Los gauchos orientales vuelven cada año a la Meseta de Artigas, sobre el río Uruguay, departamento de Paysandú, zona del asentamiento de Purificación, sede del gobierno de los Pueblos Libres.
Los gauchos orientales vuelven cada año a la Meseta de Artigas, sobre el río Uruguay, departamento de Paysandú, zona del asentamiento de Purificación, sede del gobierno de los Pueblos Libres.

“Es imposible conocer a (José Gervasio) Artigas sin conocer el territorio del sistema artiguista, sin llegar a sus ríos. No se alcanza con estudiar al héroe, hay que analizar al artiguismo, ahí se pone en juego el concepto de los Pueblos Libres, con sus puertos, aduanas, ríos. Allí se palpa ese sistema igualitario, entonces se puede comprender esa lógica geográfica, algo muy contundente”, dice Eduardo Nocera al repasar el trabajo que durante cinco años le tomó seguir la huellas del revolucionario.

“Paisanos, historiadores locales, hombres de a pie, gente apasionada con la historia o preocupados por dar una mano al viajante, me ayudaron en esta treintena de viajes realizados. Algunos eran por dos semanas, un mes y medio en verano, en la vacaciones de invierno de la docencia. Pude así llegar hasta lugares cercados y que son de privados y difícil acceso”, explica.

“Al adentrarse en esos pueblos de la Liga Federal, aparecen villeríos, caseríos y territorios muy lejanos. Se trata de poner el cuerpo y palpitar la historia en esos lugares donde se produjeron célebres enfrentamientos, acampes o proclamas. Es una forma de aprender esos paisajes y aromas al salir del escritorio, el gabinete”, resalta el autor de Quién es Artigas. Viajando tras sus pasos, un profundo libro que se puede adquirir en http://cor.to/artigas. “Armaron un gigantesco PDF, de unas 2.400 páginas, que cuesta 10 dólares y se puede bajar a la compu, celular o imprimirlo por partes. La idea es que sea popular el acceso, salió solo en versión digital y en marzo de 2016 se editará también en papel”, explica el periodista, historiador y profesor de Historia Argentina en la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM).

En su recorrer por Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Santa Fe, Río Grande do Sul, y la Banda Oriental, en cada pueblo fue registrando historias y relatos que no suelen entrar en las investigaciones académicas. “Me topé con decenas de descendiente de Artigas, visité muchos museos, archivos y organizaciones que proclaman el artiguismo”, reseña.

Mapas con vida

“Al ver los mapas de la Liga Federal, se ve que no está limitado en manera definitiva por esas provincias, se quería sumar entonces a Salta y Santiago del Estero. Por eso, al recorrerla el historiador se nutre con los relatos de los historiadores regionales, los cronistas que tiene cada pueblo”.

“También en ese gran territorio artiguista hay que incluir al Paraguay, en el Reglamento Aduanero siempre se cita a esa zona, era fundamental la tierra de la yerba, el tabaco y su río Paraguay. Muchos pensamos que si Artigas hubiera podido fundir al Paraguay a la Liga Federal, otra sería nuestra historia”.

“Como un aventurero también es bueno moverse en estos seguimientos, pero claro que eso sólo se puede hacer sobre la base del estudio”, advierte. «En el andar y pasar de un país a otro, con el tema del idioma y los cambios de moneda y cultura, se comprende lo que significó para la zona que cayera el proyecto artiguista que articulaba a la región”, resalta.

“Al recorrer ese amplio territorio uno convive con los actores sociales de la región, con las genuinas expresiones de la presencia originaria, afro y de quienes son aún perseguidos. Se nota la idea de emancipación de los pueblos y la de mantener la reunión sobre las bases confederativas”. “Hay una lógica que se vivencia desde el cuerpo humano, en las praderas orientales se produce un reencuentro con temas que sentimos pero que nos ocultaron y silenciaron”, advierte el autor del ensayo periodístico e historiográfico El Plan de Operaciones en marcha. Más allá de Mariano Moreno (2010, Del Nuevo Extremo).

Sobre esa geografía que hermana al territorio que fue dividido por las políticas británicas y los socios menores locales, Nocera remarca que “esas enormes manchas verdes orientales hermanadas a la pampa refuerzan la idea de comunión, se respira al federalismo artiguista, el único modelo de integración”.

“La soberanía de cada uno de estos pueblos está en recuperar los antiguos fueros para que cada comunidad pueda regirse sin separarse de la Federación. Allí entonces, se comprende la necesidad de un mercado común regional y en el Reglamento para la campaña, impulsado por Artigas”, indica.

Entonces, sostiene Nocera: “El proyecto de Artigas sigue poniendo en jaque al modelo explotador y extractivo. Por eso fue maltratado en vida y en la historia, por la mirada sarmientina fue denominado como el Rey de la barbarie, pero él tenía una jefatura carismática, establecía cierto patrones de conducta. Pero Artigas no era un jefe jerárquico, se siente como uno más, el que aprende de todos y no hace gala de un título. Además, fue cambiando y madurando, conoce más al paisano, al indio y al negro escapado de la esclavitud”.

El otro

En su trabajo, Nocera deja oír las voces de esos gentíos, sus relatos sobre el pasado y esas tierras. “Creo en el testimonio del otro. En Salto fui a la casa de un hombre, Leonel Leite, un tataranieto de Artigas y persona de pocas palabras. Pero es también quien atesora una talla de madera de ceibo. Era una imagen de San Ramón que acompañó a Artigas en el histórico éxodo de los orientales”, cuenta el investigador, también vicepresidente del Instituto del Ideario Artiguista (IIDEART) y miembro adjunto del Instituto de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego.

“Como Artigas, de alguna forma, también fui de fogón en fogón. Y se corrió la voz sobre que yo andaba buscando cosas. Entonces me contaban y mostraban pertenencias que tienen en la casa guardadas y que se relacionaban con Artigas, como esa reliquias. También esa marca del artiguismo explica esa memoria colectiva de pueblos y regiones, esa identidad de pueblos y regiones”, agrega.

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