Quienes hemos sido formados en las ciencias humanísticas sabemos que siempre ha existido una tendencia a que los procesos sociales puedan ser previstos y conocidos con la misma sistematicidad con que las llamadas ciencias “duras” interpretan los fenómenos que estudian. No es precisamente una forma nueva de trabajar la realidad social, precisamente, pero no es menos cierto también que existen trabajos con relativa actualidad que tratan de interpretar lo aparentemente cotidiano de una manera sistemática. Un buen ejemplo de ello es el Diccionario de Bobbio quien, sabiamente, nos resume en sus centenares de páginas muchas de las definiciones que la ciencia política ha construido en los últimos siglos.

El comentario viene al caso porque nos parece válido preguntarnos si en un contexto político determinado, esto es, en una instancia pos electoral donde un oficialismo político nacional ha salido perdidoso en los principales centros urbanos; existe “una” manera o “una” receta que permita a los supuestos triunfadores comenzar a poner los principales pilares de una propuesta política que prepare la victoria del próximo turno electoral por cargos ejecutivos, esto es, para los siguientes 24 meses. La pregunta es entonces; ¿es posible construir analíticamente, un manual para opositores?

Si suponemos que sí, es evidente que semejante pretensión excede al presente artículo, aunque lo que podríamos resumir serían algunos de los títulos de cada uno de los capítulos de la “pretenciosa” obra. Veamos.

Capítulo 1. “Unidad en la acción”

Suponemos que un gobierno que pierde una elección legislativa de cara a una próxima ejecutiva tiene y padece, luego de varios años de ejercicio del poder, un natural desgaste. Ante esto, la oposición más cerrada, debería mostrarse como un solo bloque no sólo en los temas que alguna que otra corporación impone, sino en el conjunto de cuestiones que se supone el Ejecutivo hace mal. Esto es así por el simple hecho de que la comunidad debe ver a esos opositores como piezas de un engranaje superior.

Capítulo 2. “La prevalencia de algún liderazgo”

La unidad de acción a la que hacemos referencia en el capítulo anterior, debe ser dirigida y coordinada por un liderazgo claro y preciso. A lo sumo podrían ser dos los protagonistas del proceso pero que deberán tener la sabiduría de no mostrarse antitéticos entre sí ante los grandes problemas de la vida nacional. Por otro lado, las dudas de los posibles líderes no sólo puede fortalecer y darle tiempo a quien se quiere derrotar sino que no deja una buena impresión en los votantes quienes, si bien pueden sentirse “molestos” de una forma de acción política oficialista, pueden quedar absolutamente confundidos sobre quien es quien en el derrotero de cada día hacia la pelea de fondo. Por eso es necesario evitar los shows mediáticos que se compadecen más con los programas vespertinos de chismes, ante que con los nocturnos políticos donde serios y sesudos analistas desgranan la realidad cotidiana.

Capítulo 3. “Reconocer las propias debilidades”

El dirigente opositor, si bien puede mostrarse como triunfador, sabe que un contexto de marcada heterogeneidad y volatilidad política, sus logros de hoy pueden ser sus desdichas de mañana. Por lo tanto uno de los elementos sobre los que tendrá que trabajar de cara al futuro mediato, es sobre aquellos elementos que adolece o sobre lo que aparece como más debilitado. En un esquema electoral dado, si el opositor triunfador de una jurisdicción, aparece explicando la realidad nacional, desde la legitimidad que le da su victoria más pequeña sin tener en cuenta al conjunto, correrá el riesgo de parecer soberbio y eso, además de ser un pecado capital, puede ser un reaseguro para una derrota posterior.

Capítulo 4. “Intentar construir una opción que sea y parezca responsable”

Jugando con una máxima platónica, digamos que en política no sólo es necesario ser sino también parecer. Una construcción para la acción de gobierno no se realiza sólo desde los medios de comunicación, sino caminando cada uno de los puntos cardinales de la nación. Al trabajo de “desgaste” del oficialismo se le debe sumar, el conocimiento del país profundo y real de todos los días. En la actual posmodernidad, en cada rincón de la geografía nacional pero también en la compleja trama de intereses de múltiples sectores, conviven contradicciones insalvables que no se resumirán en la acción de gobierno. Saber quién es quién en determinadas circunstancias no es un detalle menor. Ante los grandes temas del país, será necesario dejar de chapucear en el barro y proponer mensajes claros, contundentes y comunes de parte de quienes dicen oponerse al “régimen”.

Capítulo 5. “No dar por vencido a quien aún no lo está”

Pese a los delirios que hablan de etapas posteriores a un proceso aún no cumplido, es necesario reconocer, en un momento histórico donde al oficialismo le queda un tiempo bastante prudencial para el manejo de la cosa pública, que en muchas ocasiones si se usa la inteligencia, se puede hacer de la necesidad virtud. Si determinado poder ejecutivo maneja las cuentas públicas, un buen número de representantes parlamentarios, cierto consenso social (aunque sea en baja) y evita ir en contra del pueblo con medidas claramente impopulares (por ejemplo, baja de sueldos), es probable que el triunfo de los próximos dos años no esté tan asegurado.
En definitiva, este resumen de los capítulos de un pretencioso Manual para Opositores puede ser acusado de ser un delirio de quien estas líneas escribe, aunque no sería una mala idea cruzarlo con algún ejemplo palpable de la política internacional. Tomar el modelo argentino, ¿es muy loco?

Dpto. Análisis de Coyuntura FUNIF Rosario

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