Los despidos en el Estado, el achicamiento de la clase media, la exclusión total de los sectores más vulnerables, la desindustrialización, son el fin último de un plan que apunta a desintegrar a la Argentina.

Javier Milei ejerce la venganza, el problema es que lo hace desde el Gobierno. A esta altura es notorio que este hombre se está vengando de lo que en su cabeza es el Estado –“una organización criminal”– y de quienes lo integran, sean trabajadores, legisladores o jueces. También toma revancha contra una clase media a la que considera inmadura para afrontar una vida en plena libertad de mercado. Arremete contra los más desvalidos en la escala social, porque son demasiados y muy caros para lo que puede soportar “su” economía. Y la emprende contra todo proceso industrial, al que concibe como prebendario.

En todo caso, se trata de una venganza contra un “país erróneo”. Sin embargo, no entra en sus planes corregir lo que pueda estar mal, resignificar el origen del error. Su megalomanía anarcocapitalista lo lleva, inexorablemente, a la eliminación del error. No hay enmienda posible, se trata de disolver ese “país erróneo” en el ácido del mercado puro. Cueste lo que cuesta, y quede quien quede.

La psicología aborda la cuestión del proceso de la venganza, y señala que la misma se origina en el dolor. La venganza como el devenir de un daño provocado por otra persona que ocasiona el surgimiento de ira hacia la persona que causó el sufrimiento. El objetivo de esa ira es infligir el mismo dolor o sufrimiento que causó esa persona.

Es archiconocido que en su infancia Milei fue duramente castigado por sus padres. En una entrevista televisiva con la modelo Nicole Neumann, que por entonces conducía un efímero programa llamado Tardes Nuestras, Milei llegó a afirmar que fue víctima de maltrato físico y psicológico a mano de sus progenitores.

En esa oportunidad, el relato del presidente tuvo una inusitada crudeza al referirse a Norberto Horacio Milei, su padre: “De chico había maltrato físico y estamos hablando de una persona de 1.90 mts (de estatura), no eran palizas normales. Después, cuando estudiaba, siempre fue muy despectivo para mi carrera, siempre me dijo que era una basura, que me iba a morir de hambre y que iba a ser un inútil toda la vida”.

En el mismo reportaje, Milei fue más allá en cuanto al maltrato y su particular interpretación de las consecuencias de ese daño causado por sus padres: “A mí me tocó (sic) que mis padres sean muy tóxicos. Pero creo que todos los maltratos que me tocaron vivir, ya sean físicos o psicológicos, hicieron que eso haya afectado mi personalidad. Todas esas palizas que yo recibía cuando era chico hacen que hoy no le tenga miedo a nada”. Así vive el daño recibido, como algo que le “tocó” vivir.

Una pregunta, entre tantas que podrían hacerse, es a quién le habla Milei en el ejercicio de su venganza ya como mandatario. Otra, de quién se está vengando. ¿Sólo de sus padres?

La venganza como método de gestión

No se trata de pasar por alto que Milei y su gobierno tienen que ver con la política, y que las consecuencias de su gestión son políticas, sociales, económicas y morales. Pero la puesta en marcha de su venganza a través de esa “gestión” indica que a Milei las consecuencias políticas, económicas y sociales de su programa le importan muy poco o nada. No parece que sea una falta de registro sino un absoluto desinterés por esos efectos.

Una psicoanalista consultada para esta nota destaca un aspecto interesante sobre la cuestión de la venganza. Ella remite a la “retaliación”, término que también es utilizado en la Justicia y, ampliando el concepto, subraya: “Lo más importante es que cuando estas acciones ocurren, guiadas por la venganza, lo que conlleva es una falta de sentimiento de integridad para la persona. La retaliación lo convierte en alguien cada vez menos íntegro”.

La profesional añade que “nunca hay que olvidar que no es lo mismo justicia que venganza”, y remarca que “hay sujetos que creen que accionando con el mismo nivel de daño que le han hecho, o ejerciendo un daño superior al recibido, pueden saciarse”. Y remata: “Pero eso tampoco funciona así”

Como se ha dicho en estas páginas, Milei expresa regodeo en el dolor del otro. Y esa crueldad la volvió a poner en juego en el cierre de la segunda edición del International Economic Forum of the Americas (Iefa): “Echamos 50 mil empleados, se dieron de baja contratos, ahora están cayendo más y van a caer 70 mil contratos más”.

En esa disertación, Milei volvió a cargar contra la educación pública, una de sus obsesiones: “Lamentablemente, en Argentina la educación pública (porque toda es pública: puede ser de gestión privada o de gestión estatal) ha hecho muchísimo daño lavando el cerebro de la gente”.

Foto: Télam

La raíz de esa inquina tal vez haya que buscarla –una vez más– en su experiencia personal. Según reveló el periodista Adrián Murano, conductor del programa Verdades Afiladas que se emite por El Destape Radio, en su momento Milei no aprobó el CBC al intentar ingresar a la carrera de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA). Como se sabe, ése no es un impedimento definitivo, porque la universidad pública ofrece la posibilidad de recuperarse y finalmente acceder a una carrera. Milei –según Murano– habría preferido irse, despechado, a cursar en la Universidad de Belgrano, donde se recibió como licenciado en Economía en 1993.

La psicología postula que el sentimiento de venganza se articula con el daño sufrido, ya sea de forma violenta, a través del maltrato o por falta de atención, aunque puede surgir a partir de un episodio de traición, o la ruptura de un acuerdo. El quiebre de ese pacto implícito o un daño que pueda socavar la confianza de forma sistemática puede marcar a fuego a alguien y provocar un profundo dolor psíquico que se expresa por medio de la ira, el rencor y el deseo de venganza. Milei parece haber comprado todas las fichas.

Un desastre económico que a Milei no le importa

El desprecio del mandatario por las consecuencias de su derrotero económico no se queda, por cierto, en el plano teórico o clínico; avanza hacia la falta total de registro de los efectos inmediatos de su gestión.

Algunos títulos de diarios y portales de noticias de la última semana dan cuenta de lo que se vive en la economía real porque, además de profundizar el proceso de desindustrialización, implica despidos, suspensiones, bajas salariales y las calamidades ya conocidas que trae aparejada toda recesión.

✔️ Ámbito Financiero. “General Motors vuelve a parar la producción por no poder pagar importaciones de insumos”.

✔️ La Voz. “Toyota recorta 400 empleos con un plan de retiros voluntarios”.

✔️ Ámbito Financiero. ¿Se termina la pax cambiaria?: gurúes advierten del riesgo a corto plazo.

✔️ Página 12. “El Gobierno, preocupado por la mercadería que se pudre en las góndolas”.

✔️ La Política Online. “Los gobernadores patagónicos analizan demandar en conjunto a YPF por la reversión de pozos tradicionales”.

✔️ Clarín. “El laberinto lácteo: consumo en baja, menor precio internacional y empresas en crisis. La producción nacional bajó un 18 por ciento”.

✔️ Infobae. “La industria se desplomó en el primer bimestre: advierten riesgo inminente de cierre de empresas y pérdida de empleo”.

✔️ La Nación “El estancamiento se profundiza y prevén un freno en la suba de precios”.

✔️ Infobae. “Parálisis de Acindar: crece la tensión ante una audiencia clave con la UOM de Villa Constitución”.

A principios de marzo se conoció que “los 13 insumos de la construcción que mide el Indec tuvieron caídas en enero”, según datos publicados por el diario La Nación. Cuando se promedia la caída en picada de todos los rubros del sector los empresarios y analistas coinciden en que no tiene antecedentes: el asfalto se desplomó un 21,7 por ciento en relación con enero de 2023.

“A la industria manufacturera también le fue mal: bajaron 14 de los 16 sectores que releva el organismo, lo que representa una disminución anual de 12,4 por ciento en enero”, y “la actividad para obras cayó 21,7 por ciento, y la manufacturera, 12,4 en relación con el mismo mes del año pasado”, indica el mismo medio.

Cuando se consulta en off a los empresarios éstos reconocen que “no prevén una reversión rápida de la caída de la actividad”. La misma registra una caída del 15 por ciento por debajo de mayo de 2022. “Las pymes son las más afectadas” y “crecen las suspensiones y los retiros voluntarios”, se consigna en Infobae.

Para el matutino fundado por el primer Bartolomé Mitre, el desastre ofrece aristas “positivas”, pero no explica quién puede beneficiarse con ellas: “Para los analistas, la caída en el consumo explicaría por qué la inflación se desaceleró antes de lo previsto, una tendencia que seguiría consolidándose; los riesgos del plan del Gobierno para las empresas y el empleo”.

Ámbito, en la semana, publicó un informe que echa luz sobre un fenómeno sobre el que aún muchísimos de sus damnificados no se dignan a reconocer: “La clase media, un ícono argentino que se achica con el ajuste de Javier Milei”. Y el desglose indica que “los salarios perdieron una quinta parte de su poder adquisitivo (18 por ciento), en su peor caída desde hace 21 años, según el Índice de Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (Ripte)”. Y agrega: “En enero el salario promedio formal no alcanzó la línea de la pobreza”.

El mismo medio aporta otro de los golpes de Milei a la economía doméstica de la clase media: “Tarifas de gas: Energía publicó la resolución con aumentos del 300 por ciento”. Y enfatiza que “la medida ratifica que los aumentos se aplicarán sobre los usuarios no domésticos y sobre los residenciales, divididos en tres niveles” y que “se decidió trasladar el precio del gas en el Punto de Ingreso al Sistema de Transporte (PIST) medido en dólares a los usuarios finales”.

Cómo será la envergadura del cataclismo macroeconómico que generan las políticas de Milei que muchos de los gurúes defensores del libre mercado ya cuestionan abiertamente la marcha de la actual administración.

Uno de ellos es el economista Miguel Ángel Broda, un liberal sin límites que se despachó con un “oscuro pronóstico” –así lo reflejó en un título Ámbito Financiero– respecto del ajuste fiscal y monetario de Javier Milei, y hasta se permitió calificar las medidas que presuntamente deberían ordenar la macroeconomía de “toscas y excesivas”.

El intento de Milei aparece más claro a medida que avanza sobre los restos de una Argentina agotada. Él no desea tan sólo trastocar a la Argentina. Sin quererlo o saberlo, plantea una deconstrucción del Estado, lo cual demostraría que esa teoría europea sirve tanto para una sublimación progresista como para la peor de las infamias del capitalismo más grotesco. Al fin y al cabo las dos caras de una misma moneda.

Todo es un gran dislate en el universo Milei. Quiere desintegrar lo que para él es la génesis de un error, y se lo plantea a sí mismo como una misión sagrada. Cree que el mundo lo mira extasiado ante una ansiada revelación. Se ve a sí mismo como el mesías esperado –vaya a saber por quién– para redimir a un capitalismo que perdió el rumbo y no es más que un maniático que puso su fe en un capitalismo que nunca llegó a ser y que jamás existirá.

Al fin y al cabo, y sin que nadie pueda sentir piedad por él, se trata de un ser perdido para siempre en aquel viejo dolor de su infancia que lo lleva a vengarse de todo intentando apagar tan tremenda frustración. Eso no puede terminar bien.

Nota publicada en la edición impresa del semanario El Eslabón del 30/03/24

¡Sumate y ampliá el arco informativo! Por 2000 pesos por mes recibí todos los días info destacada de Redacción Rosario por correo electrónico, y los sábados, en tu casa, el semanario El Eslabón. Para suscribirte, contactanos por Whatsapp.

Más notas relacionadas
  • ¿De qué se cansó “la gente”?

    En medio de una hecatombe social, Malena Galmarini lanzó una piedra en aguas peronistas de
  • Humo y tempestad

    Milei intenta saldar a sangre y fuego el empate histórico entre Nación y colonia, el peron
  • Salir de la pesadilla Milei

    Ni soluciones mágicas ni desesperanza. Así se presenta el escenario que indefectiblemente
Más por Horacio Çaró
  • El testigo

    El calor parecía aumentar en el local, lleno de ansiosos, humo y voces. Le dije que por es
  • Remontar el barrilete en esta tempestad

    Yo no sé, no. La tarde se ponía fresca y Pií entraba en calor dándole al serrucho. Tenía p
  • ¿De qué se cansó “la gente”?

    En medio de una hecatombe social, Malena Galmarini lanzó una piedra en aguas peronistas de
Más en Columnistas

Dejá un comentario

Sugerencia

Se inició en Diputados el debate para tratar la ley Bases

Con 135 diputados, la Cámara de Diputados trata este lunes la ley Bases y el paquete fisca