En su reciente paso por Rosario el académico canadiense Paradise Ghislain, especialista en finanzas cooperativas, se propuso analizar los desafíos presentes del modelo cooperativo. Su ponencia estuvo muy marcada por la impronta de un sector cooperativo que se desarrolla en una economía próspera en la cual los niveles de pobreza y exclusión distan de los existentes en gran parte de nuestra América Latina. Aunque el dato común que ha regido y rige el nacimiento de estas organizaciones es la necesidad y la urgencia por solucionar y dar respuestas a problemas compartidos.

Ghislain desarrolló su amplia trayectoria en entidades financieras de la economía social y en las universidades de la región canadiense de Québec. El miércoles 26 de agosto disertó en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) en una charla de la que participaron el decano de la Facultad, Ricardo Silberstein y el coordinador de la Maestría en Entidades de la Economía Social de esa casa de altos estudios, Mario Schujman.

Con una sugestiva pregunta comenzó el encuentro: ¿Son los grandes bancos cooperativos parte de la Economía Social? Esta apreciación forma parte del imaginario que vincula tamaño, imposibilidad de dar respuestas a los “muy pobres”, y la falta de mecanismos democráticos, con formas económicas no cooperativas. Sin embargo Paradise fue contundente: “no podemos ser pequeñas organizaciones, tenemos que ser fuertes sin perder la esencia de nuestro sector”.

Este punto fue particularmente analizado por el catedrático, sobre una pirámide poblacional estratificada por sectores que iban desde los “muy pobres” a “la clase rica” pasando por la clase media baja y alta. Desde su perspectiva, la banca cooperativa no “puede hacerse cargo de los pobres, esta es una responsabilidad que concierne al gobierno”. Sí debe ayudar a los sectores medios y aprovechar su capacidad de presión para, como sucedió con varios bancos cooperativos, “cotizar activos en bolsa”.

Otro aspecto vinculado fue el de la orientación de la banca cooperativa y las características que deben tenerse en cuenta a la hora de reconocer a los sujetos de crédito. Para algunos lo fundamental es la posibilidad de acceso en función de su objeto y su función social, para otros la solidez económica.

Otros tópicos hicieron referencia a los intereses individuales y/o colectivos que orientan la acción de las organizaciones de la economía social, y la tensión que muchas veces se presenta a su interior en función de los distintos niveles de compromiso de los asociados.

También se refirió a los recursos humanos y a las remuneraciones de los trabajadores del sector financiero y destacó las dificultades que en estas organizaciones estaban teniendo para socializarlos en la práctica de los valores asociativos: “A veces nos encontramos con personas que después de 20 años llegan del HSBC a trabajar en nuestras entidades”, relató.

El cierre de su ponencia estuvo marcado por la necesidad de fortalecer el sector cooperativo en el marco de un proyecto nacional, y desarrollar una propuesta de cooperación internacional.

Las actividades de Ghislain en la ciudad continuaron el jueves 27 en el Salón de actos de la Federación de Entidades Mutualistas de la Provincia de Santa Fe, en calle Urquiza 1970. Luego se reunió, por invitación de la Subsecretaría de Cooperación Internacional del Ministerio de la Producción, con ministros, secretarios y funcionarios del gobierno de la provincia para conversar respecto de la experiencia internacional en Financiamiento Social y Solidario.

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