Con una inversión cercana a los 270 millones de dólares, el centro de entretenimientos más grande de Latinoamérica abrió sus puertas en Oroño y Circunvalación. El City Center, que supuso el traslado de las familias que ocupaban esos terrenos, cuenta con casino, un hotel cinco estrellas, locales comerciales y cochera.
En el humilde barrio Las Flores viven más de 18 mil personas que miran asombradas el lujoso templo del azar que irrumpió en el extremo sur de la ciudad, tiñendo el paisaje de contrastes. “Nos permite tener más trabajo y una zona más iluminada y segura”, comentó un esperanzado vecino de la populosa barriada, donde parece haberse afincado un fragmento de Las Vegas.
No obstante, algunos lugareños temen que las condiciones de seguridad que impone el emprendimiento terminen por aislar al barrio, de modo tal que la mentada integración pretendida con la instalación del casino, acabe profundizando la exclusión de la zona. Por las dudas, Ricardo Benedicto, gerente del City Center, aseguró a Rosario/12 que “no habrá muros ni paredones, sólo rejas perimetrales”.
En tanto, el secretario General de la Municipalidad, José León Garibay, consideró que el complejo ya tuvo una primera incidencia en la zona “a través de la inversión en infraestructura pública que se le pidió al privado”. “Hay una subestación transformadora nueva, se mejoraron las calles y veredas aledañas, y ese impacto ya se ve y se toca. Luego hay que sumar los aproximadamente mil puestos de trabajo, para los que se priorizó el empleo de personas de la zona”.
Con todo, si se habla de incidencia, es oportuno señalar que sobre los terrenos donde se erige la ostentosa construcción se encontraba el asentamiento La Granada, cuyos moradores debieron ser reubicados ya que se trataba de tierras privadas.
Si bien la provincia había acordado con la Nación la construcción de las viviendas necesarias en el marco del llamado Plan Federal, algunos vecinos sostienen que aún no todas fueron entregadas.
Desde la Municipalidad, Garibay afirmó que el problema de La Granada “ya no existe y está solucionado”. “Todas las familias fueron trasladadas en dos etapas, la primera fue en agosto –especificó-, mientras que la segunda se apuró un poco y las viviendas comenzaron a ser ocupadas pese a que no estaban terminadas”.
Según el funcionario de la Intendencia y ex titular de la Secretaría de Obras Públicas, una vez liberada el área los vecinos creyeron que las casas que les asignarían serían insuficientes y, además, temían que las vacantes fueran ocupadas “por otras personas”, por lo que se determinó “el apuro del traslado”.
Con motivo del traslado, cuyo destino fue la zona de Campbell y Rivarola, en barrio Godoy, las autoridades de City Center prestaron un servicio de combis para que los chicos continuaran sus estudios en la escuela de Las Flores hasta que comenzaran el siguiente ciclo lectivo en el establecimiento correspondiente a su nuevo barrio.
“Lógicamente sienten un pequeño desarraigo, pero fueron reubicados en un barrio nuevo con los servicios de infraestructura mucho más completos que en muchos otros lugares de la ciudad”, señaló Garibay.
¿Volvió López?
El luminoso complejo de entretenimientos lanzado con la presencia estelar de Susana Giménez, el “Puma” José Luis Rodríguez y Estela Raval, entre otros, emplea aproximadamente a 1.400 personas y sobresale por su pompa y magnitud. Durante años se debatió la pertinencia o no de un emprendimiento de este tipo y su emplazamiento: si en zona norte o zona sur.
Sin embargo, no se indagó de la misma manera acerca del titular de Casino Club, firma dueña del 50 por ciento del pliego licitatorio (similar proporción de lo que configura el City Center pertenece a la española Cirsa), y cuyo propietario es el megaempresario patagónico Cristóbal López.
Aunque se trata de un señor López vinculado al juego, no es el famoso Eduardo, aquél de las barbas (y las barras) que comandó los destinos de Newell’s hasta dejar a la entidad sin caja. De todas maneras, este otro López, oriundo del sur y desconocido para la mayoría de los rosarinos, parece que también tiene un as bajo la manga.
Octavio Crivaro, ex presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), está procesado por resistencia a la autoridad desde que, como secretario de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), integró el Comité de Solidaridad Estudiantil con los Trabajadores del Casino Flotante porteño para reclamar por mejoras laborales, de la mano de un grupo que no adhería a los gremios tradicionales que se disputaban el encuadramiento de los empleados.
El conflicto explotó en noviembre de 2007 tras un enfrentamiento entre dos gremios en pugna: Aleara (sindicato de trabajadores de juegos de azar, entretenimiento, esparcimiento, recreación y afines de la República Argentina) y el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU).
En el marco de ese conflicto, la empresa que lidera Cristóbal López despidió a 102 personas en primer término, pero para el final de la disputa, que se extendió hasta marzo de 2008, resultaron ser un total de 500 los desafectados. Sobre este tema, Crivaro aseguró que la represión, en la que intervino Prefectura, fue brutal y especialmente dirigida al cuerpo de delegados que escapaba “al control de la empresa y de la burocracia sindical”.
“López es íntimo del matrimonio presidencial –contó Crivaro- por eso se le prorrogaron todas las licencias de juego habidas y por haber”. “Empezó con un casino en Comodoro Rivadavia y después fue comprando toda la industria del juego. Así se hizo del casino de Neuquén y, en Capital, como es ilegal tener casinos en tierra, con otros socios compró dos barcos y lo pusieron en el río, sin contar que además es dueño de unas 2.000 máquinas del casino del hipódromo de Palermo”.
“López fue avanzando en distintas ramas –prosiguió Crivaro-, invirtió en petróleo y desde principios de este año es socio de Paraná Metal (planta de fundición ubicada en Villa Constitución). Como si fuera poco, también invirtió en empresas de transporte en Neuquén y Santa Cruz y en medios de prensa”.
Sobre López, Garibay aseguró que toda la relación en cuanto a la concesión la realizó la provincia “a través de Loterías y Casinos”. “La Municipalidad, en primera instancia, lo único que hizo fue dar la aptitud urbanística al proyecto, para lo cual el Concejo aprobó un convenio especial”.
