Carlos Pecho Acosta.
Carlos Pecho Acosta.

Una crónica del encuentro “Libres por los Pueblos Libres», en homenaje al Bicentenario del Congreso de los Pueblos Libres, el fin de semana pasado en Paso de los Libres.

“En la historia figuran los generales, oficiales y las autoridades, pero la revolución y los cambios los hace el pueblo con conciencia. Por eso buscamos recuperar la memoria y socializarla”, dice Carlos Pecho Acosta, un histórico luchador social de la correntina Pasos de los Libres. El fin de semana pasado, a unos 4 kilómetros al noroeste del centro de la ciudad que crece al borde del río Uruguay y el puente internacional que la Uruguayana, (estado brasileño de Rio Grande do Sul), vecinos de un humilde barrio calentaron su pasado y presente. “Somos correntinos y con sangre guaraní, por eso homenajeamos al comandante Andrés Guazurarí” , explica Pecho, como lo llaman todos.

El encuentro “Libres por los Pueblos Libres», convocado en homenaje al Bicentenario del Congreso de los Pueblos Libres fue realizado el 11 y 12 de julio último, en la Plazoleta Andresito Guazurarí, del Barrio 508 Viviendas. Con mesas de debates, proyección de películas, paneles con materiales históricos.

Una asamblea

“Al oír hablar del tema en el programa Yayetopa (encuentro), de LT12. Me acerque a ellos con la idea de proponerles hacer, no un evento, sino una asamblea, como las que hacían los guaraníes. Sería un espacio para discutir y compartir temas sobre Andresito y los Pueblos Libres”.

“Se trata de recuperar la memoria de Andresito y del barrio. Y eso fue bien recibido por diferentes grupos, es importante reconocer que el bien común es superior a lo de cada uno, a su partido, religión, formación. Todos estamos juntos en la idea del bien común, y en Andresito y Artigas encontrarnos esa preocupación”, sostiene el compañero Pecho Acosta.

“También me comunique con otras instituciones relacionadas al tema, los de ATE me conectaron con su compañero de sindicato e investigador, Juan Gómez, autor del libro que presentamos. Además, ya conocía, por compartir una toma del profesorado de historia que querían cerrar, a los miembros de una lista de ese Instituto Superior del Profesorado, que lleva el nombre de Andresito. Con todos ellos trabajamos, y con colaboración de Carlos Obregón, quien fue secretario de gobierno y presidente de la vecinal del barrio, impulsor del nombre de la plazoleta”, explica.

La tropa

Y el Pecho Acosta se le arrimaron, desde sus jóvenes compañeros de la Comisión por la Memoria, la Verdad y la Justicia, a una tropa de anónimas, simples, humildes y solidarias personas. Ahí en la plaza estaba: Martín dos Santos, cocinero popular del grupo “Palo y palo”, quien prepara el locro para el almuerzo criollo, y es un trabajador de la arrocera que con su licencias a principio de agosto asiste a los guríses de los parajes con sus guisos y chocolate. También anda a las risas y ruidoso entusiasmo don Coco Rodríguez, vecino del barrio y promesero de la Virgen de Itatí, jinete que con otros “gauchos sin fronteras”, como se dicen, recorren la región apoyando trabajos solidarios. Además, y entre otros pobladores del barrio, también anda luciendo las típicas ropas y banderas de Artigas, Luis Samite, hombre de “doma india”.

Con la bandera de la agrupación Andresito, trabajadores y dirigentes de ATE Corrientes, como su delegado gremial, Rubén Ojeda, le dan leña a un lechón, mientras enfrían el blanco y preparan la carpa más grande donde se realizan las charlas.

También participan, y como uno de los grupos organizadores, los miembros de la fundación Yayetopa (Encuentro, que trabaja para rescatar y preservar “nuestro patrimonio cultural correntino y regional”); el Ateneo de Lengua y Cultural Guaraní, regional Ituzaingó; el Instituto de Formación Docente Profesor Agustín Gómez y vecinos, además de autoridades, como el director de Cultura de Paso de los Libres, Ramón Blanco.

Fin de semana salvaje

El sábado abrió la jornada con la proyección del documental Buscando al Comandante Andresito, dirigido por Camilo Gómez, con guión y producción de José Arnaldo Gómez. También, la lengua guaraní fue principal protagonista del encuentro, desde los saludos y charlas en esa lengua, a la presentación de Jorge Román Gómez, profesor del ancestral idioma y graduado en el Ateneo de Lengua y Cultura Guaraní de Educación Superior del Paraguay, director de la Regional Ituzaingó y profesor de música, con cierta tendencia al chamamé.

Allí se explicó que el apellido de Andresito: Guacurarí, no tienen significado en guaraní. Pero la palabra “guasú rarÿ” proviene de “guasú”: grande y de venado; mientras “rarý”: es arisco, veloz. El profesor explicó que “el chamán o payé pone su mano sobre la cabeza de un recién nacido y, le pone el nombre según qué siente en ese momento. Andresito es un grande de la historia guaraní que actuaba con la rapidez, recelo y conocimiento del territorio que tenía el venado”.

Gómez, hace dos años que organiza el curso de la lengua y proyectan abrir el profesorado: “Nosotros militamos por la cultura guaraní, mandamos profesores a los pueblos, vamos cuando rinden materias y trabajamos con el Instituto Superior de Paraguay”.

Ya el domingo, se realizó la colocación de la Piedra Fundamental para el futuro Monumento al Comandante Andrés Artigas. Luego del almuerzo criollo y las mateadas, con sones de chamamé, se presentó el libro «Andrés Guacurarí y Artigas, Comandante Guaraní de los Pueblos Libres», de Juan González, y “La gloria y el olvido. General José Francisco de San Martín, Comandante Andrés Guacurarí y Artigas», de Víctor Hugo Torres, y con la participación del profesor Miguel Ángel Villalba, coordinado por la magister en Historia, Alejandra Mumbach.

La vecinal del 85

“Éramos nueve hermanos y a la siesta, el viejo nos hacía leer una historia argentina del libro de Ricardo Levene, nos íbamos turnando. Conocí así Andresito y a su lucha, me entusiasmó el tema y lo seguí”, dice Carlos Obregón, un vecino de larga tradición política.

“Este barrio fue creado durante la dictadura e inaugurado en 1983. El nombre indica la cantidad de casas que se levantaban, cuando aquí terminaba Libres”, relata.

“Hoy, es toda una nueva ciudad y hay más de 4.500 la viviendas. En el 83, recién casado, y con 28 años, me inscribí para ocupar un inmueble y salimos beneficiados, trabajaba en un bowling y fue secretario de gobierno del municipio, eran épocas del gobierno autonomista de Pocho Romero Feris.

“Pero al llegar al barrio supimos que no teníamos agua, colectivos, asistencia médica, escuela, guardería, correo y tampoco policía. Ahí nomás formamos una vecinal y fui elegido presidente por unos 15 años. Había nacido en La Cruz, y siempre milité”, cuenta el vecino que tras dejar la secretaría de gobierno también en 2002, fue concejal en el 87 y diputado provincial en el 97.

“Creamos una comisión vecinal, que luego fue sociedad de fomento, logramos tener hasta cuatro ómnibus para transporte urbano de pasajeros, que utilizaban los socios de la sociedad de fomento, que pasamos a conformar. También levantamos una guardia médica y ya se levantó una escuela, puesto policial, teléfono, cable de televisión y un polideportivo”, recuerda.

“Con ayuda del profesor Juan luis Savoini, vecino y profundo historiador, pude presentar el proyecto al Concejo Deliberante de Libres, y en 1985 autorizan que levantamos un monumento a Andresito en la plazoleta. Fue de tres metros y lo creó el escultor Ramón Castillo, quien dos años luego también elaboró otro en la ciudad de La Cruz, a pedido de mi padre , quien era el intendente”, añade.

“Con el tiempo -continúa- otros gobiernos nos sacaron los colectivos y hasta bajaron la estatua de Andresito, que de a poco se destruyó. Muchos no conocían la historia, estaba callada y no entendía que yo defendiera a un indio, ya que tengo raíz conservadora”.

“Sólo pudimos salvar la cabeza de la obra, la que hoy se ve en la plaza y junto a la cual se puso la piedra fundamental de la nueva escultura a levantar”, explica Obregón, quien sigue viviendo en el barrio y tiene dos estaciones de servicio.

El cambio solidario

Y Pecho Acosta, sostiene: “El monumento se destruyó porque no había una conciencia del pueblo de que verdaderamente Andresito era un héroe popular. Nosotros creemos que hay que socializar las ideas, el verdadero cambio y la mejora de la vida la hace el pueblo solidariamente”.

“Por eso las luchas son colectivas, como cuando nos formamos como vecinos autoconvocados y cortamos el puente internacional para exigir mejoras en los servicios del barrio, o lo del profesorado que antes mencionamos”, remarca.

“Siempre fui un luchador social, mi hermano fue secuestrado y desaparecido dos días antes del golpe de Estado del 76, y desde entonces fui militante de organismos de derechos humanos y organizaciones populares”. Su hermano, Héctor Pata Acosta, cursó la secundaria en la Escuela Normal de Paso de los Libres, fundó y fue secretario del primer centro de estudiantes de ese establecimiento. Era militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y tenía 22 años, cuando fue secuestrado en su casa por un grupo miembros del Servicio de Inteligencia 123.

En esa larga pelea por la identidad colectiva, el veterinario Pecho Acosta afirma que “recuperar la identidad es también recuperar la historia”. “Somos personas que luchamos para que el pueblo se instruya, conozca y tome decisiones acertadas que lleven a vivir en libertad, al buen vivir”, sugiere.

En ese marco, resalta la tarea del Ateneo de la Lengua Guaraní de Ituzaingó: “Nunca pudo ser borrado el idioma, está vigente y debe ser de enseñanza obligatoria, como fue reglamentado en la provincia. La cosmovisión guaraní habla, como en el caso de Evo Morales, de la vida en concordancia con la naturaleza, no en explotarla, en defender la propiedad comunitaria y no la privada. También vemos en el proyecto artiguista de los Pueblos Libres una política de reconocimiento y respeto por las comunidades originarias, como lo expresaba también San Martín y Belgrano”.

El fogón criollo convierte a un tanque hecho horno y del que brota humo de leña cocinando a un marrano. Hay mesas con tintos que hacen precalentamiento Patas de chancho, maíz, calabazas y otras mágicas pociones son hervidas en enormes ollas, a orillas de las cuales rema al locro un paisano del grupo Palo y Palo, sobre el fuego de la memoria y la huella de la identidad.

Nota publicada en la edición 204 del periódico el eslabón

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Un comentario

  1. Tomás Miller

    21/07/2015 en 4:06

    Tal vez se acostumbra escribir Guazurarí con «c» porque en portugués la letra es «ç» (c con una colita abajo), que se pronuncia «s» o «z».

    Responder

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