Se puede optar por creerle al ex presidente Néstor Kirchner, quien asegura que Martín Redrado, el apuesto ex titular repuesto del Banco Central de la República Argentina (BCRA), antes de rebelarse contra el Gobierno de la Nación cual Ñato Rico en Monte Caseros, fue recibido por Héctor Magneto, el mandamás de Clarín. Pero si ese episodio sólo fuera lo que es, verosímil en un 100% pero no probable en sede judicial, alcanza con el puñado de sucesos que, apiñados uno detrás del otro, representan el reguero de pólvora con que juega por estas horas un inquietante conglomerado de adictos enviciados con la pirotecnia financiera imperante durante el último cuarto de siglo con periodicidad quinquenal.

Esa coalición está integrada por el monopolio mencionado, como líder del Partido Mediático; cierta oposición –que va desde la derecha rancia y dura, pasa por los que se dicen de centro derecha pero pertenecen a la primera opción, y alcanza a la más descarriada centroizquierda que se haya conocido desde los tiempos del Chacho Álvarez, hace cinco minutos, en 1999–, y la nada despreciable porción que el establishment tiene como leales jugadores en los tres poderes del Estado.

La saga que protagonizó la jueza federal María José Sarmiento y los hechos que la preceden no dejan lugar para nombrarla de otro modo que no sea una “operación de desgaste”. Nada patriótica, por cierto, pero autoinsuflada de “calidad institucional”.

A Redrado, los Reyes le dejaron un decretito

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner, a través del jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, le pidió el 5 de enero a la noche la renuncia al titular del Banco Central de la República Argentina (BCRA), Martín Redrado. Pero el titular del organismo monetario rechazó el pedido de renuncia, lo que generó una crisis política que se mantiene en curso.

Fernández aseguró que la actitud de Redrado de no renunciar a su cargo “está reñida con sus propios dichos y es poco seria”, puesto que “le ha dicho a la Presidenta públicamente en reiteradas oportunidades que tenía la renuncia a su disposición, y en ese sentido la Presidenta ha decidido aceptársela”. La respuesta del vocero de Redrado fue que éste “no renunciaba a su cargo”.

“Tiene posición adversa a la del gobierno nacional, y si está en contra de esas políticas no puede desempeñar el cargo”, dijo Fernández. Parecía que el ex Golden Boy tenía las horas contadas. Pero a esa misma hora estaban pasando cosas, y ya habían pasado otras.

Kirchner dice que Redrado se reunió con el CEO del Grupo Clarín antes de desestimar la presentación de la renuncia tantas veces puesta a disposición de la Presidenta. Si la reunión se produjo, en el contexto de la dura puja que el monopolio mediático mantiene con el Gobierno y ante el inminente desenlace de una situación que ya se venía arrastrando desde al menos dos meses atrás, Redrado debió avisar. Si no lo anunció, lo hizo a espaldas del poder que lo puso a él en el BCRA. O sea, operando en otro sentido que el gobierno. O sea, traicionando a sus mandantes.

Llamados y reuniones

Luego de hecho público el episodio de la aceptación de la dimisión que nunca llegó, Redrado no buscó reunirse con Cristina o con Fernández. Mantuvo una comunicación con el vicepresidente Julio Cleto Cobos, reconocida por el mismo presidente del Senado y candidato opositor. La gravedad que esto tiene no fue reflejada por los medios asociados a la operación, pero es notable.

Las razones que Cobos da para justificar esa llamada son infantiles pero están en el marco de la insólita convocatoria de parte del radicalismo, que pidió al mendocino que retorne de sus vacaciones y llame, ilegalmente, a sesionar en forma extraordinaria en el Congreso para tratar el decreto de necesidad y urgencia que ordenaba conformar el Fondo del Bicentenario y, luego, el que destituyó a Redrado.

“Martín Redrado se comunicó conmigo y lo único que solicitó es la garantía de un debido proceso, nada más”, dijo Cobos, como si fuera un ministro de la Corte Suprema. Antes de terminar la frase ya estaba aclarando: “No se trata de ninguna actitud conspirativa”.

El decreto de Cristina

Finalmente, luego de pocas idas y venidas, Redrado fue removido del cargo por un decreto de necesidad y urgencia por su negativa a cumplir con la conformación del Fondo del Bicentenario, que dispone el uso de reservas de esa entidad para garantizar los compromisos de deuda del país durante 2010. En los considerandos del decreto firmado por la Presidenta de la Nación se indicaba que el funcionario incurrió en “mala conducta e incumplimiento de los deberes de funcionario público”.

Al mismo tiempo que esto ocurría, las principales voces de la oposición dejaban sus huellas dactilares en cada micrófono de los muchos que la corporación mediática les acercaba.

Las espadas opositoras en el Congreso renovaron el llamado al Gobierno nacional para que convoque a sesiones extraordinarias a fin de que la comisión bicameral que analiza los DNU, encabezada por Cobos, estudie el decreto del Ejecutivo que destituyó al titular del BCRA y el otro, el que crea el Fondo del Bicentenario.

En ese momento, el titular del boque de senadores radicales, Gerardo Morales, en declaraciones a radio Milenium, afirmó que “el gobierno debería convocar rápido al Congreso”, un reconocimiento inequívoco de que Cobos no podía hacerlo.

Otro que dejó restos de ADN radical en la operación fue Oscar Aguad, amigo de Luciano Benjamín Menéndez, procesado por administración infiel durante su gestión en la provincia de Corrientes y actual presidente de la UCR. El probo ciudadano cordobés dijo a radio Continental: “Si Redrado no renuncia tiene mandato hasta septiembre, salvo que incurra en un delito”, y agregó: “Si el gobierno tiene tanto apuro tiene que llamar a sesiones extraordinarias”. ¿Otro que no le tenía fe a Cobos o en realidad ambos habían leído la Constitución?

Aportando “calidad institucional”, la diputada del PJ Graciela Camaño, esposa del gastronómico Luis Barrionuevo, habló en radio Mitre, la AM del Grupo Clarín: “El gobierno no le puede pedir la renuncia, tiene que encarrilar la situación”, y señaló que “la remoción tiene que ser consultada con el Poder Legislativo y tiene que haber motivos”. Desde este medio se suplica que si alguien conoce en qué categoría jurídica o política coteja la figura de “encarrilamiento de la situación”, nos lo diga. También dónde se especifica que el Gobierno no puede destituir al presidente del BCRA.

Asimismo, y antes de que la jueza Sarmiento le haga caso a Camaño en eso de “encarrilar la situación”, el diputado de Proyecto Sur Fernando Pino Solanas aprovechó la generosidad de radio Continental y espetó: “La remoción del presidente del Banco Central está escrita en la Carta Orgánica y tiene que pasar por el Senado”. No debe tener presupuesto para que lo asesoren y le digan que hasta sus remolones colegas radicales ya sabían que debía pasar, sí, pero por una comisión bicameral. Ése paso en falso debe haber enfurecido a Pino. Para no quedar atrás de sus amigos de la UCR, el PRO y los coalicionados cívicamente para conspirar, se fue a un tribunal y denunció penalmente a Cristina Fernández de Kirchner, en corajuda patriada en pos de la “calidad fílmica”, seguramente un estadio superador de la institucional.

Otro que habló, en diálogo con Radio 10, fue el diputado Francisco De Narváez, quien señaló que “hay que convocar a sesión en el Congreso, las dos cámaras, tienen que llamar Cobos y (Eduardo) Fellner, espero que lo hagan”, en un nuevo reconocimiento de que Cleto, solito él y su alma, no puede convocar a extraordinarias ni a que funcionen las comisiones. El Colo agregó: “Redrado no debe renunciar”. Claro.

La banca sigue al Merval, no a Tincho

Ni la Asociación de Bancos Privados (Adeba), que no se trata de un comedor comunitario, se privó de pedir la renuncia a Tincho Redrado, tal como lo conocen Adolfo Rodríguez Saá y otros íntimos. “Creemos firmemente que el presidente del Banco Central debería, con su renuncia, contribuir a preservar la estabilidad del sistema por la que tanto ha trabajado”, indicó la entidad en un comunicado.

Adeba precisó que “no es tiempo de extremar posiciones. El sistema financiero se ha comportado de manera muy equilibrada durante la crisis y el público así lo ha reconocido, manteniendo sus depósitos y conservando la confianza en el sistema”.

“Ningún interés, personal o corporativo, es superior al interés de la Nación”, dijo Adeba, poniéndose, cómodamente, a la izquierda de Solanas y Morales. Esta es la premisa que debe orientar nuestras acciones, y confiamos en que los protagonistas de esta hora sabrán actuar de acuerdo a la misma”, indicó la entidad.

Adeba incluso manifestó su apoyo a la sanción del decreto del Poder Ejecutivo Nacional que creó el Fondo del Bicentenario: “Creemos firmemente que contribuirá a la reducción del riesgo país, y con ello se darán las condiciones para un mejor funcionamiento del mercado financiero, haciendo posible la disminución de las tasas de interés y el consecuente incremento de la demanda de crédito para el consumo y la inversión”. Por otras razones que las organizaciones populares, ni Adeba quiere jugar con la pólvora que usan los tirapetardos de la oposición conspirativa. Y en Adeba no hay sólo bancos argentinos.

Las andanzas de Sarmiento

Al fin, llegaron los fallos de la jueza federal María José Sarmiento. Aquel que suspendió provisoriamente la destitución de Redrado, y el que ordenó interrumpir la conformación del Fondo del Bicentenario hasta que intervenga el Congreso de la Nación.

Sugestivamente, minutos antes de que se produjera la reunión de directorio del Banco Central en la que se iba a diseñar la ingeniería financiera para conformar el Fondo del Bicentenario con parte de las reservas, Sarmiento rubricó su fallo, una medida que fue dispuesta en el marco de la causa impulsada por los paladines opositores Federico Pinedo, del PRO, y Patricia Bullrich y Alfonso Prat Gay, estos últimos de la Coalición Cívica. El primero como testaferro político de Mauricio Macri, las segunda y tercera, de común acuerdo con Elisa Carrió, quien en sus últimas visiones volvió a ver al matrimonio Ceaucescu colgado en la plaza central de Bucarest y salió disparada hacia el hotel Conrad de Punta a celebrar.

Rápida y furiosa, horas más tarde, la misma jueza dictó una medida cautelar mediante la cual ordenó la suspensión de los efectos del decreto de necesidad y urgencia con el que el Poder Ejecutivo echó a Redrado.

En el Senado, mientras tanto, Cobos se reunió con la plana mayor del radicalismo, aunque nada importante salió de ese cónclave, ya que todos sabían de las limitaciones de Cleto, que no podía hacer lo que le pedían Clarín y ellos mismos –que convoque a la comisión de DNU y a extraordinarias– ni hacer lo que él quería, dar continuidad a sus vacaciones.

A partir de los fallos de la jueza, Aníbal Fernández anunció que el gobierno los apeló, y comenzó el insólito pero para nada inexplicable relato del Jefe de Gabinete, que ilustra qué se juega realmente a la hora de hablar de las reservas que los dos últimos gobiernos acumularon en poco más de un lustro.

Fernández denunció la negativa de la jueza Sarmiento a recibir los recursos apelatorios presentados por el Gobierno. Afirmó que “el gobierno presentó los recursos de apelación” ante la Cámara de feria, ya que la misma “habilitó día y hora” para hacerlo, y calificó de “odisea” el intento de presentación de los recursos ante la jueza Sarmiento.

“Comenzamos a buscar a la jueza el viernes, y nos fue imposible hallarla. Como no podíamos encontrarla le pedimos a la Policía que en el lugar de su domicilio se apostaran de forma tal que en el momento en que la pudieran ubicar pudieran trasladarle la inquietud que nosotros teníamos”.

El insospechado relato de Fernández incluyó un suceso que devalúa la “calidad institucional”, tan pregonada por opositores como Gerardo Morales y Fernando Pino Solanas, porque contó que durante la mañana, cuando enviados del gobierno intentaron presentar los recursos en su domicilio, la magistrada, “cuando escuchó que se trataba de la presentación por parte del Gobierno, nos dijo que no, que no los recibía en su casa, y que lo hiciéramos el lunes a las 7.30 en su juzgado”.

Tras constatar que el juzgado porteño número 11 se encontraba “cerrado”, los enviados del gobierno procedieron a llevarlos ante la Cámara de feria.

Lo de las 7,30 del lunes era un engaña pichanga de la jueza: el jefe de Gabinete explicó que “al habilitar (el viernes) día y hora para notificarnos a nosotros, nos intimó a que presentáramos los recursos dentro de las 48 horas, lo que vencería el lunes a las 17”. Eso explica que el fallo de este lunes, que convierte al recurso extraordinario en un juicio ordinario no se haya dado a conocer a primera hora sino a la tarde. A Sarmiento, a las 7.30, la esperaban otros actores, no precisamente del Gobierno.

El regreso del matador

A esa hora temprana, diputados del PJ disidente y del PRO, y representantes legales Redrado, se acercaron al Juzgado Contencioso Administrativo a cargo de María José Sarmiento, y presentaron nuevos recursos contra el uso de reservas para el pago de deuda y el desplazamiento del ex titular de la entidad financiera.

La doctora Sarmiento llegó a las 7.20 al Juzgado número 11, donde la esperaban los diputados del PJ disidente Graciela Camaño y Alfredo Atanasof, del PRO Federico Pinedo, y Ezequiel Cassagne, uno de los abogados de Redrado. Atanasof era ministro de Gobierno, responsable político, cuando efectivos de la Bonaerense asesinaron a balazos a los dirigentes sociales Maximiliano Kosteki y Darío Santillán en el puente Avellaneda en 2002, lo que obligó a Eduardo Duhalde a adelantar el fin de su gobierno interino. Un matador de regreso.

Según explicó Camaño, se pidió a la jueza una “medida cautelar contra los dos decretos del Poder Ejecutivo, el que crea el Fondo del Bicentenario, y el que destituye a Martín Redrado”. Pero lo cierto es que le llevaron la salida jurídica que retrasa los tiempos a favor de Redrado y de la oposición.

“Lo que intentamos es que se sostenga la estrategia judicial inaugurada por el PRO y la Coalición Cívica. Con esta presentación pedimos que los decretos no tengan validez”, dijo la diputada. La jueza les hizo caso, con creces.

La más perversa e inteligencias le corresponde al PRO, cuya presentación apuntó a que el amparo pasara a ser juicio ordinario, para darle mayor entidad y tirar la pelota para adelante.

Redrado, por su parte, y a través de su abogado Cassagne, presentó un escrito ante Sarmiento, por considerar “irregulares” las apelaciones presentadas el fin de semana por el Gobierno nacional ante la Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal.

¿Qué hizo la magistrada?: No se expidió sobre los recursos de apelación interpuestos por el Gobierno Nacional, y resolvió convertir los amparos en un juicio ordinario, una medida que sólo dilata la resolución final.

La agencia oficial de noticias Télam señala este lunes que “la posibilidad de que Sarmiento resolviese de esa manera había sido deslizada minutos antes por una fuente que señaló que la jueza habría «encontrado la vuelta» como para no expedirse acerca de las apelaciones, mediante el recurso de «ordinarizar» el expediente, es decir tratar juntos la medida cautelar y el fondo de la cuestión”.

De acuerdo a los plazos para que las partes “adecuen” la demanda, todo hace prever que la resolución se dilataría, al menos, una semana más. La Sala de Feria de la Cámara tendrá entonces una nueva composición, con la integración de las camaristas Clara Do Pico y Marta Herrera.

Pasando en limpio: la letra del oportuno fallo de este lunes la dictaron Atanasof, Camaño, Pinedo y Cassagne. La jueza copió, pegó, y le estampó la firma. Un dechado de calidad institucional, y la prueba de que el circo de Cobos, la cobertura obscena que del caso viene haciendo el Partido Mediático con Clarín a la cabeza, los apoyos a Redrado, y las declaraciones de quienes creen que 2011 ya está al alcance de la mano, son en realidad el marco de una operación de desgaste que comenzó aquella madrugada del voto no positivo y amenaza no detenerse hasta el recambio presidencial.

Algunos testimonios a la salida del encuentro entre Cobos y los representantes de la oposición parlamentaria más enconada con el gobierno arroja luz sobre un aspecto interesante, porque arroja luz sobre una contradicción sobre ese bloque heterogéneo: tanto Hilda Chiche Duhalde, como Morales y una rubia diputada puntana hicieron hincapié varias veces en que todo “había vuelto a la normalidad”, acaso una señal de que algunos pulpos grandes están perdiendo con esta irracional pulsada. Jugar con el objeto de deseo de los financistas –los billetes– y de algunos monstruos allende Ezeiza, puede poner nerviosos a mucha gente grande. Por eso lo de Adeba. Por eso radicales, PRO, socialistas, y demás, pusieron el pie en el pedal del freno. Clarín va más rápido de lo que la bicicleta en las mesas de dinero de Wall Street tolera. Alguien debió preverlo, pero el odio es ciego.

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