Este viernes, el gobernador Hermes Binner le puso el cuerpo a las piezas más endebles de la oferta electoral del Frente Progresista, se esforzó por darles aire y visibilidad a Raúl Lamberto, cabeza de la lista de diputados provinciales y a Manuel Sciutto, primero en la de concejales.
La operación de prensa, como siempre consentida y apañada por la mayoría de los medios locales, incluyó a su calvo delfín Antonio Bonfatti, a quien el mandatario socialista brindó un soplo de optimismo que, por lo general, los favoritos no necesitan.
Acaso como correlato lógico de la ostensible decisión política del gobierno nacional de apoyar la lista del Frente Santa Fe para Todos que lleva como candidato a gobernador a Agustín Rossi, el gobernador encabezó en el bar El Cairo de Rosario una conferencia de prensa en la que exhibió los clásicos ropajes del tendero que saca de sus escaparates las mercancías menos demandadas. Las loas a Lamberto y Sciutto se asemejaron a los argumentos de un turco que quiere convencer a un cliente desconfiado de que nunca hubo mejores medias que esas que nadie quiere comprar.
Pero Binner, además de los cafecitos en El Cairo, paseó a sus pollos por los estudios de Canal 3, donde se despachó declarando que ve “muy consolidado a Antonio Bonfatti”, en el camino a sucederlo en la Gobernación. El líder socialista agregó que ve a Bonfatti “con un mensaje claro, convincente y de continuidad a los planes de obras que estamos realizando en Santa Fe”.
La vehemencia de su apología choca de frente con los rumores y encuestas incompletas que su entorno viene diseminando en redacciones y despachos proclives a no cuestionar esos vaticinios, que dan por sentado que Bonfatti le “gana cómodo” al Chivo Rossi.
El colmo de la Operación Rescate urdida por los asesores binneristas estuvo dado por la inusual ponderación de la performance proselitista del tercero en discordia, el candidato de Unión PRO Federal, Miguel Del Sel.
Ante la requisitoria de un cronista en torno de una posible “sorpresa” que permita al Midachi llegar segundo, desplazando al tercer lugar a Rossi, el gobernador respondió, sin ignorar los efectos de tamaña desmesura: “Ahí hay indicadores que pueden dar cabida a ese resultado”, sin aportar algo que respalde esa percepción ni repreguntas del periodismo para que eche luz sobre tan misteriosos “indicadores”.
Binner interpretó como “un castigo a la clase política” la adhesión que Del Sel tuvo en las elecciones primarias de la provincia, y en ese sentido sostuvo que “hay una búsqueda de alternativas ante sensaciones de que la política no acompaña las necesidades de la gente”. ¿Lo habrá dicho pensando en la gestión que viene desarrollando su propia fuerza política en la Provincia?
Republicanismo flojo de papeles
Desdeñando la historia de la Constitución de 1962, que dispone que la fuerza que gane la elección de gobernador se beneficie con una mayoría automática de 28 legisladores sobre un total de 50 en la Cámara de Diputados, Binner y sus pupilos cargaron con virulencia contra el novedoso escenario que podría darse si vence Bonfatti pero no su lista de diputados.
Pergeñada por radicales y demoprogresistas con el peronismo proscripto, la extravagante disposición constitucional mal puede ser achacada al adversario coyuntural, pero además muestra más que cualquier otro síntoma el reconocimiento del socialismo de que Bielsa y Sukerman en este momento superan en intención de voto a sus espadas más desafiladas.
Binner se manifestó preocupado ante la posibilidad de que, en un escenario de triunfo electoral de su candidato Bonfatti, el Frente Progresista no obtenga mayoría en las Cámaras legislativas: “Tuvimos trastornos con la minoría en el Senado”, comentó Binner desempolvando la relación de su administración con la mayoría justicialista en la Cámara alta.
El mandatario añadió: “Si hay una desigualdad en ambas cámaras (a favor del PJ) se tornaría muy difícil la gobernabilidad en la provincia, aunque no digo imposible”, y destacó la importancia de que el futuro gobernador pueda tener “una Legislatura que realice un trabajo coherente con el proyecto político que estamos llevando adelante”.
Olvidó que durante años, como fuerza opositora, jaqueó al justicialismo con argumentos absolutamente contrarios a los actuales, subrayando la figura de la “mayoría automática”, y sindicado a ésta como una anomalía del sistema y no como la virtud republicana que ahora esgrime.
Binner no se detiene en estos devaneos, que debe considerar pueriles, y avanzó en el apuntalamiento de una endeble pared: “Creo que la figura de Raúl Lamberto a la cabeza de la lista de diputados provinciales le va a asegurar también desde la Legislatura un trabajo coherente con el proyecto político que estamos llevando adelante al futuro gobernador”.
Y agregó, en pos de reforzar otros débiles eslabones de la oferta electoral del progresismo: “Si a esto le sumamos la candidatura de Miguel Lifschitz a la senaduría del departamento, a Mónica Fein como candidata a intendente de Rosario, y la lista de concejales que encabeza Manuel Sciutto, podemos decir que todos ellos tienen una coherencia con el trabajo que van a llevar adelante como representantes de la población en esta democracia que todos vivimos”.
En menos de diez días se sabrá si la Operación Rescate que Binner montó en el escenario territorial más incondicional con que cuenta el socialismo en la provincia –la ciudad de Rosario– sirvió para sacar del pozo a sus postulantes menos agraciados.
