Ante unas 30 mil personas, el ex cantante de los Redondos, volvió al ruedo en el estadio Padre Martiarena de la ciudad de Salta con un show solista en el que, sin embrago, recreó al mística ricotera. Se agotaron hoteles y pasajes de micro y avión.

La fiesta empezó oficialmente a las 21.35, cuando Carlos Solari abrió el show con “Fuegos de Oktubre”, según cuenta la crónica del enviado de Crítica.

Miles de apasionados sortearon, por ejemplo, los 1.600 kilómetros que separan a la Ciudad de Buenos Aires de la capital salteña para no perderse la única presentación del legendario cantante de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota –“Cuando el fuego crezca quiero estar allí”.

Luego de brillar en La Plata, Tandil, Jesús María y San Luis, la aventura solista continuó en Salta y nuevamente el público volvió a acompañar masivamente –“Redondos, Redondos, Redondos / Redondos no lo pienses más / andate a tocar a la Luna, la Luna la vamo a copar”.

Los hostels más económicos, los hoteles más costosos, los servicios de micro y los de avión, todo y cada uno de los medios que podían trasladar a una persona a Salta fueron agotados o estuvieron repletos. Con banderas –“Mi esqueleto me trajo hasta aquí”, “Pensando en vos siempre… siempre extrañándote”, “Si no hay amor que no haya nada entonces” –con las canciones de siempre– “Mamá yo quiero, ¡oh! ¡oh!, que salga el Indio y todo el año es carnaval”, “Somos todos redonditos, Redonditos de Ricota” y con el fervor de esperarlo por más de nueve meses y de saber que luego de que esta presentación habrá que aguardar para volver a verlo hasta que finalice su tercer disco, el público ratificó que esta pasión que une a varias generaciones está más viva que nunca.

“Todo un palo”, del disco ricotero Un baión para el ojo idiota, fue uno de los grandes momentos de la noche, como cuando se reeditó “Ella debe estar tan linda” y “Un ángel para tu soledad”. Los “rockitos” nunca mueren y la gente volvió a delirar al escucharlos.

Los momentos emotivos se vivieron con dos canciones del Tesoro de los inocentes (bingo fuel): con “Pabellón séptimo”, cuando se recordó la historia un motín carcelario donde murió un amigo del Indio, y con “To beef or not to beef”, que aborda el dilema del exilio y el adiós al ser querido que busca probar, en tierras lejanas, lo que no encontró en las propias. “Flight 956”, del segundo disco solista Porco Rex, demostró que ya está a la altura de los grandes hits ricoteros, y se ubicó en el cierre de la fiesta junto a los históricos “Juguetes perdidos” y “Ji, ji ji”, la danza que, como dicta el ritual habitual, volvió a cobijar el pogo más grande del mundo.

Las seis décadas de Solari, según dijo él mismo, se sintieron. Agradeció a Javier, su médico, porque le permitió cantar, le pidió al público que lo “ayude” en ciertos temas y tuvo el respaldo incondicional de una banda que cada vez suena mejor como son Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, compuesta por Gaspar Benegas, Baltasar Comotto, Pablo Sbaraglia, Marcelo Torres, Alejo von Der Pahlen y Ervin Stutz.

(Fuente: Crítica)

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