club, un espacio de la planta dedicado al esparcimiento.
Este lunes directamente no se les permitió el ingreso y comenzaron a estar suspendidos sin perspectivas de que las suspensiones abarquen rotativamente al resto de los trabajadores, objetivo gremial que no se plasmó en el acuerdo que se firmó en Buenos Aires. A la vez, tienen asegurada la continuidad del vínculo laboral hasta diciembre próximo.
Esta garantía de continuidad fue destacada por Marcelo Barros, secretario general de Smata Rosario, en la charla de este lunes a la mañana con los trabajadores del Chevy Club, que expresaron abiertamente su inquietud por la situación que les toca atravesar.
“Los muchachos vinieron a pedir explicaciones y se las dimos y se fueron conformes: ellos están suspendidos y van a cobrar el 80 por ciento del salario; y tienen asegurado el trabajo hasta diciembre”, indicó Barros, que también remarcó que a mediados de marzo el sindicato volverá a reunirse con directivos de la empresa “para ver cómo sigue esto”.
El titular de Smata Rosario también destacó que existe el compromiso de la patronal de apelar en primer lugar a los operarios del Chevy Club en el caso de que haya que incorporar personal a la línea de producción, si es que esta se incrementa.
Barros evaluó como muy positivo el acuerdo firmado en Buenos Aires la semana pasada porque aunque implica suspensiones, garantiza la continuidad del vínculo laboral en el marco de la incertidumbre respecto de los efectos de la crisis financiera internacional.
Lo de la continuidad abarca tanto a los operarios del Chevy Club como a más de un centenar de contratados. Para estos últimos, también suspendidos a partir de este lunes, el compromiso es un por un lapso menor: hasta junio próximo.
Pero unos y otros mastican bronca por el hecho de que la patronal cargue exclusivamente sobre sus espaldas las suspensiones dispuestas, y suman esta actitud a las presiones directas y personales que afirman venir recibiendo para desvincularse rápidamente de la firma.
Así, contando ambos grupos hay casi trescientos trabajadores que evidentemente la patronal quiere ver afuera. Y entre ellos surgió la desconfianza respecto de si lo rubricado en Buenos Aires los acerca o los aleja del objetivo de no perder el trabajo.
“Para nosotros el conflicto no terminó. El acuerdo se firmó sin consultarnos y la empresa nos quiere dejar afuera”, evaluó uno de los obreros suspendidos en diálogo con este diario digital, dando cuenta de un descontento que se extiende a algunos delegados y que apunta, además de a la empresa, a la dirigencia nacional de Smata.
De todos modos, el desarrollo de la reunión de este lunes con la conducción sindical local calmó un poco los ánimos “Ahora quedó el compromiso de una reunión de Smata Rosario con la empresa en marzo; y quedó claro que la empresa no puede contratar a nadie antes de reincorporarnos a nosotros a la producción. El viernes nos vamos a volver a reunir en el gremio”, informaron desde el grupo del Chevy Club.
En la planta de Alvear, en tanto, se retomó la actividad por unos diez días. Luego habrá un nuevo parate con vacaciones que se extenderá hasta marzo. Después, habrá que ver.
El conflicto en General Motors comenzó en octubre pasado, cuando la empresa dispuso el despido de más de 400 obreros de su fábrica de Alvear. La medida fue resistida por los trabajadores y el gremio y tras intensas negociaciones, que se dieron en un marco de tensión permanente, la semana pasada se llegó a un acuerdo rubricado ante el Ministerio de Trabajo de la Nación que evitó que haya despidos, al menos por ahora.
