El periodista y abogado de derechos humanos Pablo Llonto disertó ante 500 futuros comunicadores de todo el país que se congregaron en Río Cuarto. Les aconsejó "no perder la pasión" y “apuntalar las radios universitarias”.
El periodista y abogado de familiares de víctimas de la dictadura, Pablo Llonto, fue uno de los invitados de lujo con los que contó el
VII Encuentro Nacional de Estudiantes de Comunicación (Enec), que se desarrolla en Río Cuarto y en el que más de medio millar de futuros periodistas se juntan a compartir, discutir y debatir proyectos, y les aconsejó apuntalar “las muchas radios universitarias que hay a lo largo y ancho de nuestro querido país”.
El autor de La Noble Ernestina, libro en el que saca a la luz los costados más oscuros de la dueña del multimiedo y una de las mujeres más poderosas de Latinoamérica, instó a los estudiantes a “no tener como único objetivo entrar a un gran medio para aburguesarse y quedarse a vivir ahí por el solo hecho de cobrar un buen suedlo a fin de mes. La pasión no hay que perderla, si no el periodista deja de serlo”, y agregó que “pese la imagen que uno tiene ahora de la mayoría de los medios no hay que olvidar que este país ha parido productos impresionantes como la revista Humor, el periódico Barcelona y el programa Todo por dos pesos”.
A lo largo de su presentación, Llonto remarcó en varias oportunidades que “el proyecto de modificación de la funesta y vigente Ley de Radiodifusión, es un paso histórico que, pese a los defectos que pueda llegar a tener, se tenía que dar de una vez por todas. Después veremos como la mejoramos en caso de que eso sea necesario”.
Fútbol para (casi) todos
Consultado por los jóvenes que se quedaron a charlar mano a mano con él sobre los grandes cambios que se dieron en la televisación del fútbol argentino, Llonto rescató que se haya roto con ese “papelón de contrato” que unía desde hacía 18 años a la AFA con la empresa Torneos y Competencia, pero remarcó constantemente que “no hay que olvidar quién había firmado ese vínculo y que ahora quieren hacernos creer que está del lado de los buenos”, haciendo referencia a la figura del presidente de la entidad madre del fútbol argentino, Julio Grondona.
Y también hay que evitar caer en “viejos vicios que justamente combatimos como monopolizar la televisación y no permitir el ingreso de los demás canales porque entonces terminamos haciendo lo mismo que ayer condenamos y por lo que tanto luchamos”, aseguró el periodista de Caras y Caretas y hasta se dio el gusto de hacer reír a los estudiantes al aseverar que “no pueden monopolizar también los relatos de Marcelo Araujo porque los argentinos ya tenemos demasiados problemas como para sufrir semejante tormento”.
Llonto agregó que “para que el fútbol sea verdaderamente para todos hay que erradicar esos vicios. Cualquier medio, hasta los grupos de estudiantes que, por ejemplo en Buenos Aires, han armado canales en internet tienen derecho a ingresar con sus cámaras. Si quieren que sea obligación tomar las imágenes de canal 7 es entendible, pero que le permitan a los demás medios ingresar sus propias cámaras para tener distintas miradas, es fundamental”.
Un caño de ida y de vuelta
Cuando le preguntaron por el regreso de la revista Un caño, de la cual es una de las principales plumas, Llonto confesó que “antes de salir ya sufrimos el primer acto de censura: Los colegas del diario Olé (el ala deportiva de Clarín), iban a anunciar la salida de la revista pero su director, Leonardo Farinella no lo permitió porque aparentemente la tapa es muy grosera (adelanta que se trata de una gran fotografía de Julio Grondona parado en el techo de la casa rosada y tomándose con ambas manos sus genitales en pose ganadora).
Los condenamos todos
Al término de la disertación, el siempre amable Pablo Llonto, dialogó con redacción rosario y adelantó que el próximo miércoles 2 de setiembre estará en nuestra ciudad para “apoyar a mi colega y amiga Ana Oberlín y a los chicos de H.I.J.O.S. en el inicio de los juicios a los represores en esa que fue una de las ciudades más golpeadas por la dictadura”.
