Eduardo Toniolli es el segundo candidato a diputado provincial por "Jóvenes para la Victoria", una de las dos listas que acompañan a Agustín Rossi de cara a las internas abiertas, simultáneas y obligatorias de mayo. La conversación se inicia obligadamente alrededor de esta curiosidad que arrojó el reciente cierre de listas, el de la conformación de una lista integrada en su totalidad por referentes políticos y sociales menores de 35 años.

Toniolli es secretario general del Movimiento Evita de Rosario. Docente universitario de 33 años, comenzó su militancia siendo muy joven, a mediados de la década del 90, primero como dirigente estudiantil secundario –en épocas de intensas movilizaciones en oposición a las leyes educativas promovidas por el menemismo–, y luego en la agrupación H.I.J.O.S. desde sus orígenes.

Parte de una generación de militantes que dio sus primeros pasos en la resistencia al neoliberalismo para luego adquirir cierta visibilidad en la defensa irrestricta del Proyecto Nacional encarnado por Néstor y Cristina Kirchner.

—¿Que representa "Jóvenes para la Victoria" de cara a las elecciones de mayo?

—No es una "colectora", si es que por ello se entiende que ocupa un lugar subsidiario frente a otra lista principal. Es una de las dos listas que el espacio que conduce Agustín Rossi inscribió para participar en las internas abiertas de mayo al interior del Partido Justicialista, en la categoría de diputados provinciales. Creemos que expresa a muchísimos emergentes genuinos del proceso político que se abrió en nuestra Patria a partir del 2003, y no hablo sólo en términos generacionales. Mientras el grueso de las fuerzas políticas celebra la implementación de la boleta única como un avance en la vida institucional de nuestra provincia, con esta decisión Agustín Rossi pone la discusión en otro plano, el mismo que venimos sosteniendo desde hace tiempo: la verdadera reforma política es meter adentro a los que están afuera. Para profundizar la enorme obra de inclusión social que el proyecto nacional que Cristina está llevando adelante, es necesario avanzar en una nueva etapa, la de la participación de miles y miles de argentinos que durante mucho tiempo sintieron que la política les era ajena.

—¿Y cómo se expresa esto en la construcción electoral del Frente para la Victoria en la provincia de Santa Fe?

—A ver, el Frente para la Victoria armó listas en 300 localidades de la provincia de Santa Fe. Por ahí me resulta más fácil hablar de nuestra fuerza, el Movimiento Evita, porque tengo la referencia de primera mano: aproximadamente en la mitad de esas localidades nuestros compañeros tienen algún tipo de participación, en 47 localidades algún compañero o compañera encabeza a presidente de comuna y en varias a intendente. Pero lo más importante no son tanto los números si no las características del aporte realizado: muchísimos integrantes de organizaciones sociales, estudiantiles, gremiales, de género, vecinales, y diversas experiencias comunitarias conforman nuestras listas, instalando en la agenda pública reivindicaciones y problemáticas muchas veces invisibilizadas. Sostenemos con firmeza que construir poder popular no es hacer basismo abstracto, es generar las condiciones para que los que están afuera del reparto del poder pueden disputarlo en mejores condiciones. Perón hizo eso con los laburantes. Después de años de ir para atrás, Kirchner empezó a recuperar esa misma posibilidad para los excluidos del reparto del ingreso y de los espacios donde se toman las decisiones trascendentales para el destino de un país.

—Finalmente se presentaron cuatro candidatos a gobernador a la interna del Partido Justicialista ¿Cuáles son las expectativas del espacio que lleva a Agustín Rossi al tope de la boleta?

—Nuestro espacio arranca con una clara ventaja, que se expresa no solamente en la intención de voto de Agustín, muy por encima de la del resto de los contendientes, si no en la simpleza y contundencia con la que podemos expresar lo que somos. Somos hombres y mujeres que defendemos sin cortapisas el proyecto nacional en la provincia de Santa Fe, y lo hicimos aún en momentos de zozobra, eso es incontrovertible. El resto de las listas van a tener más dificultades para explicar al electorado la ingeniería electoral que construyeron en estos últimos días, y eso no implica necesariamente una apreciación de valor, cada uno tiene derecho a transitar el camino que mejor le parezca. Creo el sistema de la boleta única por cargo colabora con estas alquimias, al fragmentar la idea de proyecto y abrir las puertas a ingenierías que van a durar lo que dure el proceso electoral. Quizás la formula Mercier–Baltuzzi esté exenta de ese problema, en la medida que pretende agrupar el voto más nostálgico de las políticas neoliberales, del recorte a los estatales y a los jubilados, su mensaje es más claro: disparen contra Cristina.

—El mensaje que ustedes proponen discute ese lugar común instalado por la oposición, que señala que el gobierno nacional relega al “interior productivo”

—Ese planteo se cae a pedazos cuando uno analiza los números fríos. Por más que, por ejemplo, el gobierno socialista cada tanto denuncie discriminación del Estado nacional en la inversión local, los números son más que elocuentes: desde el 2003 el gobierno nacional multiplicó 13 veces la inversión en obra pública para la provincia de Santa Fe. Y esto se traduce en una mejora ostensible de la calidad de vida de los santafesinos se encuentren donde se encuentren. No hay ámbito en el que esto no se refleje. En el ámbito educativo podemos señalar que se construyeron casi 30 escuelas nuevas y se están llevando adelante unas 20 más, se invirtió como nunca en infraestructura universitaria con obras en la UNL, la UNR y en todas las sedes que la UTN tiene en nuestra provincia, se crearon nuevas universidades, entre ellas la de Venado Tuerto. En lo que hace a vivienda se construyeron 18 mil unidades y se mejoraron y ampliaron otras 6 mil viviendas. Se apuesta a la expansión de los servicios cloacales, a través de la construcción de colectores que beneficiarán a miles de usuarios, y de agua potable, por intermedio de ambiciosas obras como la del acueducto centro–oeste…

—Evidentemente los números hablan, ahora, ¿como impactan esas obras en una provincia atravesada por desequilibrios internos históricos, por ejemplo, entre el norte y el sur, o entre las zonas rurales y los grandes centros urbanos?

—Muchísimas de esas obras, además de mejorar las condiciones materiales de vida de los santafesinos, apuntan a brindar valor agregado en origen a la producción propia de nuestras distintas regiones, y con ello se constituyen en un freno a un problema que hemos sufrido históricamente: la migración de los pibes de las zonas rurales o las localidades más chicas a los grandes centros urbanos en busca de laburo. La provincia de Santa Fe es una provincia rica en materias primas, pero lo que aparece como una bendición de la naturaleza puede convertirse en un problema demográfico y social de proporciones si no apostamos a superar las actividades primarias. En este sentido puedo citar obras como la del gasoducto del NEA, las de las centrales eléctricas como la de Timbues o la de Sauce Viejo, con claro impacto en lo productivo, o un número importante de obras viales que, además de aportar a la seguridad vial, son un aliciente para el turismo regional y para mejorar la competitividad de nuestra producción: la conversión de la ruta nacional 68 entre Santa fe y Paraná en autovía, la autopista Rosario-Santa Fe, la autopista Rosario–Córdoba, entre otras.

* Agencia Paco Urondo.

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