El Canalla, que fue mucho más que su rival pero no lo supo definir, volvió a perder como local y empezó a despedirse del ascenso directo. Braghieri marró un penal y el tanto del puntero lo señaló Nicolás Castro.

No hay caso. Los hinchas de Central, que se bancaron estoicamente un nuevo descenso de categoría (el cuarto de su rica pero sufrida historia) y dieron sobradas muestras de fidelidad para con un equipo que hace rato le brinda más dolores de cabezas que alegrías futbolísticas, volvieron a presenciar una derrota -en su propio estadio- y empezaron a pensar seriamente en que, aunque cueste y duela decirlo, por ahí tendrán que padecer una temporada más en la B nacional.

Es que el equipo de Rivoira (¿seguirá?) tenía una oportunidad única para descontarle puntos a los de arriba pero sucumbió ante su gente y la dejó pasar. Es verdad que el elenco del Chulo mereció mucho más en la soleada tarde de Arroyito, pero también es cierto que en el fútbol lo único que sirve es meter la pelota -más veces que el rival- en el arco de enfrente. Y eso no lo supo hacer. Lo pudo, pero no lo supo ganar. Y lo terminó pagando muy caro.

El reino del revés

En el primer tiempo, la enorme distancia que había entre uno y otro en la tabla de posiciones, pareció no existir. Central no sólo monopolizó el dominio del balón y superó en todos los aspectos a su rival, sino que debió haberse ido a los vestuarios con una victoria parcial de, al menos, dos tantos de ventaja. Pero no supo definir la gran cantidad de chances netas con las que contó y se retiró preocupado luego del pitazo de Maglio.

En esos primeros cuarenta y cinco minutos, de los mejores que mostró el Canalla en las veinticinco fechas que se llevan disputadas del torneo, los dirigidos por Héctor Rivoira tuvieron seis chances clarísimas para abrir el marcador. Un remate de Biglieri que se fue besando el palo derecho de Guillermo Sara, un centro de Carrizo que casi termina en el fondo de la red, una seguidilla de disparos dentro del área que rebotaron en los pies del arquero visitante y del defensor Carniello, y un cabezazo de Medina que dejó temblando el travesaño.

Si a eso le sumamos que Braghieri dilapidó un penal tras pegarle violentamente y por encima del horizontal, y que a Central le anularon un tanto por supuesta posición adelantada de Biglieri, algo que de ninguna manera existió, es más que entendible la bronca de los hinchas.

Esto ya lo viví

La sensación que se respiraba en los pasillos del Gigante en el entretiempo eran dos: la convicción de que Central tenía que ir ganando cómodo, y una gran preocupación de volver a vivir pesadillas que ya se van haciendo carne en los hinchas: “seguro que en la única que tengan nos embocan”. Y pasó. No en la única que tuvo la visita, pero casi.

Hasta los veinte del complemento, el equipo del Cabezón Trullet se había dedicado a ratificar el porqué de contar con la defensa menos vencida del campeonato, y a esperar agazapado y siempre ordenado, que aparezca una rendija para ver si se podía llevar algo más que un punto de una excursión que se presentaba difícil en la previa.

Después de soportar los embates canallas de la etapa inicial, y de emparejar las acciones en el inicio de la segunda, la Crema aprovechó el quedo de su rival y encontró el premio mayor en una jugada aislada. Pelotazo largo y frontal para Nico Castro que el enganche, que había hecho poco y nada, resolvió con dos toques de calidad. El primero para dejar airado a su marcador, y el segundo para superar la salida de Broun y enmudecer al gigante de cemento entero.

Tras el gol, Trullet, que no tiene un pelo de zonzo, metió un par de variantes ultra defensivas y logró cerrar el partido gracias al orden de sus dirigidos y a la impericia, a la hora de definir, de los de camiseta azul y amarilla. Con eso le alcanzó para asegurarse la chance de seguir liderando las posiciones y para seguir firme en el camino que lleva al ansiado retorno a primera.

Rivoira, en cambio, que sorprendió con los cambios que introdujo y que no dieron resultados (ni se entendieron), sigue caminando por la cornisa y, aunque en la conferencia de prensa post derrota afirmó que sigue convencido de que puede torcer el rumbo de la historia, está cada vez más cerca de emigrar de Arroyito.

Central volvió a perder, sus hinchas se fueron nuevamente del Gigante masticando bronca y el sueño de ascender de manera directa empezó a diluirse y tendrá que conformarse con aspirar a un juego de promoción. Un premio consuelo para un pueblo que creía que el retorno a primera iba a ser un mero trámite y una utopía si es que el Canalla sigue jugando como hasta aquí.

Síntesis

Rosario Central 0: Jorge Broun; Diego Chitzoff, Nahuel Valentini, Diego Braghieri, Sergio Rodríguez; Jesús Méndez, Federico Vismara, Federico Carrizo, Martín Rivero; Antonio Medina, Santiago Biglieri. DT: Héctor Rivoira.

Atlético Rafaela 1: Guillermo Sara; Joel Sacks, Oscar Carniello, Lucas Bovaglio, Martín Zbrun, Walter Serrano; Iván Juárez, Matías Fissore, Alexis Castro; Federico González, César Carignano. DT: Carlos Trullet.

Gol: ST: 28m Nicolás Castro (AR).

Amonestados: ST: 27 Walter Serrano; 31m Lucas Bovaglio y 41m Martín Zbrun (AR). ST: 7m Iván Juárez (AR).

Cambios: ST: 21m Roberto Guizasola por Rivero (RC); 27m Jonathan López por González y 32m Guillermo Franco por Castro (AR); 34m Fernando Coniglio por Biglieri y 41m Adrián De León por Rodríguez (RC); 43m Pico por serrano (AR).

Árbitro: Carlos Maglio.
Estadio: Gigante de Arroyito.

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