Foto: Franco Trovato Fuoco
Foto: Franco Trovato Fuoco

El Gato Moncholo, popular personaje de una tira gráfica local publicada vía Facebook, tiene su versión en libro. Su autor relató los orígenes y actualidad del irreverente felino.

Los diarios rosarinos, tanto El Ciudadano como La Capital, solían lucir viñetas de humoristas gráficos locales en sus contratapas. Pero mientras que el primero –con su histórica política de vaciar la redacción de trabajadores– cesó de publicarlas, el segundo cedió en su totalidad el espacio a los radicados en Capital, Nik, Sendra y Quino, y mudó a retiro de contratapa y en escala de grises, a los chistes de los locales Dachi y Freddy. Por lo tanto, los medios de los que se valen los humoristas gráficos de la ciudad para exhibir su trabajo son las publicaciones editoriales de mediana o pequeña tirada como este pasquín, blogs, pero sobre todo redes sociales, de las cuales Facebook encabeza la lista sin un competidor cercano.

De este fenómeno surge El Gato Moncholo, tira semanal de Pein, publicada en la página de Facebook “Las Aventuras del Gato Moncholo”. La creación de Pein –quien prefirió preservar su identidad– rompe no sólo con los cánones de las buenas costumbres, sino con el del tecnicismo en el dibujo, ya que está realizado en su totalidad con Paint –originalmente Paintbrush–, clásico y rudimentario programa de ilustración digital que acompaña las versiones del sistema operativo Windows desde mediados de los ochentas.

“El gato surge en un momento que estaba muy saturado y mandé todo a la mierda; trabajaba en un centro de copiado donde me explotaban mal y en una semana dejé el laburo y a mi pareja, con la que también estaba muy mal. Quedé sin un mango, me empezó a prestar plata mi hermana, viví catorce meses sin trabajar porque no conseguí nada y ahí empecé a dibujar mucho más tiempo del habitual. Un día hice la primera viñeta para burlarme de una de Gaturro que había posteado mi hermana, lo subí a mi perfil y tuvo muy buena repercusión. Entonces seguí con una parodia de Liniers, una de Beas y creé una página,  y en unos meses se volvió viral”, relató el humorista.

La página de El Gato Moncholo tiene más de 30 mil seguidores y cada publicación es replicada cientos de veces, comentada y celebrada con miles de “me gusta”. Al ser consultado sobre la popularidad de la tira, Pein dijo: “No tengo idea, pero supongo que es porque genera identificación, muestro los aspectos más cínicos de las personas, él dice lo que la gente no se anima a decir. El gato moncholo es constantemente humillado, siempre toma de más y a la mina siempre se la lleva otro. Es un personaje muy autobiográfico, pero toma lo peor de mí, mis peores historias, los buenos aspectos no hacen reír a nadie”.

La nueva ola
“Soy parte de una oleada punk, gente independiente que no sabe dibujar. Es punk en tanto se trata de ilustradores que, como los músicos de punk, no tenían el virtuosismo para tocar un instrumento pero querían transmitir un mensaje. Yo no sé dibujar, si ahora salen los trazos mejor es porque después de 150 historietas dibujando el mismo gato es imposible que no sea mejor que el primero, pero si me das una hoja y me decís que dibuje un perro no sabría hacerlo. Yo trato de transmitir una idea con los materiales que tengo a mano”, aclaró el ilustrador.  

“Hay una corriente de humoristas ácidos que publican en medios grandes, como Gustavo Sala (Página 12 y Los Inrockuptibles) –continuó–, pero él es dibujante, en cinco segundos hace lo que quiere. Pero el no dibujo le da ese toque gracioso, hasta tierno, que genera atracción. No uso sombras, casi no hay fondos, el gato no tiene dedos ni pelos, trato de ser lo más minimalista posible. A veces lo hago tan rápido que sale con errores de ortografía y gramática”.

Boom
“El libro lo hicimos para presentarlo en la Crack Bang Boom (Convención Internacional de Historietas de la Ciudad de Rosario). Montamos un stand en el que había varios proyectos, entre ellos el Japón Post, fanzine del que participo. Es una producción independiente, pusimos plata entre un par de amigos para editarlo, no tiene ni ISBN, nos enteramos qué era cuando lo llevamos a las librerías para que lo vendan. Me ofrecieron publicarlo por una editorial de Buenos Aires, pero preferí hacerlo entre amigos. En la convención nos fue re bien, vendimos un montón”, contó Pein.

“Un flaco de Buenos Aires me mandó una foto de que se había tatuado El Gato Moncholo” y “Lucas, dibujante de El Cazador, se sacó una foto con el disfraz del gato que llevé a la convención y me dijo que iba a incluir al personaje en uno de sus comics”, se ufanó.

Agenda
“El Gato no hace partidismo, pero a veces aborda la actualidad, siempre que puedo trato de tocar temas de cosas que pasan en el país, pero no siempre se puede. Al gato un día lo ves contra  Macri, otro contra la inflación. Le doy a todos por igual” sentó postura el historietista.

En papel
Las aventuras del Gato Moncholo se consigue en El Pez Volador (San Lorenzo 983), Buchín (Entre Ríos 735), Mal de archivo (Moreno 477), Club editorial Río Paraná (Catamarca 1427, local 12) El juguete rabioso (Mendoza 784) y Bon Scott (Ricchieri 131).    

Publicado en el eslabón 211

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