La organización Giros, que propone una ciudad diferente –luchando para que los territorios de Rosario no se concentren en pocas manos– y denuncia los negocios inmobiliarios que se realizan, le envió una carta a la intendenta electa, Mónica Fein.

Giros le propone en la catrta el diálogo a la intendenta y a la vez le anuncia que el grupo va a continuar con su militancia. Dejando en claro su disconformidad con las políticas llevadas a cabo por el socialismo en la intendencia y a la vez reconociendo que Rosario se ve mejor, el grupo le ofrece a Fein un contexto de lo que a su entender sucede en la ciudad con los terrenos.

En algunos pasajes con ironía y hasta se permiten cagarla por las contradicciones Giros le expone a la próxima mandataria de la ciudad sus logros.

Finalmente la invitan a Fein a que los llame antes de los cien días de gobierno.

A continuación la carta de Giros a la intendenta:

Estimada intendenta,

Antes que nada, felicitaciones por ser la primera intendenta mujer de esta
ciudad y por los votos obtenidos que la depositarán, en estos momentos, en
su flamante cargo.

Somos nosotros, como se dice en política, “la pesada herencia” que le ha
dejado a usted el intendente saliente. Somos una piedrita, quizá pequeña,
en el zapato de esta bonita y moderna ciudad. Somos los de allá, del norte.
Del territorio decimos nosotros.

Somos nosotros unos bichos raros, que por buena o mala suerte (usted sabrá)
nacimos y crecimos en esta ciudad, e intentamos hacer algo distinto. Y por
sobre todas las cosas, intentamos dejar de perder. O por lo menos que los
que pierdan no sean los mismos de siempre.

Pero antes que hablar de nosotros, y respetando que hoy es “su” día,
queríamos darle la bienvenida e intentar, como solemos hacer, darle una
oportunidad a la palabra.

Sabrá usted qué pesada es esa herencia que le han dejado. Sabrá usted que
hoy la ciudad, aunque “se ve mejor”, no se siente más justa. Sabrá también
que durante la larga noche neoliberal, en medio de la eterna guerra por la
tierra, se pusieron de moda, en las grandes y prósperas ciudades, los
barrios privados.

Y debe saber que fueron muchas, por no decir todas, las
ciudades de América Latina, donde los gobiernos locales avalaron, se
sumaron a la moda y se llenaron, casi de repente, de inmensos castillos
feudales las grandes ciudades liberales. Tamaña contradicción (!), usted
que es socialista sabrá.

Pero no fue una moda, o tal vez sí. Pero está saliendo cara, ya que como
sabemos, una vez que las grandes desigualdades, injusticias y dominaciones,
una vez que todos esos enemigos de la vida se territorializan, la cosa se
vuelve mucho más irreversible. Y ahí, créame, perdemos todos.

Bueno, eso es lo que pasó en todos lados y también acá. Y quizá por eso es
que nos encaprichamos con eso de no seguir perdiendo. Y por eso ponemos
nuestros cuerpos, que es lo único que tenemos los que no tenemos ni
queremos nada, para frenar las topadoras y evitar el desastre, la
privatización, los monopolios y  las corporaciones.

Eso es lo que venimos haciendo, con relativo éxito, durante los últimos 6
años. Y fue quizá también eso, lo que no le gustó del todo al intendente
saliente. Y quizá por eso es que se ha enojado con nosotros, y por eso tal
vez hace ya dos largos años que cortó el diálogo; eso que nos gusta tanto a
nosotros, con nuestro movimiento. Y así, jamás volvió a saludarnos, ni a
hablarnos, ni muchos menos a recibirnos, el intendente que se va.

Pero eso ya pasó, y aquí estamos. Después del 10 de diciembre, nosotros sí
seguimos, fuimos confirmados en nuestros cargos y seguimos y estamos
dispuestos a volver a empezar. Sin olvidar, por supuesto. Pero dispuestos a
pensar que lo que pasó, fue ya lo peor que podía pasar desde el partido de
la rosa. Y bueno, acá estamos, dándole la bienvenida a la ciudad que se ve
mejor, pero no se siente más justa. Quizá sea ese el desafío, ¿no?

Y es que Rosario tiene la cualidad, ni buena ni mala, sino cualidad, de ser
gobernada desde hace décadas por el mismo color político. Y eso nos
habilita a debatir con usted, como si debatiéramos con todas esas décadas.
Usted representa además de a usted misma, a lo que pasó en esta ciudad
durante los últimos 22 años. Con lo bueno, hay que decirlo, pero también
con estas otras cosas que para nosotros son muy importantes, trascendentes
diríamos.

Y, disculpe la digresión, no estamos hablando aquí sobre “un caso” o “un
conflicto”, defendiendo un interés específico o corporativo. Estamos
hablando de nada más y nada menos que la madre de todas las batallas: la
tierra.

Pero al mismo tiempo, la ciudad se acostumbró también a esa monocromía
política. La vota, se ve que le gusta. Pero en ese acostumbramiento, en esa
hegemonía del color, se dificultó bastante romper la quietud y proponer
nuevos debates. Fue más bien todo esto un gran monólogo. Sobre todo los
últimos 8 años. Fue, para nosotros (y tómelo con respeto) un nefasto
monólogo. Y se lo dijimos en una nota nuestra en un diario hace unos meses.

Porque eso sí, nosotros vamos de frente y todo lo que hacemos y decimos lo
hacemos públicamente.

Le decíamos antes al intendente que se va ahora, que
la gran pregunta que le debía contestar a la ciudadanía, no sólo a los
territorios que abandonó, la pregunta clave era: ¿por qué hoy, después de 8
años, la Fundación Libertad y el Grupo Rosental tienen más poder que el
ejecutivo y el concejo juntos?

Se ve que no quiso contestarla y podremos nosotros, los que venimos y
seguimos después del 10 diciembre, debatirla.

Y ese es un poco el motivo de esta carta. Avisarle que nosotros seguimos,
que somos (nos guste o no) la pesada herencia que le han dejado y que
queremos dialogar.

Que no estamos dispuestos a seguir perdiendo, que hacemos borrón y cuenta
nueva pero que no olvidamos lo años de silencio, mentira, ocultamiento,
desalojos y violencia.

Que aquí estamos a esperas de ser convocados a sentarnos en una mesa a
debatir y a encontrar alternativas y, si se puede, soluciones al conflicto
más largo, más genuino y más esperanzador que recuerde la ciudad de Rosario
en los últimos tiempos. Y que no confundimos sentarnos a debatir con
sentarnos a claudicar o a aceptar. A debatir. A eso es a lo que estamos
dispuestos.

Esperamos encontrar en su gobierno la misma predisposición, porque como
decimos siempre, el tiempo lo complica todo. Del otro lado hay inmensos
intereses que están dispuestos a todo para no perder sus privilegios. Y por
lo general, en las desparejas disputas territoriales que se libran, se
llena de sangre nuestra la tierra de ellos.

Ya habrá tiempo, esperamos, para entrar en detalles y poder contarle cómo
un solo grupo económico concentra hoy 1444 hectáreas, el 9 por ciento del total de la
ciudad. Ya habrá tiempo para contarle cómo se generó una burbuja
especulativa (de esas que hoy en el mundo se caen a pedazos) con la tierra.
De cómo un mecanismo que parecía innovador como el convenio público-privado
se convirtió en una gran y aceitada maquinaria de privatización y
corrupción pública y también privada, etc., etc.

Y si quizá queda algo de tiempo, contarle también cómo nosotros desde el
territorio, venimos construyendo una alternativa. Contarle como fundamos
escuelas, construimos casas, hacemos producir la tierra, etc., etc., etc.

Contarle cosas que quizá usted no conozca. ¿Sabe por ejemplo que con sólo
30 tambos como el nuestro, la ciudad se autoabastece de leche para todos?

Ciudad Futura se llama y la idea es que venga a reemplazar al paradigma de
la ciudad para pocos. Y que al mismo tiempo resuelva tres de los grandes
problemas de las ciudades del siglo XXI: la tierra y la vivienda, el trabajo y
los alimentos. Una disputa de modelos en definitiva. Porque creemos
nosotros que la política no es sólo resolver problemas sino hacer una
sociedad mejor. Y para empezar hay que afectar intereses. Y en eso creemos
que no nos pudimos poner de acuerdo en estos años.

Ah, y de nada por haberle dejado a usted y a su futuro gobierno la ciudad
sin más fronteras internas, sin más barrios privados para el futuro. Tómelo
como un regalo de bienvenida, como nuestro aporte a esa sociedad mejor. Ya
no va a tener que lidiar más usted con esos mismos de siempre que
pretenden, vaya a saber uno bajo qué derecho, cerrar una porción de la
ciudad y hacer otra dentro de esta. De nada por eso. Lo hicimos porque
queríamos, y tanto lo queríamos que fue esta, la nuestra, la suya, la
primer ciudad del mundo en animarse a terminar con esa cosa tan injusta
llamada barrios privados.

Quedan si nuevas formas de privatización. ¿Qué le vamos a contar? Si lo
vivimos diariamente.

Por eso esperamos el llamado, en lo posible dentro de lo que ustedes, los
gobiernos, denominan “los primeros 100 días”.

 

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