Este martes se dio a conocer una de las reformas más esperadas del gobierno de Raúl Castro: a partir de 2013 los cubanos que deseen salir de la isla lo podrán hacer con su pasaporte y el visado del país de destino. Ya no se necesitará la presentación de una carta de invitación ni hacer el trámite de la “carta blanca” que necesitaban los ciudadanos caribeños para salir del país.

Este anuncio fue efectuado por el Ministerio de Exteriores de la Isla y publicado en el diario Gramma, órgano oficial del comité central del partido comunista cubano. La medida –según detalló el comunicado de Cancillería– empezará a correr a partir del 14 de enero del año próximo y extiende, además, de 11 a 24 meses el permiso de estancia en el extranjero.

No obstante, se aclara a un mismo tiempo que “paulatinamente se adoptarán (nuevas) medidas” para evitar el “robo de talentos” y “preservar el capital humano creado por la Revolución”.

“La actualización de la política migratoria tiene en cuenta el derecho del Estado revolucionario de defenderse de los planes injerencistas y subversivos del gobierno norteamericano y sus aliados”, advirtieron; en tanto que la editorial del Gramma recomendó no escindir el análisis que se haga de la problemática migratoria cubana de “la política de hostilidad que el gobierno de los EE.UU. ha desarrollado contra el país por más de 50 años”.

Para el gobierno cubano, fueron las “campañas mediáticas diseñadas y dirigidas por el gobierno de los Estados Unidos” las que han sembrado la confusión en la opinión pública internacional y en la Isla misma, e incluso cobrado no pocas víctimas. De este modo, “las nuevas medidas migratorias anunciadas por decisión soberana del Estado cubano, no constituyen un hecho aislado, sino que se inscriben dentro del proceso irreversible de normalización de las relaciones de la emigración con su Patria”.

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