Máscara de Guy Fawkes - Anonymous
Para Blejman lo del martes no fue del “tipo de cosas que Anonymous hace”.

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Pese a la desmentida de Casa Rosada sobre el supuesto hackeo a su sitio web, algunos medios persisten en afirmar el éxito de la Operación Quirófano (#OpQuirofano) lanzada por Anonymous Argentina a través de redes sociales como Facebook y Twitter este martes y cuyo objetivo era  bloquear las páginas oficiales de Presidencia y Cámara de Diputados ante un presunto cierre de la importación de medicamentos. El experto en nuevas tecnologías, Mariano Blejman, brindó su visión sobre el espíritu de la operación.

La maniobra fue replicada por varios medios de comunicación y decretado su efectivo triunfo hasta que desde la Secretaría de Comunicación Pública de Presidencia salieron a desmentirlo y afirmaron que el sitio permaneció “en línea sin alteraciones en su contenido”.

El comunicado acusó puntualmente al diario La Nación de haber lanzado “erróneamente en su versión online que el sitio web de Presidencia (www.casarosada.gov.ar) había sido bloqueado por una organización hacker”.

Pronto la primicia fue reproducida en otros portales de noticias, los cuales se rectificaron oportunamente tras la desmentida oficial; excepto por el periódico de don Bartolomé Mitre y del Gran Diario Argentino, el cual este miércoles insistió en el cometido cumplido de la red internacional de cyberactivistas en un artículo titulado: “Hackean la página de la Casa Rosada”, aunque en su último párrafo aclarara que: “Al cierre de esta edición, las páginas que sufrieron los ataques ya funcionaban bien”. Por su parte, La Nación aún no rectificó su “carne podrida”.

Para Blejman, editor de Cultura Digital de Página 12 y panelista invitado en el lanzamiento del nuevo diseño de Redacción Rosario el pasado abril, lo sucedido este martes fue “una operación política”.

En diálogo este miércoles con el programa de Radio Nacional Rosario, Aire Público, explicó que las acciones de este colectivo anónimo “tienen que ver más (con repudiar) las restricciones al libre flujo de la información y al acceso a fuentes y la libertad de expresión”. “Me pareció más una operación política; no es el espíritu del tipo de cosas que Anonymous hace”, aseveró.

“Anonymous como colectivo es bastante curioso por su forma de trabajo y participación”, explicó y detalló: “Es una organización de gente que en algún momento decide que hay algo que no le gusta y estimula a otros a que estas páginas no funcionen a través de una técnica de activismo que se llama DDOS (por sus siglas en inglés que significan Denegación de Servicio): muchas computadoras demandan tráfico a un mismo sitio y ese sitio se cae porque no lo soporta”.

En tal sentido, Blejman llamó la atención sobre la cantidad de personas que se requiere para llevar a cabo este tipo de intervenciones: “Vos necesitás mucha gente para que se empiece a usar un programa que baja las direcciones de Internet”. “El tema es ver qué tipo de poder de convocatoria tiene una acción encarada que decide la marcha de Anonymous y hasta qué punto eso se usa para cualquier tipo de intereses”, ponderó.

“Es un poco raro entender exactamente quiénes (conforman esta famosa red de web-militantes) porque cualquiera puede decir yo soy Anonymous”, añadió y aclaró: “No lo llamaría una agrupación de hackers, Anonymous tiene una historia larga que empezó contra la cientología y tuvo su momento de esplendor cuando salieron a bajar Visa y Mastercard”.

Finalmente, el responsable del suplemento NO, subrayó la diferencia entre los conceptos “hackear” y “crackear”; el primero “tiene que ver con el aprendizaje, con comprender cómo funcionan los sistemas para descubrir su interior”, en tanto que el último viene del verbo en inglés “to crack” que significa romper. Los llamados crackers o rompedores usan su conocimiento con fines maliciosos e incluso ilegales.

Pese a esta distinción, Blejman enfatizó el uso que de ambos conceptos hacen los medios de comunicación: “Se mete todo en la misma bolsa. La cultura hacker tiene otra ética y los medios la criminalizan”. En una última reflexión, para el hacker-periodista, ello se relaciona con “la idea de que todos aquellos que quieren entender cómo funcionan las cosas son peligrosos”.

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