La publicación analiza la experiencia guerrillera en la Argentina.
La publicación analiza la experiencia guerrillera en la Argentina.

El anuario 2011 de la revista Lucha Armada –una idea de Cacho Lotersztain, Gabriel Roth y Sergio Bufano– completa un circuito que nació en diciembre de 2004 bajo el imperativo de reflexionar sobre ese fenómeno sin la distancia académica pero sin ceder el rigor de otras publicaciones, dirigidas a un público más especializado.

Distribuida por la casa Waldhuter, este número especial nace después de la publicación de 11 ediciones periódicas que equivalen a 1600 páginas dedicadas a la revisión crítica de la violencia que arrasó al país durante los años ‘70.

A la idea original se le fue acopiando una cantidad de colaboradores y de material gráfico que excedió con creces las expectativas de los fundadores: “Es que la lucha armada se encaraba o bien desde panegíricos o desde una crítica feroz, sin ningún matiz. Y esa no era la idea que teníamos Roth (ahora retirado), Bufano y yo”, dice Lotersztain en diálogo con Télam.

Y agrega que “parecía importante, sobre ese período, crear un marco que pudiera articular criterios de reflexión a través de distintos autores, sin idealizar ni entrar en una crítica destructiva de la época y de las acciones”.

Para ese trabajo, convocaron a protagonistas y pensadores que aportaron sus reflexiones y trabajos evitando -en la medida de lo posible- el lenguaje `cifrado` de las ciencias sociales duras.

“A diferencia de los artículos académicos, pedíamos textos de lectura fácil, sin perder densidad, pero que pudieran leerse -por decirlo así- como si fueran notas de una revista. Es decir, que lo que se quisiera decir, se diga, pero de manera clara”, cuenta el director de la publicación.

La revista tuvo tanto impacto -ayudada también por su presentación gráfica- que el interés trascendió las fronteras de la Argentina y se esparció por toda América latina.

“Ante el requerimiento de varios autores de países latinoamericanos, decidimos, a partir del segundo número, ampliar la cuestión al resto del continente”, dice Lotersztain, todavía algo sorprendido.

“Y puede verse en varias cosas. En este anuario, por ejemplo, el reportaje al `Che` Pereyra muestra y demuestra cómo él se iba de la Argentina a Perú, pasaba por Bolivia, iba y venía. Esos viajes de contacto los hacía mucha gente involucrada en la lucha armada. Entonces, era difícil discernir; porque había muchas características en común entre los diversos miembros: trabajos de posta, señalización, etcétera”.

En el anuario se destaca igualmente el artículo de Hugo Vezzetti -ex rector de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires- sobre la politización de un sector del psicoanálisis -el más conservador- que se partió a raíz de las diferencias ideológicas.

“Es excelente, y por esa razón lo he conminado -tenemos ya una media palabra- a escribir una continuación el año próximo”, cuenta el editor.

“Nunca nos imaginamos que íbamos a recibir la cantidad de cartas de felicitación que recibimos; la cantidad de material que nos acercaron, ese artículo desató una reacción insólita”, destaca Lotersztain.

“Vezzetti trabaja sobre un período donde la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) deja de ser una cosa elitista, y empieza a mezclarse con la política, pero (el artículo) termina antes que esa situación produzca los efectos más notorios”.

La división entre los Grupos Plataforma y Documento (y otros menores), hay que aclarar que no se debió a diferencias teóricas respecto de la clínica psicoanalítica sino a diferencias de opiniones políticas, y a la irrupción del peronismo que saturó las capas medias de la sociedad argentina.

“Esa politización del psicoanálisis -evalúa- debe haber sido uno de los pocos casos en el mundo por su dramatismo e intensidad”.

Sin dudas, excluyendo a Francia, que discutía otras cuestiones, en ese campo, los otros países que discutían política explícita eran Inglaterra e Italia.

Por supuesto, dice Lotersztain, que “operaba un prejuicio: además de (Oscar) Masotta, hubo muchos que se tuvieron que escapar, porque todo aquel que tuviera algo que ver con la lucha armada, los militares suponíann que habían pasado por un diván”.

Finalmente, respecto de la revista “ocurrieron cosas insólitas; hay 3 mil ejemplares agotados; del número 1 hicimos dos ediciones, y las dos se agotaron”.

“Conseguimos colecciones de fotos increíbles, lo cual demuestra que esta publicación era una necesidad importante; y no hay que olvidar que (la revista) salió cuando comenzó a cambiar el clima de época”, apunta el investigador.

E insiste: “Creo que influyó el tono en que están escritos los artículos; son académicos, pero no están escritos para otros académicos en lenguaje críptico”.

Y la duda, que se intentará despejar “sigue siendo una pregunta sin respuesta: ¿por qué en la Argentina pudo darse un fenómeno como el de la lucha armada cuando ya había asumido un gobierno democrático como el de Juan Domingo Perón?”, concluye Lotersztain.

Fuente: Télam | Foto: Un Lugar en mis mundos
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