Hillary ya había hecho guiños y elogios en su visita a la Argentina.
Hillary ya había hecho guiños y elogios en su visita a la Argentina.

La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, afirmó que “Argentina es un líder global en el área de no proliferación”. Lo hizo en una nota firmada, publicada este lunes en Clarín. Clinton aseguró que “en vista de su historial y trayectoria, Argentina puede legítimamente liderar el diálogo con los países que recién se asoman al campo de la energía nuclear y con aquellos países que han violado las salvaguardias nucleares internacionales”. Los elogios del Departamento de Estado tuvieron dos aspectos destacables y esconden claves que vale la pena explicar: obligó a un grupo en guerra con Cristina a publicar, por fin, un elogio a la administración kirchnerista. A la vez, representa un mensaje directo a la estrategia diplomática de Brasil, que banca el programa de desarrollo nuclear iraní.

Clarín se hizo oficialista (por un minuto)

La noticia es que Clarín publique un elogio a Cristina forzado por el peso de un pedido del Departamento de Estado. Parece mentira pero es así.

Hillary decidió que las declaraciones debían ser publicadas en el medio que le declaró la guerra al gobierno nacional a partir una férrea oposición a la nueva Ley de Servicios Audiovisuales, norma que obligará al Grupo Clarín a abandonar su posición dominante y oligopólica en el mercado de medios electrónicos.

Clarín, que cuya línea editorial evita por todos los medios destacar logro alguno de la administración de Cristina Kirchner, tiene que publicar las alabanzas de la encargada de las relaci0nes exteriores de la principal potencia mundial a su enemigo interno. Un sapo grande con gusto más que amargo para el paladar de Ernestina Herrera de Noble.

No parece que estas cuestiones sean ni desconocidas ni poco ponderadas por el Departamento de Estado yanqui a la hora de evaluar decisiones del tipo dónde se publica la voz oficial sobre determinados temas. Tal vez el mensaje sea que Estados Unidos no ve con malos ojos el proceso desmonopolizador que se lleva adelante en la Argentina. Al fin y al cabo en Norteamérica no existe grupo mediático, por poderoso que sea, con el grado de concentración que exhibe Clarín.

Tal vez incluso habría que especular con otra hipótesis: la actual administración demócrata no va a jugar a favor de una empresa sobre cuya propietaria pesa una potencial condena por apropiación ilegal de menores durante la última dictadura. Y se sabe que el paquete accionario del Grupo Clarín incluye capitales norteamericanos.

¿Irán a invadir Irán?

El segundo aspecto tiene que ver con la dura posición de Brasil, que en los últimos tiempos contrarió la línea oficial de Washington, que intenta armar la masa crítica necesaria para una condena internacional poco menos que unánime al programa de desarrollo nuclear de la República Islámica de Irán. Los mimos a Cristina, entonces, responden a la necesidad del Departamento de Estado de enviar una señal a Brasil, que en las últimas semanas defendió el derecho de Irán a tener un programa nuclear.

No existe prueba alguna de que Irán esté desarrollando armas nucleares de destrucción masiva. Por el contrario, más allá de los modales diplomáticos de Teherán, que no cuadran con los que quiere imponer el Consejo de Seguridad de la ONU ni los propios Estados Unidos, la negativa a renunciar a un programa nuclear autónomo es tan legítima como no lo es el veto que Israel pretende establecer con la teocracia islámica persa, siendo que el Estado hebreo es poseedor de un más que módico arsenal atómico ofensivo.

Pero Estados Unidos está dispuesto a intentar el consenso que le permita, eventualmente, atacar a Irán. Este lunes Obama se anotó un punto importante en esa dirección: en un encuentro al margen del evento central con el presidente chino, Hu Hintao, ambos acercaron sus posiciones respecto de nuevas sanciones a Teherán durante una reunión bilateral.

“Al final de la reunión veremos que cada nación está preparando acciones específicas y concretas que harán al mundo más seguro”, dijo el anfitrión Obama tras su encuentro con Hu. Más seguro para quién, podría ser la pregunta del millón, que los halcones de la Casa Blanca no dudarían en responder: para los EEUU.

Hay dos hombres clave en el entorno del presidente Obama que juegan rudo en esta cruzada contra el régimen iraní: Jeff Bader, asesor en seguridad nacional de la Casa Blanca, y John Brennan, asesor del mandatario yanqui en contraterrorismo y seguridad nacional.

Éste último sostuvo, antes de la Cumbre, una frase elocuente: “Al Qaeda realiza esfuerzos para adquirir un arma nuclear desde hace más de 15 años, y su interés sigue siendo fuerte hoy”. No reconoció, sin embargo, los inútiles esfuerzos que viene haciendo Estados Unidos desde 2001 para atrapar al líder de esa organización, Osama Ben Laden, un personaje que aparece cada vez que Washington necesita agitar el fantasma del terrorismo global y de quien algunos opinan que, en efecto, es un fantasma, porque lleva años alimentando gusanos en alguna tumba inencontrable.

Como si nada de esto lo rozara, Irán anunció que ignorará las decisiones que se tomen en la Cumbre sobre Seguridad Nuclear. “Los resultados de la cumbre de Washington no serán obligatorios”, señaló a la agencia local ISNA el delegado iraní en la Agencia Internacional para la Energía Atómica (IAEA), Ali Asqar Soltanieh.

Esa postura es la que el presidente del Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva, viene defendiendo, a contramano de lo que espera de él Barak Obama. Por eso, que Washington use la palabra “líder” para definir el rol de la Argentina en tan espinoso tema, es con pleno conocimiento de la urticaria que ello produce en la cancillería brasileña.

De todos modos, hay diferencias entre la Argentina y Brasil respecto de la mirada hacia Irán. Mientras Buenos Aires mantiene un litigio jurídico con la teocracia iraní que incluye el pedido de detención contra el ex presidente Alí Bahramie Rafjansani y otros ocho sospechosos del ataque a la Amia, Brasil –y también Venezuela y Bolivia– ha expresado que apoya a Teherán.

Las alabanzas de Hillary

Hillary Clinton valoró “el mecanismo de cooperación y confianza mutua con Brasil, a través de la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC)”, con lo cual “subraya el futuro pacífico de América del Sur”, pero acto seguido la funcionaria norteamericana enuncia: “Argentina es un líder global en el área de no proliferación. Asimismo, es un actor importante en el mercado internacional legítimo de tecnología nuclear pacífica y materiales nucleares, con una sólida trayectoria de trabajo dentro del sistema internacional”.

La secretaria de Estado recordó que “el 6 de abril el Presidente (Obama) anunció el Análisis de la Postura Nuclear del Gobierno de Estados Unidos (NPR), que determina la hoja de ruta para reducir el papel y la cantidad de nuestras armas nucleares mientras protege con más efectividad a Estados Unidos y a nuestros aliados de las amenazas más graves de hoy en día”.

Mencionó además que el 8 de este mes, en Praga, Estados Unidos y Rusia firmaron el nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START), con el objetivo de “reducir la cantidad de ojivas nucleares estratégicas en nuestros arsenales hasta niveles nunca vistos desde la primera década de la era nuclear”.

Clinton expresó que ese convenio “refleja el compromiso de Estados Unidos con el acuerdo básico del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP)”.

La funcionaria concluyó que “la proliferación nuclear y el terrorismo son desafíos mundiales”, por lo que durante la cumbre se intentará “obtener el compromiso de otros países, especialmente de los que gozan de los beneficios de la energía nuclear civil, para que tomen medidas para frenar la proliferación y asegurar el material vulnerable”.

Precisamente, la combinación de ambas amenazas potenciales –proliferación atómica y terrorismo global–, es en realidad un invento casi hollywoodense: nadie ha probado que grupo terrorista alguno posea siquiera un triste petardo radioactivo, y resulta hasta ridículo imaginar a Irán preparando un ataque nuclear a los Estados Unidos. Más bien se podría esperar todo lo contrario. Pero ese combo configura el cóctel que mejor les sabe a los halcones del aparato industrial militar que se retroalimenta con el Pentágono como estratega.

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